ELECCIONES EN CATALUNYA
Catalunya se enfrenta hoy a unas elecciones calificadas por unanimidad como las más importantes del país en las últimas tres décadas. Unos comicios que, según las encuestas, reforzarán en el Parlament una mayoría soberanista a favor del derecho a decidir.
Beñat ZALDUA | Barcelona
Se acabó la campaña. Los candidatos recuperarán su voz, los periodistas perderán sus ojeras, las calles cambiarán la propaganda electoral por las también discutibles luces navideñas y los efímeros escenarios de cartón piedra pasarán a mejor vida. Todo para dar paso al veredicto de las urnas, en las que hoy cinco millones de catalanes decidirán quien gobernará los próximos años y, sobre todo, empezarán a dibujar el futuro que quieren para su país.
No ha sido un campaña ordinaria, como tampoco lo es el contexto en el que vive Catalunya desde la Diada. Según los indicadores de los que se disponen, parece que la participación tampoco será la habitual, ya que el voto por correo ha ascendido un 45% respecto a las elecciones del 2010.
Como explica Jordi Muñoz en el análisis contiguo, tras la manifestación independentista de 1,5 millones de personas del 11 de setiembre y el posterior portazo de Madrid a la propuesta del pacto fiscal, Mas planteó unas elecciones plebiscitarias en una posición ventajosa, al erigirse como único representante válido de Catalunya frente al Estado. Sin embargo, los desahucios y la huelga general irrumpieron con fuerza en la primera semana de la campaña, introduciendo un debate social en el que precisamente son CiU y PP quienes más tenían a perder.
Pero la campaña ha vuelto a dar un giro en la última semana, tomando un aire enrarecido después del «borrador» policial publicado por «El Mundo», en el que se acusaba a Mas, Pujol y otros dirigentes convergentes de corrupción, dentro de la trama del «caso Palau». La torpe filtración ha tenido, como mínimo, tres efectos, todos ellos favorables a las opciones de CiU: ha demostrado que los poderes del Estado están dispuestos a ir muy lejos en la ofensiva contra el proceso soberanista catalán, ha vuelto a poner el debate nacional en el eje de la campaña y, tras la desacreditación de las acusaciones contra Mas, ha permitido al candidato a la reelección volver a aspirar a la mayoría absoluta.
Las últimas encuestas, publicadas después de la huelga general y la irrupción de la temática de los desahucios, dejaban a CiU lejos de los ansiados 68 diputados que marcan la mitad más uno en el Parlament. Sin embargo, según señalaron ayer varios comentaristas, las encuestas internas realizadas por la federación nacionalista y por el PP dejarían a Mas muy cerca de la mayoría absoluta.
Claves para analizar los resultados
A las 20.00 horas se emitirá el primer sondeo a pie de urna. Todas las miradas se dirigirán a valorar el alcance de la mayoría obtenida por CiU, pero hay muchos más elementos que hará falta tener en cuenta. En primer lugar, habrá que sumar los diputados de CiU, ERC, ICV-EUiA, CUP -podrían entrar- y Solidaritat -podrían no entrar- para observar hasta dónde llega el arco parlamentario favorable al derecho a decidir.
Las últimas encuestas dejaban esta suma cerca de los 90 diputados, cifra clave que marca los dos tercios de un Parlament con 135 escaños.
Además, la segunda plaza ha generado una lucha abierta entre el PSC -del que se espera un descalabro sin paliativos-, el PP y, como invitado de última hora, ERC.
Sobra decir que no será lo mismo para el futuro del proceso soberanista en Catalunya que el líder de la oposición sea la candidata popular, Alicia Sánchez-Camacho, o el republicano, Oriol Junqueras. En este sentido, será interesante observar si los diputados que pierda el PSC engordan las filas soberanistas o las unionistas.
En último término, pero no menos importante que los citados anteriormente, las urnas decidirán mañana si las expectativas creadas entorno a la CUP-AE se ratifican y consiguen representación en su primera participación en unas elecciones parlamentarias. La candidatura encabezada por el periodista y activista social David Fernández ha generado una gran ilusión durante las últimas semanas, tanto en el ámbito de la Esquerra Independentista como en numerosos movimientos sociales de todo el territorio y algunas encuestas llegaban a darle posibilidades de poder constituir grupo parlamentario propio.
Catalunya se enfrenta hoy a unas elecciones calificadas por unanimidad como las más importantes del país en las últimas tres décadas. Unos comicios que, según las encuestas, reforzarán en el Parlament una mayoría soberanista a favor del derecho a decidir.
Beñat ZALDUA | Barcelona
Se acabó la campaña. Los candidatos recuperarán su voz, los periodistas perderán sus ojeras, las calles cambiarán la propaganda electoral por las también discutibles luces navideñas y los efímeros escenarios de cartón piedra pasarán a mejor vida. Todo para dar paso al veredicto de las urnas, en las que hoy cinco millones de catalanes decidirán quien gobernará los próximos años y, sobre todo, empezarán a dibujar el futuro que quieren para su país.
No ha sido un campaña ordinaria, como tampoco lo es el contexto en el que vive Catalunya desde la Diada. Según los indicadores de los que se disponen, parece que la participación tampoco será la habitual, ya que el voto por correo ha ascendido un 45% respecto a las elecciones del 2010.
Como explica Jordi Muñoz en el análisis contiguo, tras la manifestación independentista de 1,5 millones de personas del 11 de setiembre y el posterior portazo de Madrid a la propuesta del pacto fiscal, Mas planteó unas elecciones plebiscitarias en una posición ventajosa, al erigirse como único representante válido de Catalunya frente al Estado. Sin embargo, los desahucios y la huelga general irrumpieron con fuerza en la primera semana de la campaña, introduciendo un debate social en el que precisamente son CiU y PP quienes más tenían a perder.
Pero la campaña ha vuelto a dar un giro en la última semana, tomando un aire enrarecido después del «borrador» policial publicado por «El Mundo», en el que se acusaba a Mas, Pujol y otros dirigentes convergentes de corrupción, dentro de la trama del «caso Palau». La torpe filtración ha tenido, como mínimo, tres efectos, todos ellos favorables a las opciones de CiU: ha demostrado que los poderes del Estado están dispuestos a ir muy lejos en la ofensiva contra el proceso soberanista catalán, ha vuelto a poner el debate nacional en el eje de la campaña y, tras la desacreditación de las acusaciones contra Mas, ha permitido al candidato a la reelección volver a aspirar a la mayoría absoluta.
Las últimas encuestas, publicadas después de la huelga general y la irrupción de la temática de los desahucios, dejaban a CiU lejos de los ansiados 68 diputados que marcan la mitad más uno en el Parlament. Sin embargo, según señalaron ayer varios comentaristas, las encuestas internas realizadas por la federación nacionalista y por el PP dejarían a Mas muy cerca de la mayoría absoluta.
Claves para analizar los resultados
A las 20.00 horas se emitirá el primer sondeo a pie de urna. Todas las miradas se dirigirán a valorar el alcance de la mayoría obtenida por CiU, pero hay muchos más elementos que hará falta tener en cuenta. En primer lugar, habrá que sumar los diputados de CiU, ERC, ICV-EUiA, CUP -podrían entrar- y Solidaritat -podrían no entrar- para observar hasta dónde llega el arco parlamentario favorable al derecho a decidir.
Las últimas encuestas dejaban esta suma cerca de los 90 diputados, cifra clave que marca los dos tercios de un Parlament con 135 escaños.
Además, la segunda plaza ha generado una lucha abierta entre el PSC -del que se espera un descalabro sin paliativos-, el PP y, como invitado de última hora, ERC.
Sobra decir que no será lo mismo para el futuro del proceso soberanista en Catalunya que el líder de la oposición sea la candidata popular, Alicia Sánchez-Camacho, o el republicano, Oriol Junqueras. En este sentido, será interesante observar si los diputados que pierda el PSC engordan las filas soberanistas o las unionistas.
En último término, pero no menos importante que los citados anteriormente, las urnas decidirán mañana si las expectativas creadas entorno a la CUP-AE se ratifican y consiguen representación en su primera participación en unas elecciones parlamentarias. La candidatura encabezada por el periodista y activista social David Fernández ha generado una gran ilusión durante las últimas semanas, tanto en el ámbito de la Esquerra Independentista como en numerosos movimientos sociales de todo el territorio y algunas encuestas llegaban a darle posibilidades de poder constituir grupo parlamentario propio.