MADRID, 02 Mar. 12 (ACI/Europa Press).-Los obispos de la subcomisión episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española (CEE) muestran su rechazo "absoluto" hacia el aborto y la eutanasia y llaman a evitar que la "cultura de la muerte" promueva en la legislación agresiones contra la vida.
Estas agresiones, afirman, son presentadas "como si fuesen manifestaciones de progreso o incluso como muestras de humanitarismo", en su mensaje 'Ama la vida, toda la vida', publicado con motivo de la Jornada por la Vida 2012 que se celebrará el próximo 26 de marzo.
"La grandeza y dignidad de la vida humana exigen su respeto y cuidado desde su inicio en la concepción hasta la muerte natural. De aquí, el rechazo absoluto a la eliminación directa y voluntaria de la vida humana en su inicio", remarcan.
En este sentido, apuntan que el amor a la persona lleva consigo "el respeto a la vida naciente desde la fecundación" y "el cuidado a las madres embarazadas, de modo que puedan llevar a término su vocación maternal".
Para ello, según señalan, es necesario que se elaboren políticas familiares "justas" que favorezcan la institución familiar, y promover leyes "que ayuden al desarrollo de una cultura de la vida para crecer en humanidad".
Por otro lado, precisan que "en ningún caso se puede aceptar la legitimación social de la eutanasia" y que "la muerte no debe ser causada, por una acción u omisión, ni siquiera con el fin de eliminar el dolor" porque, según explican, un ser humano no pierde nunca su dignidad sea cual sea la circunstancia física, psíquica o relacional en la que se encuentre.
De esta forma, remarcan que toda persona enferma merece y exige "un respeto incondicional" y su vida "nunca puede ser valorada desde el criterio exclusivo de la calidad o del bienestar subjetivo", al tiempo que rechazan algunas concepciones de la existencia que se rigen por los criterios de calidad de vida, definida principalmente por el bienestar subjetivo que, en ocasiones, "pretenden justificar el suicidio asistido como si fuera un acto humano responsable y heroico".
En este contexto, los obispos afirman haber recibido "con satisfacción" la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que prohíbe patentar los procedimientos que utilicen células madre embrionarias humanas y que considera a todo óvulo humano a partir de la fecundación como embrión humano, y la resolución del Consejo de Europa en la que se dictamina que "la eutanasia, en el sentido de la muerte intencional, por acción u omisión, de un ser humano en función de su presunto beneficio, debe ser prohibida siempre".
Finalmente, los obispos recuerdan que todos los seres humanos son "iguales en el derecho a la vida" y que esta igualdad, para ser verdadera, debe fundamentarse sobre "la verdad y la justicia, reconociendo y tutelando a cada hombre y a cada mujer como persona y no como una cosa de la que se puede disponer".
Estas agresiones, afirman, son presentadas "como si fuesen manifestaciones de progreso o incluso como muestras de humanitarismo", en su mensaje 'Ama la vida, toda la vida', publicado con motivo de la Jornada por la Vida 2012 que se celebrará el próximo 26 de marzo.
"La grandeza y dignidad de la vida humana exigen su respeto y cuidado desde su inicio en la concepción hasta la muerte natural. De aquí, el rechazo absoluto a la eliminación directa y voluntaria de la vida humana en su inicio", remarcan.
En este sentido, apuntan que el amor a la persona lleva consigo "el respeto a la vida naciente desde la fecundación" y "el cuidado a las madres embarazadas, de modo que puedan llevar a término su vocación maternal".
Para ello, según señalan, es necesario que se elaboren políticas familiares "justas" que favorezcan la institución familiar, y promover leyes "que ayuden al desarrollo de una cultura de la vida para crecer en humanidad".
Por otro lado, precisan que "en ningún caso se puede aceptar la legitimación social de la eutanasia" y que "la muerte no debe ser causada, por una acción u omisión, ni siquiera con el fin de eliminar el dolor" porque, según explican, un ser humano no pierde nunca su dignidad sea cual sea la circunstancia física, psíquica o relacional en la que se encuentre.
De esta forma, remarcan que toda persona enferma merece y exige "un respeto incondicional" y su vida "nunca puede ser valorada desde el criterio exclusivo de la calidad o del bienestar subjetivo", al tiempo que rechazan algunas concepciones de la existencia que se rigen por los criterios de calidad de vida, definida principalmente por el bienestar subjetivo que, en ocasiones, "pretenden justificar el suicidio asistido como si fuera un acto humano responsable y heroico".
En este contexto, los obispos afirman haber recibido "con satisfacción" la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que prohíbe patentar los procedimientos que utilicen células madre embrionarias humanas y que considera a todo óvulo humano a partir de la fecundación como embrión humano, y la resolución del Consejo de Europa en la que se dictamina que "la eutanasia, en el sentido de la muerte intencional, por acción u omisión, de un ser humano en función de su presunto beneficio, debe ser prohibida siempre".
Finalmente, los obispos recuerdan que todos los seres humanos son "iguales en el derecho a la vida" y que esta igualdad, para ser verdadera, debe fundamentarse sobre "la verdad y la justicia, reconociendo y tutelando a cada hombre y a cada mujer como persona y no como una cosa de la que se puede disponer".
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