COLOMBIA
Familiares y observadores internacionales llegaron ayer a Villavicencio, en el centro de Colombia, para asistir hoy a la primera fase de la entrega por parte de las FARC de los últimos diez uniformados que mantiene en su poder. Piedad Córdoba viajó a Brasil para verificar que los helicópteros cedidos por el Gobierno de Dilma Rousseff cumplían con todas las normas de seguridad. Su regreso al aeropuerto de Villavicencio se retrasó dos horas por «el mal tiempo».
GARA |
El municipio colombiano de Villavicencio, escenario de importantes momentos de la historia reciente de Colombia, era ayer un hervidero. Hasta allí llegaron familiares de los diez uniformados que las FARC entregarán entre hoy y el miércoles, así como 25 delegados internacionales -entre ellos la diputada de Amaiur Maite Aristegi- que harán la labor de observadores.
El sábado, la defensora de derechos humanos y líder de Colombianos por la Paz, Piedad Córdoba, viajó a San Gabriel Cachoeira, en Brasil, para verificar que los helicópteros cedidos por el Gobierno de Dilma Rousseff cumplían con todas las normas de seguridad del protocolo acordado por Bogotá y la guerrilla. Junto a ella viajaron delegados de la Cruz Roja Internacional, la presidenta de Asfamipaz, Marleny Orjuela, y dos integrantes de Colombianos por la Paz.
El regreso a Villavicencio se retrasó dos horas por «el mal tiempo», que no permitía el vuelo de helicópteros. Pese a ello, Córdoba preveía llegar a las 15.30 hora local (las 22.30 en Euskal Herria).
En una entrevista con el periódico «El Tiempo» pocas horas antes de que comenzara el operativo, subrayó que, una vez se efectúen las entregas, el Ejecutivo de Juan Manuel Santos deberá demostrar si tiene voluntad política para buscar la paz.
«No creo que se hubieran logrado las liberaciones sin la voluntad de las FARC, eso es absolutamente claro, pero tampoco si no hubiera habido un ejercicio tan fuerte como el de Colombianos por la Paz para lograr que esto se pudiera dar a través del diálogo epistolar. En nosotros hubo una decisión y esperamos la del presidente para que se pueda pensar en un proceso de acercamiento con la insurgencia», incidió.
Por ello pidió a Santos que vea en estas entregas de carácter unilateral «un gesto político» de las FARC y que «no le dé temor tomar una decisión» pese a que «no se puede desconocer que tiene sectores muy poderosos que le impiden hablar de paz».
«Estamos cansados de la guerra. Es imposible que no se pueda hablar. Aquí se ha hablado con muchísima gente y se han cometido muchos errores en procesos, pero también se ha avanzado en otros enormemente. Consideramos que hay que rodear al presidente y empujarlo a que tome una decisión política ya», remarcó.
En este contexto, anunció la convocatoria para el 23 de abril de una marcha para reclamar una salida dialogada. Preguntada sobre quiénes deberían conformar una eventual mesa de negociación, consideró que en ella deberían estar «militares, la insurgencia, indiscutiblemente, los gremios, los empresarios, los partidos y muchos sectores de la sociedad». A partir de ahora, Colombianos por la Paz centrará su actividad en la situación de los presos y en «abrir un debate serio sobre lo que significa el delito político, incluso en el marco jurídico para la paz que se está discutiendo en el Congreso como propuesta para la insurgencia».
Rigoberta Menchú pide en Bogotá que se cumpla lo pactado
Varios miembros del grupo Mujeres por la Paz, entre ellas la nieta del revolucionario mexicano Emiliano Zapata, Margarita Zapata, y la madre de Plaza de Mayo Mirta Miravalle, comparecieron en Bogotá junto a Piedad Córdoba antes de que esta partiera a Brasil. Posteriormente, al grupo se sumaron, entre otras, la esposa del expresidente de Honduras, Xiomara Castro, la presidenta del Consejo Mundial por la Paz, Socorro Gomes, y la líder guatemalteca y premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú. En declaraciones realizadas a las puertas del hotel donde estaba alojada en Bogotá, Menchú pidió tanto al Gobierno colombiano como a las FARC que «cumplan con lo pactado». «Que no haya nada en el mundo que impida una acción de este nivel. Sabemos que ha habido muchos obstáculos, que ha sido difícil, pero todo es posible y todo se va a lograr», manifestó.
Por su parte, el Ejecutivo no autorizó que la presidenta del Consejo Mundial por la Paz viajase junto a Córdoba a Brasil con el argumento de «evitar hacer un espectáculo» de la gestión humanitaria. A este respecto, Gomes se limitó a decir que «no quiero interferir ni causar problemas».
En los intercambios epistorales que desde agosto han mantenido con el grupo Mujeres por la Paz, las FARC habían pedido la participación de una delegación de estas mujeres como garantes del proceso de entrega de los uniformados y que conformaran una comisión internacional para verificar la situación de los guerrilleros presos, algo que no ha sucedido ante la prohibición de Bogotá, que niega la existencia de presos políticos.
Fuente: GARA
GARA |
El municipio colombiano de Villavicencio, escenario de importantes momentos de la historia reciente de Colombia, era ayer un hervidero. Hasta allí llegaron familiares de los diez uniformados que las FARC entregarán entre hoy y el miércoles, así como 25 delegados internacionales -entre ellos la diputada de Amaiur Maite Aristegi- que harán la labor de observadores.
El sábado, la defensora de derechos humanos y líder de Colombianos por la Paz, Piedad Córdoba, viajó a San Gabriel Cachoeira, en Brasil, para verificar que los helicópteros cedidos por el Gobierno de Dilma Rousseff cumplían con todas las normas de seguridad del protocolo acordado por Bogotá y la guerrilla. Junto a ella viajaron delegados de la Cruz Roja Internacional, la presidenta de Asfamipaz, Marleny Orjuela, y dos integrantes de Colombianos por la Paz.
El regreso a Villavicencio se retrasó dos horas por «el mal tiempo», que no permitía el vuelo de helicópteros. Pese a ello, Córdoba preveía llegar a las 15.30 hora local (las 22.30 en Euskal Herria).
En una entrevista con el periódico «El Tiempo» pocas horas antes de que comenzara el operativo, subrayó que, una vez se efectúen las entregas, el Ejecutivo de Juan Manuel Santos deberá demostrar si tiene voluntad política para buscar la paz.
«No creo que se hubieran logrado las liberaciones sin la voluntad de las FARC, eso es absolutamente claro, pero tampoco si no hubiera habido un ejercicio tan fuerte como el de Colombianos por la Paz para lograr que esto se pudiera dar a través del diálogo epistolar. En nosotros hubo una decisión y esperamos la del presidente para que se pueda pensar en un proceso de acercamiento con la insurgencia», incidió.
Por ello pidió a Santos que vea en estas entregas de carácter unilateral «un gesto político» de las FARC y que «no le dé temor tomar una decisión» pese a que «no se puede desconocer que tiene sectores muy poderosos que le impiden hablar de paz».
«Estamos cansados de la guerra. Es imposible que no se pueda hablar. Aquí se ha hablado con muchísima gente y se han cometido muchos errores en procesos, pero también se ha avanzado en otros enormemente. Consideramos que hay que rodear al presidente y empujarlo a que tome una decisión política ya», remarcó.
En este contexto, anunció la convocatoria para el 23 de abril de una marcha para reclamar una salida dialogada. Preguntada sobre quiénes deberían conformar una eventual mesa de negociación, consideró que en ella deberían estar «militares, la insurgencia, indiscutiblemente, los gremios, los empresarios, los partidos y muchos sectores de la sociedad». A partir de ahora, Colombianos por la Paz centrará su actividad en la situación de los presos y en «abrir un debate serio sobre lo que significa el delito político, incluso en el marco jurídico para la paz que se está discutiendo en el Congreso como propuesta para la insurgencia».
Rigoberta Menchú pide en Bogotá que se cumpla lo pactado
Varios miembros del grupo Mujeres por la Paz, entre ellas la nieta del revolucionario mexicano Emiliano Zapata, Margarita Zapata, y la madre de Plaza de Mayo Mirta Miravalle, comparecieron en Bogotá junto a Piedad Córdoba antes de que esta partiera a Brasil. Posteriormente, al grupo se sumaron, entre otras, la esposa del expresidente de Honduras, Xiomara Castro, la presidenta del Consejo Mundial por la Paz, Socorro Gomes, y la líder guatemalteca y premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú. En declaraciones realizadas a las puertas del hotel donde estaba alojada en Bogotá, Menchú pidió tanto al Gobierno colombiano como a las FARC que «cumplan con lo pactado». «Que no haya nada en el mundo que impida una acción de este nivel. Sabemos que ha habido muchos obstáculos, que ha sido difícil, pero todo es posible y todo se va a lograr», manifestó.
Por su parte, el Ejecutivo no autorizó que la presidenta del Consejo Mundial por la Paz viajase junto a Córdoba a Brasil con el argumento de «evitar hacer un espectáculo» de la gestión humanitaria. A este respecto, Gomes se limitó a decir que «no quiero interferir ni causar problemas».
En los intercambios epistorales que desde agosto han mantenido con el grupo Mujeres por la Paz, las FARC habían pedido la participación de una delegación de estas mujeres como garantes del proceso de entrega de los uniformados y que conformaran una comisión internacional para verificar la situación de los guerrilleros presos, algo que no ha sucedido ante la prohibición de Bogotá, que niega la existencia de presos políticos.
Fuente: GARA
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