HOMENAJE
por Hamadi Aouina
Kapitalis
Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
En memoria del gran dirigente magrebí Abdelkrim El Khattabi, unificador de las luchas magrebíes y fundador de la lucha anticolonial en el siglo XX, con ocasión del cincuentenario de su muerte en El Cairo el 6 de febrero de 1963.
El 6 de febrero de 1963 moría Abdelkrim El Khattabi en El Cairo, en un exilio ?elegido? tras haber vivido encerrado por la potencia colonial durante veinte años, de 1927 a 1947, en la isla de la Reunión.
Che Guevara tras los pasos del guerrero rifeño
Abdelkrim (ya que la posteridad ha conservado más su nombre que su apellido, algo parecido al caso de Guevara, del que solo se conserva el ?Che?) es el ?Che? de nosotros, los magrebíes.
Si establecemos una relación entre ambos personajes es para señalar lo que unía su combate: el antiimperialismo.
El propio Guevara reconoció en Abdelkrim a su predecesor cuando durante una visita a El Cairo en 1959, un año después de la victoria de la revolución castrista de 1958 contra la dictadura de Batista, pidió conocer al exiliado ? rifeño ? en El Cairo: Abdelkrim El Khattabi.
A modo de anécdota, Guevara y sus compañeros conoc ieron por medio de un tal Alberto Bayo ? la epopeya de oro y de sangre? de Abdelkrim (en palabras del título de un libro escrito por Zakiya Daoud en 1999).
Bayo había participado en las filas del ejército durante la guerra del Rif, pero fue de los pocos responsables militares que simpatizaron con los resistentes ?rifeños?. Posteriormente formará parte de las filas ?republicanas? durante la guerra civil española de 1936 contra los fascistas de Franco, en las filas de la resistencia durante la Segunda Guerra Mundial y a principios de la década de 1950 en México al lado de Fidel Castro, Raúl Castro y Che Guevara. Castro cuenta que había sido Alberto Bayo quien les había iniciado en la lucha de guerrilla, cuyos primeros pasos los dio en el Rif marroquí.
El encuen tro entre ambos guerrilleros no recibió la publicidad que merecería este tipo de encuentro e incluso las fotos tomadas en esa ocasión fueron sustraídas por las autoridades consulares marroquíes en la buena tradición estalinista de borrar de los clichés de las fotos de la revolución bolchevique o de la revolución china los rostros de los ?vencidos?, los de los ?vencidos? chinos, debido a la nomenklatura maoísta.
Como muchos combatientes revolucionarios, incluso los que están muertos, Abdelkrim todavía hace temblar los cimientos de los poderes que se consolidaron en la negación de su contribución a la lucha contra el dominio colonial imperialista.
En las filas de los ?olvidados? y de los ?vencidos?
En Túnez ha caído en el olvido la epopeya ? Youssefista? , que tuvo el coste de la ejecución de muchos partidarios de Salah Ben Youssef y el asesinato de este en Frankfurt en 1961.
En Argelia se borró toda una parte de la historia anticolonial con muchas figuras como la uno de los fundadores de la Estrella Norteafricana*: Messali Hadj y tantos otros que cayeron en el olvido, muchos de ellos liquidados físicamente. Y, como por causalidad, hay un hilo rojo que corre entre estos ? olvidados ?, estos ? vencidos ? de la Historia y remonta hasta Abdelkrim.
Con ocasión del cincuentenario de su muerte queremos recordar a los jóvenes que se comprometen políticamente con motivo de la crisis revolucionaria que barre el mundo árabe en sus dos alas, el Magreb y el Mashrek, la importancia de este personaje clave para la comprensión de nuestra historia contemporánea. Y ello a contrapié de la nueva moda de las genealogías mitológicas verticales que hacen envejecer las provincias de nuestras regiones a golpe de milenios (? 3.000 años para Túnez...? , ?7.000 para Egipto... ?) y cuyos protagonistas siguen padeciendo amnesia con relación al periodo contemporáneo, el del siglo XX que con Abdelkrim y su guerra del Rif en 1921 vio nacer nuestra larga lucha contra el colonialismo franco-español
Es cierto que hemos heredado esta tradición de las genealogías míticas, ? puro producto ? de los franceses y sus ?carácter galo ? .
Son estos mismos franceses quienes nos enseñaron que más valía festejar a ? Vercingétorix? (que no hablaba francés ni se consideraba ? francés ? frente a los ?romanos?, que en ningún caso eran los ancestros de los habitantes de la península italiana de hoy) que celebrar la memoria de Auguste Blanqui, en revolucionario que pasó tres cuartas partes de su vida encarcelado por los ? v ersalleses ? y sus ancestros t hermidorianos, y que honrar la Comuna de París de 1871 y su semana roja en la que se sacrificó a 30.000 de sus miembros sin contar las decenas de miles de presos encerrados en las mazmorras de Nueva Caledonia y de Cayena en Guayana.
El unificador de las luchas magrebíes
Abdelkrim es nuestro Blanqui y su resistencia a la opresión colonial es nuestra ?Comuna del Rif?.
Plantó cara al ejército español durante su guerra de invasión del Rif marroquí e incluso obtuvo una victoria, la de la Batalla de Anual en 1921 en la que fue derrotado el general Sylvestre y hubo unas pérdidas en el campo español que se calculan de 17.000 muertos.
El eco de esta primera derrota de un ejército imperialista llegó hasta India, donde Gandhi saludó la victoria de los resistentes rifeños, e Indochina, donde Ho Chi Minh reconoció en Abdelkrim su hermano de armas. Es el mismo Ho chi Minh quien desde París va a organizar con ayuda del joven Partido Comunista la solidaridad de los trabajadores procedentes de las colonias en favor de los resistentes marroquíes. Esto era tanto más necesario cuanto que la potencia colonial francesa que ocupaba la mitad sur de Marruecos había declarado a su vez la guerra a Abdelkrim y sus guerrilleros. Y fue el mariscal Pétain quien asumió el mando de la ofensiva francesa en sustitución del general Lyautey, considerado ? demasiado blando ?. Para acabar con esta resistencia armada no se dudó en utilizar bombardeos químicos en los que se utilizó el famoso gas ?iperita? también conocido como ? gas mostaza ?, que se utilizó abundantemente y cuyos efectos se sienten todavía hoy en el Rif.
De esta solidaridad que duró hasta la rendición de Abdelkrim en 1926 nacerá ese mismo año en París la Estrella Norteafricana.
Esta Estrella Norteafricana organizará a los trabajadores de origen magrebí en un m arco de lucha común y tendrá como programa la liberación del conjunto de las tres colonias del Magreb. La ideología y el programa de esta Estrella Norteafricana se inspira en la epopeya de Abdelkrim y en sus consignas unificadoras.
Se dice que en el moment o de su rendición pronunció estas palabras premonitorias: ? Si en el mismo momento que en el Rif hubiera habido en Argelia y Túnez una resistencia equivalente, la historia de habría escrito de otra manera ?.
Era lo mismo que decía Che Guevara cuando durante la guerra de Vietnam pedía que ? ¡nacieran uno, dos, tres Vietnam!» . Se trata de la idea de dispersar las fuerzas del enemigo para luchar mejor contra él.
¡Hoy nos encontramos en una situación similar!
La multiplicación de nuestros levantamientos es una oportunidad de dispersar las fuerzas que nos son hostiles.
También sería una debilidad nuestra si no aprendiéramos la lección de las historias que nos han precedido .
Hon rar la memoria de este gran luchador que fue Abdelkrim es rendir homenaje a un unificador de las luchas magrebíes y a un unificar de la lucha anticolonial en el siglo XX.
Reanimar la llama de la lucha unitaria
Desde su huida en 1947 del barco que le llevaba a Francia desde La Reunión y su instalación en El Cairo recuperó su puesto, vacante durante veinte años, en la diáspora magrebí en El Cairo. Dirigió la Oficina Magrebí en cuyo seno se encontraron de manera natural todos los componentes del movimiento anticolonial magrebí.
Abdelkrim decide organizar la lucha armada a escala regional en el seno de esta Oficina y en cuanto tuvo noticia de la derrota que acaban de sufrir los ?ejércitos árabes? cuando las grandes potencias deciden desmembrar Palestina e instalar el nuevo Estado colonial sionista. En Túnez es cosa hecha a partir de 1952, el 18 de enero, y en Marruecos los meses siguientes mientras se espera el 1 de noviembre de 1954 en Argelia. La estrategia en la que se basaba esta acción era la mejor manera de luchar contra el imperialismo francés. El proyecto era un proyecto unificador para el conjunto de la región. Unas facciones opuestas a este proyecto van a abortarlo aliándose con el ocupante y van a dar un duro golpe a la unión de esta región. Ellos dominan la región desde hace medio siglo y las revoluciones en curso son la mejor respuesta a esta división mantenida por las clases dirigentes y pudientes.
He aquí una buena razón de recordar a Abdelkrim y su epopeya. Tenemos que rechazar la amnesia y reavivar la llama de nuestro combate unitario contra todas las formas de dominación interior y ex terior.
Abdelkrim es un hito de toda una genealogía militante cuyo combate debemos perpetuar.
* Como explica más adelante el autor, la Estrella Norteafricana (Étoile nord-africaine, ENA) fue una asociación fundada en Francia en 1926 por un grupo de trabajadores emigrantes que se convirtió posteriormente en un partido político. Se considera un antecedente del Frente de Liberación Nacional argelino. ( N. de la T. )
Hamadi Aouina es miembro del Frente Popular, fundador del Comité de Solidaridad con Sidi Bouzid (19 deciembre 2010).
por Hamadi Aouina
Kapitalis
Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
En memoria del gran dirigente magrebí Abdelkrim El Khattabi, unificador de las luchas magrebíes y fundador de la lucha anticolonial en el siglo XX, con ocasión del cincuentenario de su muerte en El Cairo el 6 de febrero de 1963.
El 6 de febrero de 1963 moría Abdelkrim El Khattabi en El Cairo, en un exilio ?elegido? tras haber vivido encerrado por la potencia colonial durante veinte años, de 1927 a 1947, en la isla de la Reunión.
Che Guevara tras los pasos del guerrero rifeño
Abdelkrim (ya que la posteridad ha conservado más su nombre que su apellido, algo parecido al caso de Guevara, del que solo se conserva el ?Che?) es el ?Che? de nosotros, los magrebíes.
Si establecemos una relación entre ambos personajes es para señalar lo que unía su combate: el antiimperialismo.
El propio Guevara reconoció en Abdelkrim a su predecesor cuando durante una visita a El Cairo en 1959, un año después de la victoria de la revolución castrista de 1958 contra la dictadura de Batista, pidió conocer al exiliado ? rifeño ? en El Cairo: Abdelkrim El Khattabi.
A modo de anécdota, Guevara y sus compañeros conoc ieron por medio de un tal Alberto Bayo ? la epopeya de oro y de sangre? de Abdelkrim (en palabras del título de un libro escrito por Zakiya Daoud en 1999).
Bayo había participado en las filas del ejército durante la guerra del Rif, pero fue de los pocos responsables militares que simpatizaron con los resistentes ?rifeños?. Posteriormente formará parte de las filas ?republicanas? durante la guerra civil española de 1936 contra los fascistas de Franco, en las filas de la resistencia durante la Segunda Guerra Mundial y a principios de la década de 1950 en México al lado de Fidel Castro, Raúl Castro y Che Guevara. Castro cuenta que había sido Alberto Bayo quien les había iniciado en la lucha de guerrilla, cuyos primeros pasos los dio en el Rif marroquí.
El encuen tro entre ambos guerrilleros no recibió la publicidad que merecería este tipo de encuentro e incluso las fotos tomadas en esa ocasión fueron sustraídas por las autoridades consulares marroquíes en la buena tradición estalinista de borrar de los clichés de las fotos de la revolución bolchevique o de la revolución china los rostros de los ?vencidos?, los de los ?vencidos? chinos, debido a la nomenklatura maoísta.
Como muchos combatientes revolucionarios, incluso los que están muertos, Abdelkrim todavía hace temblar los cimientos de los poderes que se consolidaron en la negación de su contribución a la lucha contra el dominio colonial imperialista.
En las filas de los ?olvidados? y de los ?vencidos?
En Túnez ha caído en el olvido la epopeya ? Youssefista? , que tuvo el coste de la ejecución de muchos partidarios de Salah Ben Youssef y el asesinato de este en Frankfurt en 1961.
En Argelia se borró toda una parte de la historia anticolonial con muchas figuras como la uno de los fundadores de la Estrella Norteafricana*: Messali Hadj y tantos otros que cayeron en el olvido, muchos de ellos liquidados físicamente. Y, como por causalidad, hay un hilo rojo que corre entre estos ? olvidados ?, estos ? vencidos ? de la Historia y remonta hasta Abdelkrim.
Con ocasión del cincuentenario de su muerte queremos recordar a los jóvenes que se comprometen políticamente con motivo de la crisis revolucionaria que barre el mundo árabe en sus dos alas, el Magreb y el Mashrek, la importancia de este personaje clave para la comprensión de nuestra historia contemporánea. Y ello a contrapié de la nueva moda de las genealogías mitológicas verticales que hacen envejecer las provincias de nuestras regiones a golpe de milenios (? 3.000 años para Túnez...? , ?7.000 para Egipto... ?) y cuyos protagonistas siguen padeciendo amnesia con relación al periodo contemporáneo, el del siglo XX que con Abdelkrim y su guerra del Rif en 1921 vio nacer nuestra larga lucha contra el colonialismo franco-español
Es cierto que hemos heredado esta tradición de las genealogías míticas, ? puro producto ? de los franceses y sus ?carácter galo ? .
Son estos mismos franceses quienes nos enseñaron que más valía festejar a ? Vercingétorix? (que no hablaba francés ni se consideraba ? francés ? frente a los ?romanos?, que en ningún caso eran los ancestros de los habitantes de la península italiana de hoy) que celebrar la memoria de Auguste Blanqui, en revolucionario que pasó tres cuartas partes de su vida encarcelado por los ? v ersalleses ? y sus ancestros t hermidorianos, y que honrar la Comuna de París de 1871 y su semana roja en la que se sacrificó a 30.000 de sus miembros sin contar las decenas de miles de presos encerrados en las mazmorras de Nueva Caledonia y de Cayena en Guayana.
El unificador de las luchas magrebíes
Abdelkrim es nuestro Blanqui y su resistencia a la opresión colonial es nuestra ?Comuna del Rif?.
Plantó cara al ejército español durante su guerra de invasión del Rif marroquí e incluso obtuvo una victoria, la de la Batalla de Anual en 1921 en la que fue derrotado el general Sylvestre y hubo unas pérdidas en el campo español que se calculan de 17.000 muertos.
El eco de esta primera derrota de un ejército imperialista llegó hasta India, donde Gandhi saludó la victoria de los resistentes rifeños, e Indochina, donde Ho Chi Minh reconoció en Abdelkrim su hermano de armas. Es el mismo Ho chi Minh quien desde París va a organizar con ayuda del joven Partido Comunista la solidaridad de los trabajadores procedentes de las colonias en favor de los resistentes marroquíes. Esto era tanto más necesario cuanto que la potencia colonial francesa que ocupaba la mitad sur de Marruecos había declarado a su vez la guerra a Abdelkrim y sus guerrilleros. Y fue el mariscal Pétain quien asumió el mando de la ofensiva francesa en sustitución del general Lyautey, considerado ? demasiado blando ?. Para acabar con esta resistencia armada no se dudó en utilizar bombardeos químicos en los que se utilizó el famoso gas ?iperita? también conocido como ? gas mostaza ?, que se utilizó abundantemente y cuyos efectos se sienten todavía hoy en el Rif.
De esta solidaridad que duró hasta la rendición de Abdelkrim en 1926 nacerá ese mismo año en París la Estrella Norteafricana.
Esta Estrella Norteafricana organizará a los trabajadores de origen magrebí en un m arco de lucha común y tendrá como programa la liberación del conjunto de las tres colonias del Magreb. La ideología y el programa de esta Estrella Norteafricana se inspira en la epopeya de Abdelkrim y en sus consignas unificadoras.
Se dice que en el moment o de su rendición pronunció estas palabras premonitorias: ? Si en el mismo momento que en el Rif hubiera habido en Argelia y Túnez una resistencia equivalente, la historia de habría escrito de otra manera ?.
Era lo mismo que decía Che Guevara cuando durante la guerra de Vietnam pedía que ? ¡nacieran uno, dos, tres Vietnam!» . Se trata de la idea de dispersar las fuerzas del enemigo para luchar mejor contra él.
¡Hoy nos encontramos en una situación similar!
La multiplicación de nuestros levantamientos es una oportunidad de dispersar las fuerzas que nos son hostiles.
También sería una debilidad nuestra si no aprendiéramos la lección de las historias que nos han precedido .
Hon rar la memoria de este gran luchador que fue Abdelkrim es rendir homenaje a un unificador de las luchas magrebíes y a un unificar de la lucha anticolonial en el siglo XX.
Reanimar la llama de la lucha unitaria
Desde su huida en 1947 del barco que le llevaba a Francia desde La Reunión y su instalación en El Cairo recuperó su puesto, vacante durante veinte años, en la diáspora magrebí en El Cairo. Dirigió la Oficina Magrebí en cuyo seno se encontraron de manera natural todos los componentes del movimiento anticolonial magrebí.
Abdelkrim decide organizar la lucha armada a escala regional en el seno de esta Oficina y en cuanto tuvo noticia de la derrota que acaban de sufrir los ?ejércitos árabes? cuando las grandes potencias deciden desmembrar Palestina e instalar el nuevo Estado colonial sionista. En Túnez es cosa hecha a partir de 1952, el 18 de enero, y en Marruecos los meses siguientes mientras se espera el 1 de noviembre de 1954 en Argelia. La estrategia en la que se basaba esta acción era la mejor manera de luchar contra el imperialismo francés. El proyecto era un proyecto unificador para el conjunto de la región. Unas facciones opuestas a este proyecto van a abortarlo aliándose con el ocupante y van a dar un duro golpe a la unión de esta región. Ellos dominan la región desde hace medio siglo y las revoluciones en curso son la mejor respuesta a esta división mantenida por las clases dirigentes y pudientes.
He aquí una buena razón de recordar a Abdelkrim y su epopeya. Tenemos que rechazar la amnesia y reavivar la llama de nuestro combate unitario contra todas las formas de dominación interior y ex terior.
Abdelkrim es un hito de toda una genealogía militante cuyo combate debemos perpetuar.
* Como explica más adelante el autor, la Estrella Norteafricana (Étoile nord-africaine, ENA) fue una asociación fundada en Francia en 1926 por un grupo de trabajadores emigrantes que se convirtió posteriormente en un partido político. Se considera un antecedente del Frente de Liberación Nacional argelino. ( N. de la T. )
Hamadi Aouina es miembro del Frente Popular, fundador del Comité de Solidaridad con Sidi Bouzid (19 deciembre 2010).
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