CUBA
Por Jorge Legañoa Alonso
Acusada de inmovilismo, oficialista, lejana de la realidad del cubano, la
prensa nacional vuelve al colimador de muchos en el inicio del congreso de
la organización que agrupa a los profesionales del sector, la Unión de
Periodistas de Cuba.
Lo que debiera ser momento de recuento de los últimos años de trabajo y
concertación de futuro, está siendo utilizado para abrir fuego ?sin
misericordia? contra los medios de comunicación masiva y sus hacedores.
No pretendo tapar el sol con un dedo. Mucho se ha hablado de las
problemáticas de los medios de comunicación masiva y de las articulaciones
de este con ?el poder?, pero no me enfoco ahora a allí. Me voy en esta
ocasión al comentario que pulula: hueco, sin argumentos, tecnicista,
pesimista en extremo, que habla del apocalipsis y propone poco.
Me quito el sombrero todos los días ante los que ?hacen?: periodistas,
fotorreporteros, camarógrafos, personal de apoyo y directivos, que en las
condiciones de una sociedad compleja que se ha transformado en los últimos
años por la tozudez de un gobierno, el estadounidense, con su bloqueo a una
Isla que no renuncia a crear aquí el Socialismo que nadie ha alcanzado en
plenitud.
Fui de los niños que han vivido las bondades de la salud y la educación,
pero también las penurias de nuestro proyecto socialista, que subsistió al
periodo especial gracias a los mil inventos de la familia; de los que
miraba las pizzas con resquemor ante la posibilidad de un queso- condón
derretido, los de las piernas medio arqueadas de tanto pedal en bicicleta,
y que también vio menguar las páginas del diario que llegaba a casa o sus
hojas asemejarse más a un papiro antiguo que al diario de la mañana, pero
ese fue el periódico, el noticiero de la televisión y la radio a la que
muchos se aferraron con la esperanza de que saldríamos adelante y aquí
estamos.
Es cierto, tenemos mucho que transformar, pero hablo de ?tenemos? y me
pregunto, ¿dónde están las otras manos? Mientras, anhelo que mi nombre ?lo
pongo como el primero en esa lista de los ?kamikazes?? no sea el único
entre los que están dispuestos, mañana mismo, a revolucionar todo en los
medios de comunicación masiva en cualquier lugar de Cuba. Y si la cosa es
de navegar, pues en el yate, cuál mejor que ese que trajo la sonrisa a este
país.
Llegó el 9no Congreso de la UPEC y no soy de los que les gusta hablar y
punto, sino comprometerse, trabajar, proponer? Esa última cualidad que
aprendí en Juventud Rebelde: Soñar, proponer e investigar. Ahí está el
meollo del asunto.
Mediaciones más, autorregulaciones menos, o si lo preferimos ?para no andar
de refinado y por las ramas? censuras o autocensuras, dejemos lo fútil y
vanidoso de pretender una prensa químicamente pura ?ya lo dijo Nicolás
Guillén que no existe nada puro? y asumamos el reto de lidiar con lo que
hoy nos lastra.
Lo más importante es enfrentar junto al pueblo lo corrupto de la sociedad
?caiga quien caiga? y comencemos a hacer periodismo con el corazón bien en
la izquierda, la sangre roja y los oídos en la tierra.
Hace algunos días escuchaba al presidente Raúl referirse a todo cuanto
lastra la sociedad. Me cuestiono, ¿acaso la prensa que hacemos no es el
reflejo de la sociedad que tenemos? Se puede debatir mucho en torno a eso.
No son pocas las regulaciones jurídicas que existen para el trabajo de la
prensa, desde la propia Constitución hasta las reiteradas indicaciones
partidistas. ¿Son suficientes? Quizás no, pero sí aisladas. ¿Qué ha pasado
con esas normas? Algunos entes comprometidos con hacerlas cumplir, las
ignoran olímpicamente. ¿No sucede lo mismo en una parte de la sociedad?
Una Ley de Prensa estoy seguro llegará, pero ahora mismo creo que no es lo
fundamental. Fenómenos mil veces dichos siguen frenando la prensa que el
pueblo está pidiendo y no es precisamente por la falta de una regulación
jurídica, sino de cabezas duras ?y también a veces huecas? que desde la
comodidad de su aire acondicionado empapelan el mundo y no tienen los oídos
cerca de los inquietos. La palabra de orden es SERVIR al pueblo. ¿Se olvidó
ese concepto?
Urge que el país entero gane en cultura de comunicación, no solo la prensa,
sino dentro de las propias instituciones, el gobierno, el Estado. En la
medida que todos los actores ?no son pocos? sientan la necesidad de
COMUNICAR algo, la sociedad se irá transformando y la prensa ?en su
concepto más amplio: escrita, radial, televisiva o los digitales? logrará
parecerse más a su gente que a la utopía individual de país.
Hace apenas unos días vi como un trabajo escrito por una bloguera
?entiéndase los que escriben en una plataforma digital con una política
editorial y visión muy personal? migraba de su plataforma a las páginas
impresas de Granma. Según me contaron, los teléfonos no dejaron de sonar en
todo el día pidiendo conocer a la muchacha valiente y a los que se unieron
para defender sus derechos ante un conductor indolente.
No es solo una campanada, llegó el momento de la verdadera y decisiva
transformación de nuestros medios de comunicación masiva. Tengo fe en ello;
viene caminando. Contrario a lo que algunos piensan la prensa se está
moviendo y no es solo cuestión de congresos.
Por Jorge Legañoa Alonso
Acusada de inmovilismo, oficialista, lejana de la realidad del cubano, la
prensa nacional vuelve al colimador de muchos en el inicio del congreso de
la organización que agrupa a los profesionales del sector, la Unión de
Periodistas de Cuba.
Lo que debiera ser momento de recuento de los últimos años de trabajo y
concertación de futuro, está siendo utilizado para abrir fuego ?sin
misericordia? contra los medios de comunicación masiva y sus hacedores.
No pretendo tapar el sol con un dedo. Mucho se ha hablado de las
problemáticas de los medios de comunicación masiva y de las articulaciones
de este con ?el poder?, pero no me enfoco ahora a allí. Me voy en esta
ocasión al comentario que pulula: hueco, sin argumentos, tecnicista,
pesimista en extremo, que habla del apocalipsis y propone poco.
Me quito el sombrero todos los días ante los que ?hacen?: periodistas,
fotorreporteros, camarógrafos, personal de apoyo y directivos, que en las
condiciones de una sociedad compleja que se ha transformado en los últimos
años por la tozudez de un gobierno, el estadounidense, con su bloqueo a una
Isla que no renuncia a crear aquí el Socialismo que nadie ha alcanzado en
plenitud.
Fui de los niños que han vivido las bondades de la salud y la educación,
pero también las penurias de nuestro proyecto socialista, que subsistió al
periodo especial gracias a los mil inventos de la familia; de los que
miraba las pizzas con resquemor ante la posibilidad de un queso- condón
derretido, los de las piernas medio arqueadas de tanto pedal en bicicleta,
y que también vio menguar las páginas del diario que llegaba a casa o sus
hojas asemejarse más a un papiro antiguo que al diario de la mañana, pero
ese fue el periódico, el noticiero de la televisión y la radio a la que
muchos se aferraron con la esperanza de que saldríamos adelante y aquí
estamos.
Es cierto, tenemos mucho que transformar, pero hablo de ?tenemos? y me
pregunto, ¿dónde están las otras manos? Mientras, anhelo que mi nombre ?lo
pongo como el primero en esa lista de los ?kamikazes?? no sea el único
entre los que están dispuestos, mañana mismo, a revolucionar todo en los
medios de comunicación masiva en cualquier lugar de Cuba. Y si la cosa es
de navegar, pues en el yate, cuál mejor que ese que trajo la sonrisa a este
país.
Llegó el 9no Congreso de la UPEC y no soy de los que les gusta hablar y
punto, sino comprometerse, trabajar, proponer? Esa última cualidad que
aprendí en Juventud Rebelde: Soñar, proponer e investigar. Ahí está el
meollo del asunto.
Mediaciones más, autorregulaciones menos, o si lo preferimos ?para no andar
de refinado y por las ramas? censuras o autocensuras, dejemos lo fútil y
vanidoso de pretender una prensa químicamente pura ?ya lo dijo Nicolás
Guillén que no existe nada puro? y asumamos el reto de lidiar con lo que
hoy nos lastra.
Lo más importante es enfrentar junto al pueblo lo corrupto de la sociedad
?caiga quien caiga? y comencemos a hacer periodismo con el corazón bien en
la izquierda, la sangre roja y los oídos en la tierra.
Hace algunos días escuchaba al presidente Raúl referirse a todo cuanto
lastra la sociedad. Me cuestiono, ¿acaso la prensa que hacemos no es el
reflejo de la sociedad que tenemos? Se puede debatir mucho en torno a eso.
No son pocas las regulaciones jurídicas que existen para el trabajo de la
prensa, desde la propia Constitución hasta las reiteradas indicaciones
partidistas. ¿Son suficientes? Quizás no, pero sí aisladas. ¿Qué ha pasado
con esas normas? Algunos entes comprometidos con hacerlas cumplir, las
ignoran olímpicamente. ¿No sucede lo mismo en una parte de la sociedad?
Una Ley de Prensa estoy seguro llegará, pero ahora mismo creo que no es lo
fundamental. Fenómenos mil veces dichos siguen frenando la prensa que el
pueblo está pidiendo y no es precisamente por la falta de una regulación
jurídica, sino de cabezas duras ?y también a veces huecas? que desde la
comodidad de su aire acondicionado empapelan el mundo y no tienen los oídos
cerca de los inquietos. La palabra de orden es SERVIR al pueblo. ¿Se olvidó
ese concepto?
Urge que el país entero gane en cultura de comunicación, no solo la prensa,
sino dentro de las propias instituciones, el gobierno, el Estado. En la
medida que todos los actores ?no son pocos? sientan la necesidad de
COMUNICAR algo, la sociedad se irá transformando y la prensa ?en su
concepto más amplio: escrita, radial, televisiva o los digitales? logrará
parecerse más a su gente que a la utopía individual de país.
Hace apenas unos días vi como un trabajo escrito por una bloguera
?entiéndase los que escriben en una plataforma digital con una política
editorial y visión muy personal? migraba de su plataforma a las páginas
impresas de Granma. Según me contaron, los teléfonos no dejaron de sonar en
todo el día pidiendo conocer a la muchacha valiente y a los que se unieron
para defender sus derechos ante un conductor indolente.
No es solo una campanada, llegó el momento de la verdadera y decisiva
transformación de nuestros medios de comunicación masiva. Tengo fe en ello;
viene caminando. Contrario a lo que algunos piensan la prensa se está
moviendo y no es solo cuestión de congresos.
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