SIRIA
POR SERGEI DUZ
En Siria se han entrelazado los contradictorios intereses de los mayores actores geopolíticos mundiales y regionales. El intento de cortar este nudo mediante misiles de crucero Tomahawk no ayudará a Occidente a alcanzar sus objetivos.
Apoyado por Londres y París, Washington sigue amalgamando una coalición de partidarios para llevar a cabo una intervención militar. En caso de necesidad EEUU, sus aliados occidentales y orientales están dispuestos a actuar en contravención al Consejo de Seguridad.
Según el jefe de la diplomacia turca, Ahmet Davuto?lu, en estos momentos se están analizando variantes opcionales. Por lo visto, el titular alude a la reunión en Amman, donde desde la noche del domingo pasado, representantes de Arabia Saudí, Catar, Turquía, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, EEUU y Canadá se empeñan en elaborar un plan de acciones conjuntas. Por lo visto, la decisión final se tomará en fechas próximas.
Otro enemigo de Asad es la Liga Árabe que cargó a Damasco con la responsabilidad por el ataque químico, exhortando a los miembros del Consejo de Seguridad a superar sus discrepancias y adoptar medidas para poner coto a los asesinatos en Siria.
Cabe señalar que, hablando con rigor, los intereses de la coalición anti-Asad son bastante dispares (aunque la misma parece sólida). Basta mencionar las dudas que desgarran al presidente Obama. El inquilino de la Casa Blanca a todas luces está confuso y no sabe cómo actuar.
Después de los ataques aéreos contra Libia, EEUU se dio cuenta de que no podrá prescindir de una operación terrestre para realizar el asalto final. Pero, a diferencia del coronel Gadafi, Bashar Asad es un hueso duro de roer. Consciente de ello, Obama procurará dar largas al asunto, mientras su inacción no saque de quicio a Francia e Inglaterra que muestran una mayor intransigencia en comparación con la Casa Blanca. Precisamente estos dos países incitan a EEUU a la intervención militar, creyendo que Occidente debe actuar árbitro supremo en Oriente Próximo, comenta el colaborador del Instituto de Relaciones Internacionales de Moscú, Veniamín Popov:
?La esencia del problema radica en que Occidente experimenta inquietud ante el resurgir del mundo islámico. Los países de Oriente Próximo y Medio son demasiado ricos en recursos naturales. Aparte de petróleo y gas, cuentan también con sus reservas financieras. EEUU desde hace mucho llegó a la conclusión de que no le conviene que esta parte del globo esté tranquila. Washington no quiere un rival que en un futuro le pueda generar grandes problemas.
Según ha dicho con acierto el vicepresidente del Gobierno ruso, Dmitri Rogozin, ?la actitud de Occidente hacia el mundo islámico está preñada de graves peligros?. No cabe olvidar que la solución de los problemas orientales requiere mucha cautela e ingeniosidad. Por ejemplo, los motivos de Arabia Saudí, enemigo acérrimo de Asad, son ante todo de carácter religioso y los estadounidenses deben tenerlo en cuenta, opina el subdirector del Instituto de Orientalismo, Vladímir Isaev:
?Arabia Sadí siempre se consideraba líder del mundo árabe, ante todo, líder religioso. Su rey ostenta el título de ?guardián de dos santuarios?: las mezquitas de La Meca y Medina. El factor religioso mueve a Arabia Saudí a cometer acciones que no siempre son justificadas.
La postura anti-Asad adoptada por Turquía, también tiene su explicación, continúa Vladímir Isaev:
?Por lo que a Turquía se refiere, este país tiene varias razones para intervenir en este conflicto. Antes que nada, no creo que Turquía realmente esté interesada en el avance de Siria por la senda democrática. Es que la propia Turquía difícilmente pueda catalogarse entre las naciones democráticas. Pero a Turquía le mantiene en vilo el ejemplo de Iraq (mejor dicho, de Kurdistán). Las autoridades de Ankara están preocupadas por el hecho de que Damasco haya concedido una amplia autonomía a los kurdos.
Israel en este sentido asume una postura especial: no tiene intención de entrar en el conflicto sirio, pero no dejará sin respuesta cualquier muestra de agresión por parte de Damasco, explica Vladímir Isaev.
?La situación de Israel es bastante ambigua, dado que, en realidad, durante los regímenes de Asad padre e hijo casi no han tenido enfrentamientos directos con Siria. Pese a que no existe ningún acuerdo de paz entre Tel Aviv y Damasco, tampoco ha habido guerra.
La postura de Irán es implacable. Toda agresión contra Bashar Asad será considerada como un reto personal con las consecuencias que ello puede suponer. Vladímir Isaev comenta:
?Irán es uno de los pocos Estados donde predominan los chiíes y buscará apoyarlos allí donde le sea posible. Además, respalda al partido Hizbulá que opera en el Líbano a través del territorio sirio.
En contra del uso de la fuerza en el cambio de régimen en Siria y por un arreglo exclusivamente a través de negociaciones, además de Irán, se pronuncian todos los países del BRICS, es decir, Rusia, China, la India, Brasil y Sudáfrica, así como una serie de Estados latinoamericanos. Según manifestó el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, ?si alguien cree que destruyendo con ataques aéreos la infraestructura militar siria y dejando el campo de batalla despejado para los opositores al régimen todo acabará, no es más que una ilusión. Incluso si este tipo de victoria se consigue, la guerra civil continuará, solo que aquellos que están hoy de lado del Gobierno se pasarán a la oposición?.
En opinión de un gran número de expertos, los países de Occidente tienden a simplificar la situación en Oriente Próximo. No ven o no quieren ver que esta región y el mundo en general están viviendo unos intensos cambios. De ahí la existencia de graves errores en la evaluación y en la planificación estratégica, opina Vladímir Isaev:
?Ha surgido tal fuerza como los fundamentalistas islámicos. Pero Occidente parece estar creyendo que existen fundamentalistas moderados. ¿Se puede imaginar acaso a un católico moderado o a un ortodoxo moderado? Apenas, pues tampoco existen fundamentalistas moderados. Son, por decirlo de esta forma, partidarios de una interpretación radical del Islam.
En resumidas cuentas, una intervención extranjera en el conflicto sirio como una forma de librarse de la competencia ideológica no solo traerá consecuencias nefastas para el mundo árabe y afectará a la reputación de los países que promuevan la operación militar, sino que minará también todos los esfuerzos de la comunidad europea en su intento de crear un sistema de seguridad global.
fuente: La Voz de Rusia
POR SERGEI DUZ
En Siria se han entrelazado los contradictorios intereses de los mayores actores geopolíticos mundiales y regionales. El intento de cortar este nudo mediante misiles de crucero Tomahawk no ayudará a Occidente a alcanzar sus objetivos.
Apoyado por Londres y París, Washington sigue amalgamando una coalición de partidarios para llevar a cabo una intervención militar. En caso de necesidad EEUU, sus aliados occidentales y orientales están dispuestos a actuar en contravención al Consejo de Seguridad.
Según el jefe de la diplomacia turca, Ahmet Davuto?lu, en estos momentos se están analizando variantes opcionales. Por lo visto, el titular alude a la reunión en Amman, donde desde la noche del domingo pasado, representantes de Arabia Saudí, Catar, Turquía, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, EEUU y Canadá se empeñan en elaborar un plan de acciones conjuntas. Por lo visto, la decisión final se tomará en fechas próximas.
Otro enemigo de Asad es la Liga Árabe que cargó a Damasco con la responsabilidad por el ataque químico, exhortando a los miembros del Consejo de Seguridad a superar sus discrepancias y adoptar medidas para poner coto a los asesinatos en Siria.
Cabe señalar que, hablando con rigor, los intereses de la coalición anti-Asad son bastante dispares (aunque la misma parece sólida). Basta mencionar las dudas que desgarran al presidente Obama. El inquilino de la Casa Blanca a todas luces está confuso y no sabe cómo actuar.
Después de los ataques aéreos contra Libia, EEUU se dio cuenta de que no podrá prescindir de una operación terrestre para realizar el asalto final. Pero, a diferencia del coronel Gadafi, Bashar Asad es un hueso duro de roer. Consciente de ello, Obama procurará dar largas al asunto, mientras su inacción no saque de quicio a Francia e Inglaterra que muestran una mayor intransigencia en comparación con la Casa Blanca. Precisamente estos dos países incitan a EEUU a la intervención militar, creyendo que Occidente debe actuar árbitro supremo en Oriente Próximo, comenta el colaborador del Instituto de Relaciones Internacionales de Moscú, Veniamín Popov:
?La esencia del problema radica en que Occidente experimenta inquietud ante el resurgir del mundo islámico. Los países de Oriente Próximo y Medio son demasiado ricos en recursos naturales. Aparte de petróleo y gas, cuentan también con sus reservas financieras. EEUU desde hace mucho llegó a la conclusión de que no le conviene que esta parte del globo esté tranquila. Washington no quiere un rival que en un futuro le pueda generar grandes problemas.
Según ha dicho con acierto el vicepresidente del Gobierno ruso, Dmitri Rogozin, ?la actitud de Occidente hacia el mundo islámico está preñada de graves peligros?. No cabe olvidar que la solución de los problemas orientales requiere mucha cautela e ingeniosidad. Por ejemplo, los motivos de Arabia Saudí, enemigo acérrimo de Asad, son ante todo de carácter religioso y los estadounidenses deben tenerlo en cuenta, opina el subdirector del Instituto de Orientalismo, Vladímir Isaev:
?Arabia Sadí siempre se consideraba líder del mundo árabe, ante todo, líder religioso. Su rey ostenta el título de ?guardián de dos santuarios?: las mezquitas de La Meca y Medina. El factor religioso mueve a Arabia Saudí a cometer acciones que no siempre son justificadas.
La postura anti-Asad adoptada por Turquía, también tiene su explicación, continúa Vladímir Isaev:
?Por lo que a Turquía se refiere, este país tiene varias razones para intervenir en este conflicto. Antes que nada, no creo que Turquía realmente esté interesada en el avance de Siria por la senda democrática. Es que la propia Turquía difícilmente pueda catalogarse entre las naciones democráticas. Pero a Turquía le mantiene en vilo el ejemplo de Iraq (mejor dicho, de Kurdistán). Las autoridades de Ankara están preocupadas por el hecho de que Damasco haya concedido una amplia autonomía a los kurdos.
Israel en este sentido asume una postura especial: no tiene intención de entrar en el conflicto sirio, pero no dejará sin respuesta cualquier muestra de agresión por parte de Damasco, explica Vladímir Isaev.
?La situación de Israel es bastante ambigua, dado que, en realidad, durante los regímenes de Asad padre e hijo casi no han tenido enfrentamientos directos con Siria. Pese a que no existe ningún acuerdo de paz entre Tel Aviv y Damasco, tampoco ha habido guerra.
La postura de Irán es implacable. Toda agresión contra Bashar Asad será considerada como un reto personal con las consecuencias que ello puede suponer. Vladímir Isaev comenta:
?Irán es uno de los pocos Estados donde predominan los chiíes y buscará apoyarlos allí donde le sea posible. Además, respalda al partido Hizbulá que opera en el Líbano a través del territorio sirio.
En contra del uso de la fuerza en el cambio de régimen en Siria y por un arreglo exclusivamente a través de negociaciones, además de Irán, se pronuncian todos los países del BRICS, es decir, Rusia, China, la India, Brasil y Sudáfrica, así como una serie de Estados latinoamericanos. Según manifestó el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, ?si alguien cree que destruyendo con ataques aéreos la infraestructura militar siria y dejando el campo de batalla despejado para los opositores al régimen todo acabará, no es más que una ilusión. Incluso si este tipo de victoria se consigue, la guerra civil continuará, solo que aquellos que están hoy de lado del Gobierno se pasarán a la oposición?.
En opinión de un gran número de expertos, los países de Occidente tienden a simplificar la situación en Oriente Próximo. No ven o no quieren ver que esta región y el mundo en general están viviendo unos intensos cambios. De ahí la existencia de graves errores en la evaluación y en la planificación estratégica, opina Vladímir Isaev:
?Ha surgido tal fuerza como los fundamentalistas islámicos. Pero Occidente parece estar creyendo que existen fundamentalistas moderados. ¿Se puede imaginar acaso a un católico moderado o a un ortodoxo moderado? Apenas, pues tampoco existen fundamentalistas moderados. Son, por decirlo de esta forma, partidarios de una interpretación radical del Islam.
En resumidas cuentas, una intervención extranjera en el conflicto sirio como una forma de librarse de la competencia ideológica no solo traerá consecuencias nefastas para el mundo árabe y afectará a la reputación de los países que promuevan la operación militar, sino que minará también todos los esfuerzos de la comunidad europea en su intento de crear un sistema de seguridad global.
fuente: La Voz de Rusia
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