sábado, 9 de junio de 2012

El capitán a cargo del avión de Air France que se estrelló en el Océano Atlántico en 2009 y donde fallecieron 228 pasajeros, pudo haber estado con una mujer cuando surgieron problemas en el avión.



El capitán Marc Dubois estuvo más de un minuto para volver a la cabina de vuelo de Air France 447 después de que los pilotos perdieran el control del avión durante una tormenta eléctrica severa.
Lo que retrasó al capitán nunca fue  revelado, pero dos fuentes dicen que el veterano piloto de 58 años, viajaba con una asistente social fuera de servicio de Air France, Veronique Gaignard.
Jean-Paul Troadec, director de la Oficina d’Enquetes et d’análisis, explicó que “la señorita  Gaignard no formaba parte de la investigación, aunque se encontraba en el mismo vuelo”.
“La agencia no se  interesó en la vida privada del piloto”.
El 447 de Air France volaba durante la noche de Río de Janeiro a París el 31 de mayo de 2009, cuando se estrelló  en el Atlántico en las primeras horas del 1 de junio.
Las grabaciones de la caja negra revelaron  que “Dubois estaba en un descanso rutinario cuando el avión entró en una tormenta tropical, dejando a sus dos copilotos – David Robert, de 37 años, y Pierre Bonin-Cedric, de 32 años – en el cargo”.
A medida que el  Airbus A330 era afectado por  la turbulencia de la tormenta, Bonin y Robert – que tenían, respectivamente, 2.900 y 6.500 horas de vuelo entre ellas – fueron incapaces de ponerlo bajo control.
Desesperadamente pidieron ayuda  a Dubois, pero las  razones nunca fueron aclaradas porque le llevó más de un minuto para volver a la cabina del avión.
Bonin estuvo en el control la mayor parte del descenso, mientras que Robert se hizo cargo a un minuto del impacto.
A pesar de que Bonin le había dicho a las asistentes de vuelo que  preparasen a los pasajeros por  la  turbulencia, el informe destacó el hecho de que los pasajeros no estuvieron advertidos  sobre la gravedad de la situación.
La esposa de Bonin, Isabelle, de 38 años,  viajaba sin sus dos hijos de  8 y 4 años.
Un análisis detallado de las dos grabadoras de vuelo de la caja negra del avión estableció  que “los sensores de velocidad del aire no funcionaban,  probablemente porque se habían congelado”.
Aunque este problema podría haber sido tratado, los co-pilotos no había podido hacer frente a un puesto de gran altitud.
El final aterrador del vuelo 447 implicó una caída de tres minutos y medio a 120 mph, en la oscuridad,  con la nariz ligeramente elevada.
Troadec de ABC  indicó que “Parece que los pilotos no entendieron  la situación y que no eran conscientes de lo que estaba sucediendo”.
Las personas que viajaban  provenían de 32 países, y fallecieron cuando el avión cayó al mar a una velocidad de 180 pies por segundo.