¿Qué es lo que habría que haber sido rechazado del lunes?
por Elorriaga
Tras la resaca de la jornada de expresión de lucha de clases, mas diáfana que nunca en Bilbao, acaecida el pasado lunes, afloran indicadores muy preocupantes de debilidad ideológica en torno al discurso y posición política adoptada por EH Bildu.
Cualquiera que hubiese participado en la manifestación matutina, comprobaría que las muestras de expresión sancionadora de los elementos simbólicos -y fácticos- vinculados al capital ? la banca, Inditex?-, contaban con el beneplácito de la mayoría de los asistentes a la misma, independientemente de su filiación, pues desde componentes de ELA hasta la CNT, pasando por LAB, ESK y demás sindicatos y agentes sociales, aplaudían a quienes castigaban a las empresas e instituciones responsables de la ofensiva capitalista que tanto sufrimiento esta acarreando a las capas populares.
Y ello era así porque la propia fotografía y secuencia de los acontecimientos, delimitaba los bandos en dos bloques antagónicos claramente diferenciados. Por una parte, una minoría responsable del empeoramiento de las condiciones de vida -cuando no asesinatos- de una mayoría que se encuentra a una situación límite. Este bloque, cuenta con el apoyo del aparato del estado -en todas sus dimensiones, policial, militar, ideológico-, el cual se erige en colaborador necesario, protegiendo a sus amos. Por otro, las víctimas que no aceptan el exterminio al que se les quiere someter y expresan, de distintas formas, su rebeldía ante un status quo en el que las cartas siempre están marcadas en favor de esa minoría totalitaria.
Esta visión, compartida, quizá inconscientemente, por amplias capas populares, se tornaría en instrumento revolucionario de convertirse en el elemento delimitador de los bandos, si se articulara en sentido común, esto es, si la mayoría de los sectores populares entendieran que los bandos se tienen que articular en función de la clase a la que pertenecen.
El sistema, consciente de la importancia de la batalla por el sentido común como elemento básico para el cambio político, ha lanzado una contraofensiva ideológica para neutralizar esa dicotomización de clase, recurriendo a un esquema pretérito que no pocas veces le ha funcionado con anterioridad: establecer los bandos en función de la aceptación del uso de los métodos de una parte, para de ese modo, tratar de volver al antiguo esquema de demócratas vs violentos.
Para ello, ha emprendido una ofensiva ideológica en torno al daño generado por sectores populares, para poder así articular el debate en si se condena o no el castigo sometido a las empresas de los vampiros. Es incuestionable, por ejemplo, que el coste del transporte, alojamiento, manutención, protección y alteración de la circulación para la celebración de la cumbre supera con creces el coste de los daños provocados por los oprimidos indignados. Si nos ciñésemos al daño, coste, expolio de las decisiones de las empresas y políticas que fuerzan estos vampiros, no habría dígitos para poder cuantificarlo. Pero el problema, sin embargo, deben de ser los 100000 euros de daños provocados y así debe reflejarse.
Brillante actuación del grupo municipal de EH Bildu con Aitziber Ibaibarriaga a la cabeza, empleando el símil del dedo y la luna para ilustrar el fondo del problema y eludir el anzuelo ideológico preparado por los capitalistas. Incomprensiblemente, EH Bildu nacional ha mordido el anzuelo y ha alimentado el esquema que trata de situar el debate en torno a la aceptación o no de atacar emblemas del capital. Este hecho, siembra dudas en torno a la capacitación de quienes ostentan responsabilidades a nivel nacional en EH Bildu, a la vez que contribuye a alimentar la percepción de EH Bildu como una conjunción de partidos en el que lo que prima es la colocación de las élites de estos, independientemente de su capacitación política. Flaco favor a la articulación de bandos en función a la clase social, a pesar de tener sobrados recursos discursivos para ello.
Ante comunicados de este tipo, resulta difícil situar a EH Bildu como unidad popular, porque aparentan mas, ser políticos profesionales de escaso perfil que se dejan llevar por los debates que generan los medios afines a los amigos de los EREs, desahucios, recortes?, que la suma de sectores populares que han tejido una alianza para alcanzar una mejora de las condiciones de vida de los sectores populares, así como un marco que lo posibilite.
La base de la unidad popular estaba el lunes en las calles Bilbao, en múltiples y diversos sectores de distintos colores y tradiciones políticas que acertaron en juntarse para avanzar posiciones ante el enemigo común, porque tienen claro cual es el problema y como hacerle frente.
Mientras no se solucionen los problemas en torno a la articulación del discurso bajo parámetros de eficacia política que permitan universalizar particulares que respondan a los intereses de las mayorías populares, difícilmente se conseguirá hegemonizar. La acumulación de fuerzas es un proceso de base ideológica acompañada de praxis, y este concepto va mucho mas allá de la suma de partidos integrados por políticos profesionales.
Por último, ante la confusión creada, resulta indispensable la comparecencia de la izquierda abertzale en su conjunto, incluyendo todas las organizaciones, para situar el debate en los parámetros correctos, y de esa manera, contribuir a esa delimitación de bandos, clave de la acumulación de fuerzas. Es hora de señalar a la luna, de tratar de convertirlo en el satélite mas visionado, para que esa visión se torne mayoritaria, y en consecuencia, en la base del cambio.
fuente: Borroka Garaia da!
por Elorriaga
Tras la resaca de la jornada de expresión de lucha de clases, mas diáfana que nunca en Bilbao, acaecida el pasado lunes, afloran indicadores muy preocupantes de debilidad ideológica en torno al discurso y posición política adoptada por EH Bildu.
Cualquiera que hubiese participado en la manifestación matutina, comprobaría que las muestras de expresión sancionadora de los elementos simbólicos -y fácticos- vinculados al capital ? la banca, Inditex?-, contaban con el beneplácito de la mayoría de los asistentes a la misma, independientemente de su filiación, pues desde componentes de ELA hasta la CNT, pasando por LAB, ESK y demás sindicatos y agentes sociales, aplaudían a quienes castigaban a las empresas e instituciones responsables de la ofensiva capitalista que tanto sufrimiento esta acarreando a las capas populares.
Y ello era así porque la propia fotografía y secuencia de los acontecimientos, delimitaba los bandos en dos bloques antagónicos claramente diferenciados. Por una parte, una minoría responsable del empeoramiento de las condiciones de vida -cuando no asesinatos- de una mayoría que se encuentra a una situación límite. Este bloque, cuenta con el apoyo del aparato del estado -en todas sus dimensiones, policial, militar, ideológico-, el cual se erige en colaborador necesario, protegiendo a sus amos. Por otro, las víctimas que no aceptan el exterminio al que se les quiere someter y expresan, de distintas formas, su rebeldía ante un status quo en el que las cartas siempre están marcadas en favor de esa minoría totalitaria.
Esta visión, compartida, quizá inconscientemente, por amplias capas populares, se tornaría en instrumento revolucionario de convertirse en el elemento delimitador de los bandos, si se articulara en sentido común, esto es, si la mayoría de los sectores populares entendieran que los bandos se tienen que articular en función de la clase a la que pertenecen.
El sistema, consciente de la importancia de la batalla por el sentido común como elemento básico para el cambio político, ha lanzado una contraofensiva ideológica para neutralizar esa dicotomización de clase, recurriendo a un esquema pretérito que no pocas veces le ha funcionado con anterioridad: establecer los bandos en función de la aceptación del uso de los métodos de una parte, para de ese modo, tratar de volver al antiguo esquema de demócratas vs violentos.
Para ello, ha emprendido una ofensiva ideológica en torno al daño generado por sectores populares, para poder así articular el debate en si se condena o no el castigo sometido a las empresas de los vampiros. Es incuestionable, por ejemplo, que el coste del transporte, alojamiento, manutención, protección y alteración de la circulación para la celebración de la cumbre supera con creces el coste de los daños provocados por los oprimidos indignados. Si nos ciñésemos al daño, coste, expolio de las decisiones de las empresas y políticas que fuerzan estos vampiros, no habría dígitos para poder cuantificarlo. Pero el problema, sin embargo, deben de ser los 100000 euros de daños provocados y así debe reflejarse.
Brillante actuación del grupo municipal de EH Bildu con Aitziber Ibaibarriaga a la cabeza, empleando el símil del dedo y la luna para ilustrar el fondo del problema y eludir el anzuelo ideológico preparado por los capitalistas. Incomprensiblemente, EH Bildu nacional ha mordido el anzuelo y ha alimentado el esquema que trata de situar el debate en torno a la aceptación o no de atacar emblemas del capital. Este hecho, siembra dudas en torno a la capacitación de quienes ostentan responsabilidades a nivel nacional en EH Bildu, a la vez que contribuye a alimentar la percepción de EH Bildu como una conjunción de partidos en el que lo que prima es la colocación de las élites de estos, independientemente de su capacitación política. Flaco favor a la articulación de bandos en función a la clase social, a pesar de tener sobrados recursos discursivos para ello.
Ante comunicados de este tipo, resulta difícil situar a EH Bildu como unidad popular, porque aparentan mas, ser políticos profesionales de escaso perfil que se dejan llevar por los debates que generan los medios afines a los amigos de los EREs, desahucios, recortes?, que la suma de sectores populares que han tejido una alianza para alcanzar una mejora de las condiciones de vida de los sectores populares, así como un marco que lo posibilite.
La base de la unidad popular estaba el lunes en las calles Bilbao, en múltiples y diversos sectores de distintos colores y tradiciones políticas que acertaron en juntarse para avanzar posiciones ante el enemigo común, porque tienen claro cual es el problema y como hacerle frente.
Mientras no se solucionen los problemas en torno a la articulación del discurso bajo parámetros de eficacia política que permitan universalizar particulares que respondan a los intereses de las mayorías populares, difícilmente se conseguirá hegemonizar. La acumulación de fuerzas es un proceso de base ideológica acompañada de praxis, y este concepto va mucho mas allá de la suma de partidos integrados por políticos profesionales.
Por último, ante la confusión creada, resulta indispensable la comparecencia de la izquierda abertzale en su conjunto, incluyendo todas las organizaciones, para situar el debate en los parámetros correctos, y de esa manera, contribuir a esa delimitación de bandos, clave de la acumulación de fuerzas. Es hora de señalar a la luna, de tratar de convertirlo en el satélite mas visionado, para que esa visión se torne mayoritaria, y en consecuencia, en la base del cambio.
fuente: Borroka Garaia da!
No hay comentarios:
Publicar un comentario