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La explosión de violencia en Irak que comenzó en junio de 2014 amenaza con desestabilizar el país hasta el colapso, pero el avance de los radicales en la región puede, en última instancia, resultar favorable a EE.UU. El experto de la fundación rusa de la Cultura Estratégica Nikolái Bobkin opina en su artículo que, paradójicamente, es Washington quien podría sacar ventajas de la crisis en Irak.
17 de junio de 2014 (http://actualidad.rt.com/).-
La explosión de violencia en Irak que comenzó en junio de 2014 amenaza con desestabilizar el país hasta el colapso, pero el avance de los radicales en la región puede, en última instancia, resultar favorable a EE.UU.
El experto de la fundación rusa de la Cultura Estratégica Nikolái Bobkin opina en su artículo que, paradójicamente, es Washington quien podría sacar ventajas de la crisis en Irak.
El analista confirma que la sorprendente incompetencia del Gobierno iraquí frente a los radicales es "una trampa de la política exterior" desagradable para EE.UU. Los destacamentos del Estado Islámico de Irak y del Levante (EIIL) operan tanto en Siria como en Irak, y en Siria Washington eligió apoyar la lucha del movimiento contra el presidente Bashar al Assad, mientras que en Irak condena la violencia y considera "todas las acciones posibles contra los yihadistas".
Washington ya ha anunciado el envío a Irak de 275 militares para proteger la Embajada estadounidense en Bagdad, y el portaaviones George H.W. Bush ya ha entrado en el golfo Pérsico.
¿Una guerra con ventajas?
Los bruscos avances y victorias contundentes del EIIL en Irak pueden estar inspirados por EE.UU. con el objetivo de "legalizar una intervención futura", afirma el experto. El objetivo de esta posible intervención en Irak no sería la estabilización del país, sino un ataque a Siria con el pretexto de acabar con el terrorismo que se cobija en su territorio.
Desde este punto de vista la nueva guerra en Irak adquiere atractivos para EE.UU., indica el autor. "Irak colapsaría en tres partes: suní, chií y kurda; la región sufriría otra guerra civil. El caos aparecería en la frontera con Irán. La OTAN se metería en el conflicto y EE.UU. usaría el pretexto para intervenir también en Siria".
En cuanto a los intereses de Arabia Saudita en la región, este desarrollo sería favorable para la monarquía, pues está interesada en la caída del régimen en Siria en su lucha contra Irán por el dominio en la región.
Irán, por su parte, entiende estas posibles consecuencias de una nueva intervención de la OTAN en Irak e insta a la comunidad internacional a abstenerse de toda intervención militar, además de tomar sus propias medidas para aliviar la situación.
Supuestamente, unos 2.000 militares iraníes fueron enviados a Irak para fortalecer las defensas de Bagdad y de los sitios sagrados de la religión chií. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán niega esos rumores y afirma que "no participa en los combates en Irak".
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