LONDRES, 01 Mar. 12 (ACI/EWTN Noticias).-Un grupo de especialistas en ética médica vinculados a la Universidad de Oxford (Reino Unido), calificaron a los bebés recién nacidos como "moralmente irrelevantes", por lo que su asesinato debería permitirse "en todos los casos en los que se permite el aborto, incluyendo aquellos cuando el recién nacido no presenta ninguna discapacidad".
Los científicos australianos Alberto Giubilini y Francesca Minerva, en su estudio titulado "Aborto después del nacimiento: ¿Por qué el bebé debería vivir?", publicado en el Journal of Medical Ethics, aclararon que su postura "no es afirmar que los 'abortos' después del nacimiento sean buenas alternativas al aborto. Los abortos en una etapa temprana son la mejor opción".
"Proponemos llamar a esta práctica 'aborto después del nacimiento en lugar de infanticidio, para enfatizar que el estatus moral del individuo muerto es comparable con la de un feto más que con el de un niño".
En su artículo, los especialistas abortistas señalaron que "si nos preguntas que si nos hubieran hecho daño nuestros padres al haber decidido matarnos cuando cuando éramos fetos o recién nacidos nuestra respuesta es 'no', porque habrían dañado a alguien que no existe".
"Tanto el feto como un recién nacido ciertamente son seres humanos y personas potenciales, pero ninguno es una 'persona' en el sentido de 'sujeto del derecho moral a la vida'", indicaron.
Los abortistas australianos también expresaron su renuencia a aprobar la adopción en vez del asesinato en aquellos casos en los que el recién nacido es sano, al no poder definir si es más traumático para la madre dar al niño en adopción o matarlo.
Los principales "recomendados" para ser asesinados, de acuerdo al artículo, son los bebés que nacen con alguna enfermedad o discapacidad no detectada durante el embarazo.
"Una vez que los niños nacen, no hay opción para los padres más que tener al niño, lo que a veces es exactamente lo que ellos no hubieran querido hacer si la enfermedad hubiera sido diagnosticada antes del nacimiento".
Alberto Giubilini y Francesca Minerva manifestaron su pesar porque "sólo el 64 por ciento de los casos con síndrome de Down" son detectados durante test prenatales.
El editor del Journal of Medical Ethics y director del Oxford Uehiro Centre for Practical Ethics, Julian Savulescu, defendió, en un texto colgado en el sitio web de la institución universitaria, la publicación del artículo de los australianos, y calificó a quienes lo han criticado de "fanáticos opuestos a los valores propios de una sociedad liberal".
El aborto provocado es la eliminación o asesinato de un ser humano dentro del vientre de la madre. La doctrina católica y la ley natural coinciden en que nunca tiene justificación pues nadie tiene derecho a decidir sobre la vida de otra persona, menos la de los más débiles e inocentes; los no nacidos.
Los científicos australianos Alberto Giubilini y Francesca Minerva, en su estudio titulado "Aborto después del nacimiento: ¿Por qué el bebé debería vivir?", publicado en el Journal of Medical Ethics, aclararon que su postura "no es afirmar que los 'abortos' después del nacimiento sean buenas alternativas al aborto. Los abortos en una etapa temprana son la mejor opción".
"Proponemos llamar a esta práctica 'aborto después del nacimiento en lugar de infanticidio, para enfatizar que el estatus moral del individuo muerto es comparable con la de un feto más que con el de un niño".
En su artículo, los especialistas abortistas señalaron que "si nos preguntas que si nos hubieran hecho daño nuestros padres al haber decidido matarnos cuando cuando éramos fetos o recién nacidos nuestra respuesta es 'no', porque habrían dañado a alguien que no existe".
"Tanto el feto como un recién nacido ciertamente son seres humanos y personas potenciales, pero ninguno es una 'persona' en el sentido de 'sujeto del derecho moral a la vida'", indicaron.
Los abortistas australianos también expresaron su renuencia a aprobar la adopción en vez del asesinato en aquellos casos en los que el recién nacido es sano, al no poder definir si es más traumático para la madre dar al niño en adopción o matarlo.
Los principales "recomendados" para ser asesinados, de acuerdo al artículo, son los bebés que nacen con alguna enfermedad o discapacidad no detectada durante el embarazo.
"Una vez que los niños nacen, no hay opción para los padres más que tener al niño, lo que a veces es exactamente lo que ellos no hubieran querido hacer si la enfermedad hubiera sido diagnosticada antes del nacimiento".
Alberto Giubilini y Francesca Minerva manifestaron su pesar porque "sólo el 64 por ciento de los casos con síndrome de Down" son detectados durante test prenatales.
El editor del Journal of Medical Ethics y director del Oxford Uehiro Centre for Practical Ethics, Julian Savulescu, defendió, en un texto colgado en el sitio web de la institución universitaria, la publicación del artículo de los australianos, y calificó a quienes lo han criticado de "fanáticos opuestos a los valores propios de una sociedad liberal".
El aborto provocado es la eliminación o asesinato de un ser humano dentro del vientre de la madre. La doctrina católica y la ley natural coinciden en que nunca tiene justificación pues nadie tiene derecho a decidir sobre la vida de otra persona, menos la de los más débiles e inocentes; los no nacidos.