El capitán Marc Dubois estuvo más de un minuto para volver a la cabina de vuelo de Air France 447 después de que los pilotos perdieran el control del avión durante una tormenta eléctrica severa.
Lo que retrasó al capitán nunca fue revelado, pero dos fuentes dicen que el veterano piloto de 58 años, viajaba con una asistente social fuera de servicio de Air France, Veronique Gaignard.
Jean-Paul Troadec, director de la Oficina d’Enquetes et d’análisis, explicó que “la señorita Gaignard no formaba parte de la investigación, aunque se encontraba en el mismo vuelo”.
“La agencia no se interesó en la vida privada del piloto”.
El 447 de Air France volaba durante la noche de Río de Janeiro a París el 31 de mayo de 2009, cuando se estrelló en el Atlántico en las primeras horas del 1 de junio.
Las grabaciones de la caja negra revelaron que “Dubois estaba en un descanso rutinario cuando el avión entró en una tormenta tropical, dejando a sus dos copilotos – David Robert, de 37 años, y Pierre Bonin-Cedric, de 32 años – en el cargo”.
A medida que el Airbus A330 era afectado por la turbulencia de la tormenta, Bonin y Robert – que tenían, respectivamente, 2.900 y 6.500 horas de vuelo entre ellas – fueron incapaces de ponerlo bajo control.
Desesperadamente pidieron ayuda a Dubois, pero las razones nunca fueron aclaradas porque le llevó más de un minuto para volver a la cabina del avión.
Bonin estuvo en el control la mayor parte del descenso, mientras que Robert se hizo cargo a un minuto del impacto.
A pesar de que Bonin le había dicho a las asistentes de vuelo que preparasen a los pasajeros por la turbulencia, el informe destacó el hecho de que los pasajeros no estuvieron advertidos sobre la gravedad de la situación.
La esposa de Bonin, Isabelle, de 38 años, viajaba sin sus dos hijos de 8 y 4 años.
Un análisis detallado de las dos grabadoras de vuelo de la caja negra del avión estableció que “los sensores de velocidad del aire no funcionaban, probablemente porque se habían congelado”.
Aunque este problema podría haber sido tratado, los co-pilotos no había podido hacer frente a un puesto de gran altitud.
El final aterrador del vuelo 447 implicó una caída de tres minutos y medio a 120 mph, en la oscuridad, con la nariz ligeramente elevada.
Troadec de ABC indicó que “Parece que los pilotos no entendieron la situación y que no eran conscientes de lo que estaba sucediendo”.
Las personas que viajaban provenían de 32 países, y fallecieron cuando el avión cayó al mar a una velocidad de 180 pies por segundo.