martes, 24 de junio de 2014

Así torturaban y asesinaban los comunistas a las mujeres en los campos de concentración.

Supervivientes cuentan su tragedia

Tenían prohibido ir al baño, trabajaban durante 18 horas o les obligaban a correr cargando piedras enormes, entre otras muchas atrocidades.

RADOSLAV YORDANOV
Hace una semana se cumplieron los primeros 100 años de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, fecha en la que millones de personas demandan la igualdad y elogian la figura de las mujeres en la sociedad.
En los países comunistas durante la segunda mitad del siglo pasado, la propaganda del régimen destacaba en este día el importante papel que había desempeñado la mujer en la construcción de la sociedad socialista, y su supuesta liberación de las "ataduras del hombre y la propiedad privada de las sociedades burguesas".
Sin embargo, fue precisamente en los países del bloque comunista , donde las mujeres perdieron todos sus derechos y libertades. En la Bulgaria comunista, por ejemplo, miles de mujeres fueron enviadas a campos de concentración por razones como estas: "quiere divorciarse de su marido", "se viste de forma provocativa y moderna", "escucha música imperialista" o "espera en los puertos marineros estadounidenses para escapar con ellos", etc.

Las inhumanas condiciones de la cárcel de Lovech

Hace 70 años los comunistas llegaron al poder en el país balcánico de forma violenta, y en unos pocos meses asesinaron a miles de personas contrarias a las ideas de la izquierda. Fue también en 1944, cuando el régimen dictatorial comunista creó los primeros campos de concentración para consolidar su poder eliminando los "elementos reaccionarios". Entre 1944 y 1962 había en Bulgaria más de 90 campos de concentración, y en una decena de ellos también encarcelaron a mujeres.
El campo de concentración más duro fue el de Lovech, más conocido como "la cárcel de la muerte". Nikola Dafinov, uno de los supervivientes del aquel terror, contó a Libertad Digital que en Lovech había más de 150 mujeres, que trabajaban en la cantera junto con los hombres. "Murieron al menos 50 mujeres, bien porque les asesinaban por no cumplir la norma diaria, bien porque sus cuerpos no aguantaban las cargas."
Cada día las mujeres tenían que cavar 5 metros cúbicos de tierra para que los hombres encarcelados pudieran sacar piedras. Su comida diaria consistía en sólo 400 gramos de pan y un poco de sopa o agua. Uno de los torturadores, Petar Gogov, reconoció durante un juicio en 1990 que las condiciones en la cárcel eran insoportables. "Muchos presos murieron por la fatiga y el cansancio. La jornada laboral era muy dura. Recuerdo que las mujeres tenían que cavar cinco metros cúbicos de tierra y trasladarla luego a 30 metros de distancia. Era una norma imposible para cualquier mujer."
Además, las encarceladas tenían prohibido ir al baño durante las noches, por lo que tuvieron que utilizar dos cubos. Las mujeres, que sobrevivieron al terror de Lovech, recuerdan también que los vigilantes las obligaban a correr llevando enormes piedras o con carretillas llenas de tierra. Cuando ya no podían aguantar, los comunistas las pegaban y torturaban.

Encarcelada y torturada por intentar divorciarse

Una de estas mujeres fue Raina Gueorguieva que fue encarcelada en el campo de concentración de Lovech por haber intentado divorciarse de su marido. "A los policías comunistas de la cárcel les encantaba levantarnos las faldas y golpearnos. Se divertían mucho cuando nos obligaban a correr llevando piedras enormes. Muchas perdimos la conciencia".
A pesar de que fue golpeada con crueldad en numerosas ocasiones, el peor momento de la joven Raina fue cuando tuvo que presenciar el brutal asesinato de otra mujer encarcelada, que se llamaba Dina Pitzina. "Un día llegó a la cárcel una mujer que tenía sobrepeso y que no podía cumplir con la norma diaria de cavar 5 metros cúbicos de tierra. Entonces, una de las vigilantes llamó a Gazdov para decirle que esta mujer no quería trabajar. Entonces él dijo que había "que eliminarla". Después de recibir la orden, una de las vigilantes empezó a golpearla con una vara, y luego metió la vara en su boca y empujaron hasta que a la pobre mujer se le salieron los intestinos. Los vigilantes dejaron su cuerpo desnudo en la barraca donde dormíamos hasta que al día siguiente se le ordenó a algunos presos enterrarla.

"Nosotros decidimos si vives o mueres"

Otra superviviente del terror comunista en Lovech, Lyliana Popova, fue encarcelada por intentar escapar a la República Federal de Alemania. "Al llegar a este campo de concentración, lo primero que vi fue como el policía Gazdov pegó una paliza a una mujer llamada Yodka. La golpeó varias veces en los pechos con una vara. La mujer no dejó de vomitar sangre durante toda la noche".
Popova recuerda con dolor que cuando llevaba apenas unos días en el campo intentó suicidarse al saltar de la cantera más grande. "Los vigilantes me detuvieron. Ni siquiera me permitieron suicidarme. Me dijeron que sólo ellos tenían derecho a decidir si yo iba a vivir o no. A causa de este accidente, decidieron castigarme al golpearme por todo el cuerpo."
Después de la caída del régimen en 1989, Popova contaría al periodista Hristo Hristov un incidente que también tuvo lugar en el campo de concentración de Lovech, y que nunca podrá olvidar."En la cárcel de Lovech conocí a una mujer, que se llamaba Radka. Era una mujer muy bajita e inofensiva, pesaba 35 kilos como mucho. Un día intentó escapar, pero los vigilantes la detuvieron y la dejaron para que se la comieran los perros. De la pobre mujer no quedó nada" recordaba Popova.

Encarcelados por robar una bicicleta

Al campo de concentración de Lovech también fueron enviados varios miembros de una misma familia como en el caso de los Bushevi. Ivanka y Boris Bushevi se habían casado en 1958, pero sólo tres años más tarde fueron enviados al campo de concentración de Lovech. La razón de su encarcelamiento fue el hecho de que Boris Bushev había robado una bicicleta. Ivanka sobrevivió al terror comunista de Lovech, mientras que su marido fue asesinado.
Busheva recuerda atemorizada que una vigilante llamada Totka Nesheva las golpeaba todos los días sin razón alguna. "Un día Nesheva me ordenó que pegara a otra encarcelada, una mujer joven, y que la metiera una vara en su vagina hasta asesinarla. Me negué a hacerlo, por lo que dos vigilantes me pegaron con una correa durante horas.".
No obstante, la pesadilla de Ivanka Busheva sólo acababa de empezar. "Una segunda vez me torturaron y pegaron con crueldad porque ayudé a Nadia Ivkova, de Sofía. La habían pegado tanto que todos la dimos por muerta. Yo limpié sus heridas, y cuando Gazdov y Gogov se enteraron de ello, decidieron castigarme al pegarme con una enorme correa".

El campo de concentración de Skravena

Cuando la cárcel de Lovech fue clausurada, muchas mujeres fueron trasladas a un campo de concentración exclusivamente para mujeres. Pocas mujeres sobrevivieron para contar sus trágicas historias en Skravena. Historiadores y fiscales coinciden en que todavía falta mucho por conocerse sobre las atrocidades comunistas en los campos de concentración y lamentan que muchos de los archivos fueran destruidos.

Más de 200.000 ingushetios y chechenos murieron por rechazar someterse a la doctrina comunista.

El día que Stalin borró del mapa a dos grupos étnicos


RADOSLAV YORDANOV
El periodo transcurrido entre el 23 de febrero y 12 de marzo de 1944 fue, sin duda alguna, uno de los episodios más oscuros del comunismo. Hace 70 años, el régimen de Stalin llevó a cabo la deportación de todo el pueblo ingush y checheno, durante la cual murieron más de 200.000 personas.
El 3 de marzo, la República Autónoma Socialista Soviética de Chechenia-Ingushetia oficialmente dejó de existir. Toda referencia a esta república y a su población fue eliminada de las enciclopedias y las mapas oficiales. Ingushetios y chechenos fueron borrados de la tierra de sus antepasados, y los que sobrevivieron la deportación, fueron trasladados a Siberia y a regiones remotas de Kazajistán, Uzbekistán y Kirguistán.


Acusados de colaborar con los nazis

Entre los pretextos que se esgrimían para la deportación destacaba la supuesta colaboración de estos dos pueblos con la Alemania nazi. Sin embargo, las autoridades soviéticas no aportaron ninguna prueba de ello. Además, durante la Segunda Guerra Mundial, unos 40.000 chechenos combatieron en el Ejército rojo, pero cuando Stalin dio la orden de deportación, ellos fueron enviados a los gulag siberianos.
Por eso, varios historiadores aseguran que la verdadera razón de la deportación masiva de estos dos pueblos era su rechazo a la doctrina comunista,porque ésta quería acabar con sus señas de identidad y su modo de vida. En este sentido, el historiador estadounidense Norman Naimark afirma que con su deportación masiva en distintos lugares de Siberia y Asia Central, Stalin quería dispersar a estos dos pueblos para acabar de una vez con sus rebeliones y desobediencia.

Deportados en vagones de ganado

Curiosamente, la deportación comenzó el 23 de febrero, el día del Ejército Rojo. Aquel día, en cada pueblo y ciudad de la república autónoma fueron convocados los hombres en los edificios locales de los Soviet donde, en lugar de conmemorar una de las fiestas de la URSS, se les anunció que en cuestión de minutos serían deportados por colaborar con los nazis. Los habitantes de la república disponían de 15 minutos para recoger sus pertenencias, después de lo cual fueron transportados en camiones hasta las estaciones de ferrocarril más próximas, donde fueron encerrados en vagones de ganado.
Los ancianos y las mujeres embarazadas fueron asesinados, porque se consideraba que requerirían mucho esfuerzo para su transporte y que solo ralentizarían el proceso de deportación. Se estima que durante el viaje, que continuó varias semanas, más de 100.000 personas murieron de hambre, frío y de enfermedades infecciosas. Los familiares de los fallecidos ni siquiera tenían la posibilidad de enterrarlos, ya que los soldados comunistas arrojaban los cadáveres al lado de las vías del tren para no perder tiempo.
Una vez completado el proceso de la deportación, chechenos e ingushetios fueron esparcidos en distintos lugares de Kazajistán, Kirguistán y Uzbekistán donde, entre 1944 y 1948, murieron al menos 80.000 personas a causa de las condiciones inhumanas en las que tuvieron que vivir. Además, las autoridades comunistas habían prohibido a la población local ayudar a los recién llegados.

La masacre de Khaibakh

El pueblo de Khaibakh estaba enclavado en una zona montañosa de difícil acceso, por lo cual a los soldados rusos se les ordenó que se deshicieran de sus habitantes. Dziyaudin Malsagov, uno de los soldados comunistas presentes en Khaibakh , recordaría años más tarde que más de 700 mujeres, niños y ancianos, fueron encerrados en un establo en Khaibakh. " Cerramos el establo y luego lo encendimos. Se escuchaban muchos gritos de mujeres y niños, e incluso algunos consiguieron abrir la puerta. Entonces recibimos la orden de disparar a los que intentaban salir, de manera que la puerta se quedó bloqueada por sus cadáveres y los demás murieron quemados vivos".
Lavrenty Beria y sus soldados de los servicios secretos de la NKVD fueron los responsables de la deportación y de las matanzas, y por su defensa del ideal comunista en la república autónoma fueron condecorados con medallas por las autoridades soviéticas.

13 años de exilio

El 25 de febrero de 1956, el nuevo dirigente de la URSS, Nikita Jrushchov, aseguró que "la deportación de todos los chechenos e ingushetios" y sus "ejecuciones sin previo juicio" "no contribuyó a reforzar la unidad del Partido".
El entonces Primer Secretario del PCUS reconoció, además, que "estas deportaciones no podían justificarse por consideraciones de orden militar".La ruptura de Jrushchov con el estalinismo hizo posible que un año más tarde, en enero de 1957 se permitiera a los chechenos e ingushetios volver a sus casas.
En 2004, el Parlamento Europeo aprobó una moción que reconocía las atrocidades comunistas en Chechenia e Ingushetia como un genocidio.