“Los derivados son un arma financiera de destrucción masiva”, así los definió Warren Buffet hace tiempo. Y es que de todos los desequilibrios que se han intentado corregir en estos más de 10 años de sucesivas recesiones y burbujas, el problema de los derivados es en el que menos se ha avanzado.
¿Y por qué afirmo que es un problema? El analista de Market Oracle Michael Snyder lo explica perfectamente:
La "gran burbuja" de valores respaldados en hipotecas
La gran banca siemrpe gana, y cuando no hay que rescatarla
Cuando se produzca un crash en los mercados financieros de EE.UU., también se producirá en la economía del país, y por consiguiente en la economía de todo el mundo. Recuerden lo que pasó en 2008. Los mercados financieros se estrellaron, el crédito se congeló, y de repente la economía sufrió un paro cardiaco.
Hay pocas cosas que puedan provocar que los mercados financieros se bloqueen de una manera más grave que un colapso en los mercados de derivados. A diferencia de las acciones y los bonos, un derivado no es una inversión real. Un derivado es una apuesta legal sobre el valor a futuro o cumplimiento de alguna cosa. Al igual que usted puede ir a una casa de apuestas a apostar sobre quien ganará los partidos de esta semana, los banqueros de Wall Street invierten miles de millones de dólares en apuestas sobre como estarán los tipos de interés en el futuro, o sobre que instrumentos de crédito entrarán en suspensión de pagos. Wall Street se ha transformado en un gigantesco casino donde la gente apuesta a cualquier cosa que te puedas imaginar.
Esto funciona bien siempre y cuando no haya cambios bruscos en la economía, y el riesgo se maneje con estricta disciplina, pero como hemos visto, esto no ha sido siempre así en los últimos años.
La razón de que la compañía de seguros más grande el mundo, AIG, fuera rescatada por el gobierno fue los derivados. Las operaciones de derivados también causaron la caída de MF Global, y la pérdida de 6.000 millones de dólares de JP Morgan Chase. Pero todos esos incidentes fueron pecata minuta comparado con el pánico en el mercado de derivados que es seguro que se produzca. Las consecuencias económicas de ese crash van a ser absolutamente horribles.
En realidad nadie sabe cual es el valor total de los derivados en el mercado mundial, pero tiene que estar en alguna parte entre los 600 billones de dólares y los 1,5 trillones de dólares. Para tomar estas cifras como referencia destacar que el PIB mundial es de alrededor 70 billones de dólares. Es decir, en el mejor de los casos, ¡el mercado de derivados es más de 8 veces mayor que el PIB mundial!
Los grades operadores de este mercado son los cuatro grandes bancos de EE.UU. Han entrado dentro de la categoría de “demasiado grandes para caer”, pero si finalmente caen, será difícil rescatarlos, se quiera o no. Lo malo es que estos bancos son tan importantes para nuestro sistema económico, que su destrucción también destruiría la economía de EE.UU. Es algo así como cuando el cáncer se vuelve tan avanzado que eliminar el cáncer también implicaría matar al paciente.
Para que vean que no exageramos con la situación, vamos a dar algunos números:
JP Morgan Chase:
- Activos totales: 1,8 billones de dólares.
- Exposición total a derivados: 69 billones de dólares.
CITIBANK:
- Activos totales: 1,3 billones de dólares.
- Exposición total a derivados: 52 billones de dólares.
Bank of America
- Activos totales: 1,4 billones de dólares.
- Exposición total a derivados: 44 billones de dólares.
Goldman Sachs
- Activos totales: 114.000 millones de dólares.
- Exposición total a derivados: 41 billones de dólares
Esto significa que la exposición total que Goldman Sachs tiene contratos de derivados por más de 362 veces que sus activos totales.
Se está incrementando la reglamentación en EE.UU. para controlar este mercado, pero no es suficiente. Hay formas para desviar estas operaciones a filiales internacionales que no tengan que sufrir el endurecimiento de las normas.
Michael Snyder afirma de forma premonitoria: “Sin lugar a dudas, en el futuro se producirá un pánico en el mercado de derivados. Eso hará que los mercados financieros se bloqueen. Varios de los bancos ‘demasiado grandes para quebrar’ se caerán y exigirán rescates. Los mercados de crédito se paralizarán por el miedo y se congelarán. La economía de EE.UU. y de todo el mundo entrará en paro cardiaco, sólo que esta vez no será tan fácil de arreglar”.