Andrés Felipe Arias, otra víctima de Juan Manuel Santos
Parte 1
Por Ricardo Puentes Melo
Mayo 09 de 2013
Y la mayoría son malas. Hace un par de días, cuando le negaron la libertad por tercera vez, aduciendo peligrosidad extrema para la sociedad, confirmé de nuevo en que aquí la justicia es manejada por un monipodio de mangantes que se arrastran por las magnas instituciones, y que tienen sus cómplices indolentes en lo que llamamos la gran prensa nacional.
Porque la gran conquista perversa de la izquierda narcotraficante y sicaria no ha sido solamente infiltrar casi todas las instituciones y asociaciones de ciudadanos, sino que ha llegado a controlar los medios de comunicación para mantener en la ignorancia y la estupidez colectiva a quienes se arremolinan en imaginarios zocos para deleitarse con la desgracia ajena, un ruin pasatiempo alimentado durante décadas por los medios que han urdido pacientemente la destrucción de nuestros valores por medio de narconovelas, realities infestados de meretrices, drogadictos y homosexuales, y hasta programas infantiles donde se les enseña a los infantes que deben empezar su sexualidad lo más pronto posible porque para eso están los congresistas que legalizan el aborto; que estar a la moda es convertirse en juguete sexual de los depravados que les toca como maestros, jueces, fiscales, columnistas de opinión, médicos, ministros, congresistas y gobernantes.
Esa misma maquinaria propagandística, controlada por la familia del presidente Santos, ha hecho de Andrés Felipe Arias una especie de monstruo digno de ser cortado a pedazos por robarse –eso dicen- el dinero de los pobres para entregárselo a los ricos, sus iguales de clase.
Consultando con algunos periodistas amigos pude darme cuenta de que lo único que tenían contra Arias era una ojeriza enfermiza y unas órdenes de sus jefes para hundir la reputación del ex ministro en el fango más nauseabundo que pudieran inventarse. Cosa que lograron con bastante éxito. Hasta personas cercanas a mis afectos comentaron, tan pronto se supo de la tercera negativa para dejarlo ir a casa con sus pequeños hijos y su esposa, que “ese ladrón debería pudrirse en la calle.. eso le pasa por robar a los pobres campesinos”.
Tanta indolencia e ignorancia solo puede ser posible en este caldo de cultivo creado por corruptos como Juan Manuel Santos, quien con total desfachatez ha eludido la cárcel que se merece por cometer infamias como la que infligió, en compañía del almirante Echandía (su amigo del alma y de fechorías) al Almirante Arango Bacci.
Desde hace mucho nos enteramos de que Juan Manuel Santos estuvo detrás del montaje contra Andrés Felipe Arias. Santos planeó todo con sumo cuidado y contó con la complicidad de Nohemí Sanín para cortarle el camino seguro a la presidencia como heredero natural de Álvaro Uribe Vélez.
Fue Juan Manuel Santos quien armó la tramoya de desprestigio usando todo el poder que tiene sobre los medios, controlados por su familia. No por nada es la revista Semana, Caracol y El Tiempo quienes dan inicio a este horror que aún no termina para Arias. Todo, para cumplir el fatuo sueño de Santos de convertirse en presidente de Colombia solo por la gloria y el poder que tal cosa conlleva. En esto sirvieron como criados los periodistas Daniel Coronell, Alejandro Santos, Vicky Dávila y otros que se fueron sumando a la camarilla santista.
Andrés Felipe Arias es inocente. Jamás se robó un solo peso ni su campaña fue financiada por quienes fueron beneficiarios del programa Agro Ingreso Seguro. Tampoco es cierto que la compra de su apartamento haya sido gracias a desfalcos, torcidos y vacunas.
Veamos el asunto punto por punto.
Agro Ingreso Seguro. Este programa fue producto de una política de Estado, orientado a mejorar la productividad y la competitividad de todo el sector agropecuario colombiano. Pequeños, medianos y grandes empresarios del campo eran su público objetivo. Para la puesta en marcha del programa se contó con el trabajo estrecho entre el gobierno y el Congreso.
Para la época se seguía discutiendo y negociando el TLC con Estados Unidos, pero el ministro Arias no estuvo dispuesto a condicionar la implementación de AIS a una eventual aprobación o no del mismo. ¿La razón? Porque todos los países del mundo tienen programas agrícolas en donde se derraman borbotones de ayudas y subsidios a todos sus agricultores, y Colombia no podía exponerse a un proceso de competencia internacional en este sector, como viene sucediendo con los actores de libre comercio, sin tener un soporte de este estilo, porque estaríamos jugando en una cancha completamente desnivelada. En esos días Estados Unidos entraba con un 40% de subsidio, y así era muy difícil competir. Por eso se creó el programa. Y el Congreso estuvo de acuerdo en que se haría con TLC o sin TLC con Estados Unidos.
Ese tipo de apoyo siempre estuvo abierto todo el sector agropecuario, a todo tipo de productores, aunque siempre llegó en una mayor proporción a los más pequeños y medianos. Tanto que el 99% de los beneficiarios fueron pequeños y medianos productores, mientras que el 1% eran grandes empresarios del campo que generan empleo.
La satanización que hizo la prensa focalizó su centro de matoneo en ese punto, en que no era justo incluir a los grandes empresarios del campo en ese programa. Sin embargo, el programa no excluía al empresario del campo, y en realidad no tenía por qué excluirlo.
Y ahí empieza el fiscal del caso a mentir. El fiscal aseguró a los jueces que ese programa AIS estaba diseñado para desplazados y para pequeños productores, y que era muy claro que los grandes empresarios no deberían acceder a él. Esa falsedad es tan burda que nadie podrá encontrar ninguna norma que excluya, ni prohíba el acceso de grandes y medianos productores a AIS. Tan cierto es esto, que el hoy ministro de Agricultura y líder de los ataques contra Agro Ingreso Seguro, fue beneficiario del programa siendo un gran empresario.
Los argumentos para que el grande empresario no fuera excluido son conceptual y teóricamente diáfanos: el empresario del campo genera empleo, seguridad alimentaria, flujos de divisas por las exportaciones que hace, y debe competir con las importaciones o los mercados internacionales subsidiados. Pero, insistimos, con todas las razones a favor de no excluir al grande. AIS le llegó más a pequeños y medianos.
El éxito del programa se mide en cifras. Hubo aumento en un millón de hectáreas, eso es un aumento del 20% en la frontera agrícola colombiana, En otras palabras, el ministerio de Andrés Felipe Arias recuperó el millón de hectáreas que se perdió en la década de los noventas; la productividad promedio del sector aumentó cerca del 13%, llegaron a producirse cerca de cinco millones más de toneladas de alimentos al final del periodo del gobierno de Uribe con respecto a cuando éste comenzó. Sucedió una reactivación extraordinaria del campo, logrando inflaciones de alimentos de 1 ó 2% a pesar de una complejísima coyuntura internacional de precios de alimentos al alza. La crisis mundial apenas tocó a Colombia, y esto se le debe en gran parte a la gestión de Arias.
Para quienes no lo entiendan, el 1 ó 2% de inflación significa un alza pírrica en los precios de los alimentos, algo que obviamente favoreció muchísimo a los estratos más pobres de Colombia.
Juan Camilo Restrepo y Agro Ingreso Seguro. Cómo lo mencionamos en otro artículo
(http://www.periodismosinfronteras.com/negocios-juan-camilo-restrepo.html), el hoy ministro de Agricultura y férreo opositor de AIS, Juan Camilo Restrepo, fue beneficiario del programa que él tanto ha criticado, Agroingreso Seguro, por un crédito de $110.000.000, obteniendo un incentivo Rural –ICR (No. 08-12418) que fue aplicado el 27 de mayo de 2009, por un valor de $23.235.340.
Restrepo accediól programa para la compra de equipos para su ganadería de leche en Ubaté, más exactamente en la cuenca de Fuquene y Cucunuba, donde se destruyeron humedales y fuentes de agua para beneficiar el inmenso hato ganadero del ministro y su familia.
No nos explicamos por qué, si al ministro Juan Camilo Restrepo le pareció tan corrupto, politizado y arbitrario el programa, por qué –repito- accedió a éste. ¿Tal vez porque él mismo tiene la certeza de que AIS no tenía ningún sesgo político, como lo afirma hoy, después de que se embolsilló el dineral? ,
Si enemigos radicales del gobierno de Uribe, como Juan Camilo Restrepo, pudieron acceder al programa, eso habla muy bien de AIS.
La emboscada a Arias. Obviamente, como en Colombia no faltan los ladrones y deshonestos, unas personas que actuaron de mala fe, y tal vez asesoradas por quienes querían ponerle freno a Andrés Felipe Arias, aplicaron la modalidad de subdividir o fraccionar sus proyectos para acceder a más recursos de los que la norma permitía.
Aunque esto sólo sucedió en uno de los diez módulos que tenía el programa, es decir, en el módulo de riego (porque había otros módulos de crédito subsidiado, de subsidios a la tasa de interés, y de asistencia técnica de apoyos a diferentes tipos de empresas y proyectos). Pero, en uno solo de esos módulos, las familias Vives Lacouture, Lacouture Dangond, Lacouture Pinedo, Dávila Fernández de Soto, Dávila Abondando, accedieron ilegalmente al auxilio para once proyectos originales, una pequeña fracción de un solo módulo de todo el programa. Es decir, estamos hablando de cerca de trece mil millones de pesos sobre un total de 1.5 billones que se irrigaron durante toda la administración en Agro Ingreso seguro, o sea el 1%.
Evidentemente, nada justifica ese engaño. Pero de ahí a culpar a Andrés Felipe Arias por eso, no hay más que un cuidadoso entramado que buscaba precisamente ese objetivo.
En medio de una intensa campaña política muy fuerte, donde a Arias le estaba yendo de maravilla, Juan Manuel Santos vio peligrar sus aspiraciones de poder, tras del cual había conseguido llegar hasta el círculo cercano de Álvaro Uribe fingiendo ser un combatiente de las tesis de la Seguridad Democrática, cuando en realidad no era más que un traidor disfrazado que infiltró las filas uribistas para, cual caballo de Troya, desparramar el Socialismo del Siglo XXI, el más puro chavismo castrista en Colombia. (verhttp://www.periodismosinfronteras.com/santos-la-hiena.html)
Entonces, Arias estaba en la cúspide. Era el seguro sucesor de Uribe en la presidencia y, como estaba ganando la consulta del Partido conservador, se le vino encima toda la maquinaria santista dispuesta a aplastarlo.
Lo primero que trataron de insinuar, usando al periodista a sueldo, Daniel Coronell, es que Arias se había enriquecido con el programa. La fiscalía le realizó el estudio patrimonial más infame que se pueda imaginar y lo único que le encontraron es que el ex ministro Arias tenía una moto en la universidad. Cierto, él tuvo una DT 125 y luego pudo comprarse con mucho esfuerzo un Hyundai modelo 2003. Ese carro lo tuvo hasta que fue Director de Política Macroeconómica en Minagricultura, cuando no podía andar solo debido a los enemigos del gobierno.
También le encontraron unos “extraños” movimientos de moneda que hizo en 2008, de veintitantos millones de pesos, pero luego descubrieron que esos “extraños movimientos” no eran otra cosa que el pago del seguro de Global Education que Arias había comprado cuando nació su hija Eloísa que se compra a través de Correval. Eso no era más que un seguro que se compra para garantizar la educación universitaria de los hijos. Siendo ya ministro de Agricultura es tonto pensar que él no iba a poder pagar eso.
Así que, como la Fiscalía no encontró ningún tipo de anomalía patrimonial, Coronell y demás rosario de propagandistas al servicio de Santos, dijeron que seguramente el programa AIS había servido para financiar su campaña. Entonces, Arias demostró que de todas esas personas que habían engañado al ministerio, ninguno le había dado ni un solo centavo a su campaña. Ninguno, y ninguno lo conocía.
Andrés Felipe Arias sí dijo que hubo dos personas beneficiarias del programa que, de buena fe, trataron de aportar a su campaña. Pero el ex ministro se percató a tiempo y regresó de inmediato el dinero.
Entonces, afanados porque Arias avanzaba a pasos agigantados hacia la Presidencia, sus contrincantes hicieron llegar a la Fiscalía un modelo de carta de agradecimiento que los asesores de Arias habían diseñado para dar las gracias a los aportantes, tanto a quienes les recibían como a los que no. El ex ministro demostró que la carta era modelo para todos, y que él le agradecía a todos. Y aportó otra prueba: los cheques devueltos, el dinero que regresaron, que no quisieron aceptar.
Andrés Felipe Arias fue absuelto por el Consejo Nacional Electoral. No se encontró ninguna de las anomalías que Daniel Coronell denunció en la revista Semana, cuyo director y patrón es el sobrino del entonces agazapado candidato Juan Manuel Santos. ¡Qué coincidencias, no?!!
Tanto Daniel Coronell como sus pares, haciéndole el favor al narcoterrorismo perafaniano, nunca bajaron a Arias de todos los sinónimos de ‘paramilitar, narco, asesino, corrupto’. Le estaban cobrando muy caro su férrea postura en contra de la mafia narcoguerrillera de las FARC, cuyos miembros hoy amigos del gobierno de Santos. La izquierda asesina sabía ya que Arias sería un obstáculo para la impunidad que desde entonces buscaban tramitar con su camarada Santos.
Entretanto, Daniel Coronell seguía infiltrando la campaña de Arias y se nutría de mentiras para armar unas historias llenas de histerismo y locura. A Coronell le dolió en el alma que el Consejo Nacional Electoral exonerara a Arias. Como a la Fiscalía no le quedaba nada para hundir a Arias, el entonces Fiscal Guillermo Mendoza Diago esconde malévolamente un informe de la Policía Judicial que prueba la inocencia del ex ministro. Llega Viviane Aleyda Morales de Lucio a la Fiscalía y es ella la que arranca, cual aplanadora narcoguerrillera del M19, y se dispone a reducir al silencio a Andrés Felipe Arias.
Viviane Aleyda Morales también conoce el informe de Policía Judicial donde se prueba que AIS tenía todos los controles, todos los filtros posibles, y que los ministros no tenían nada que ver con el engañó que sufrieron por parte de las familias arriba mencionadas. Pero la Morales también engaveta el informe.
Sin embargo, el diario El Colombiano publicó copia del informe dos días antes de la audiencia, y Viviane Aleyda Morales no tuvo más remedio que aportarlo al expediente. La inocencia de Andrés Felipe Arias queda probada: Él no tiene nada que ver con lo que hicieron las familias tramposas.
La jugarreta de Viviane Aleyda Morales. Viéndose perdida, la Fiscal samperista sabe que debe cumplir con la misión de sacar del
camino a Andrés Felipe Arias, y entonces ella y su equipo de malhechores se inventan la jugarreta que hoy tiene preso al ex ministro. Dijo la Fiscalía que el delito del Ministerio fue haber suscrito los convenios de ciencia y tecnología con el IICA, que es el organismo multilateral inscrito en la OEA. Así como la FAO es el brazo agrícola de la ONU, el IICA es el organismo multilateral del Sistema Interamericano que se encarga de temas agrícolas y de alimentación y rurales.
Sabiendo la Fiscal Morales, concubina del guerrillero Carlos Alonso Lucio, que tenía una pequeña oportunidad de destrozar al seguro reemplazo de Uribe, sale a los medios a decir que el delito de Andrés Felipe Arias no era el de los auxilios a los Dávila y demás, sino el haber celebrado ese convenio con el IICA.
Lo macondiano de la aseveración de la samperista Viviane Aleyda, no es tanto la acusación contra Arias de celebración de contratos sin lleno de requisitos, sino el haber celebrado los convenios con el IICA que fue la entidad que operó el programa AIS. No solamente lo acusa de celebración indebida de contratos sino que la Morales dijo que Arias ¡cometió un peculado con el IICA…!!!
“Peculado” extrañísimo porque el ministro Arias no le dio dinero a IICA sino que, al contrario, convenció a la entidad de que aportara al programa, cosa que efectivamente sucedió.
Cuando Andrés Felipe Arias pregunta que con qué persona del IICA se cometió el peculado, la fiscal Morales le contesta que con nadie en especial, sino que con la entidad IICA, en abstracto. La Fiscal tuvo la desfachatez de implicar nada menos que a una entidad de la OEA en el supuesto delito pero, obviamente, el único vinculado al proceso debía ser Arias.
Esto da como para una cursi y surrealista historia de Univisión. Para la Fiscal Morales fue sencillo lanzar esa acusación y, acto seguido, decir sin rubor alguno que, gracias a esa ‘celebración ilegal de contratos’ es que fue posible que las familias aquellas hicieran trampa.. Y ¡zas!, le clava a Andrés Felipe Arias el cargo por ‘peculado’ a favor de los tramposos.
Esa fue la jugarreta de Viviane Aleyda Morales, la del proceso 8.000, la que exoneró a Samper por los dineros del narcotráfico en su campaña, la que colocó la Fiscalía General de la Nación al servicio del antiguo terrorista Lucio, la que asesoró paramilitares. Esos son los delitos que se le imputan a Andrés Felipe Arias.
Desbaratando el burdo montaje. Las canalladas en contra de Arias son sencillas de desbaratar. Primero, esos convenios con el IICA se celebraron así porque esa ha sido la manera en que el Ministerio de Agricultura los ha celebrado históricamente. Hay cerca de 140 convenios idénticos sólo desde 1993, y si nos vamos más hacia atrás, podremos encontrar otros 200 convenios, todos idénticos. Ha sido una tradición inveterada en el Ministerio el celebrar convenios con el IICA, una entidad muy seria.
El programa Agro Ingreso Seguro comprobó que era supremamente beneficioso para el agro colombiano, sin importar si se era pequeño, mediano o grande productor. Tan cierto es esto, que el actual ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, critica en los medios a AIS, pero sigue invitando al sector a participar en Agro Ingreso Seguro.
Para no cansarlos más, dejemos aquí la historia con la promesa de una pronta y segunda parte llena de muchas más sorpresas.
Baste decirles que si Andrés Felipe Arias debe estar en la cárcel, eso significa que todos los ministros de Agricultura vivos también deberían irse para la Picota.
Todos, incluyendo al actual Ministro Juan Camilo Restrepo, quien ratificó el convenio con IICA, el mismo convenio que tiene tras las rejas a Andrés Felipe Arias.
¡Qué horror de gobierno..! ¡Qué espanto de justicia..! ¡Qué asco de periodismo cómplice!
@ricardopuentesm