El sábado, Rohani sorprendió al imponerse en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Irán con 50,68% de los votos, una victoria que marca el regreso de los moderados y los reformadores al gobierno tras años de control del poder por los conservadores.
El un mensaje leído en la televisión estatal, el presidente electo saludó “la victoria de la moderación sobre el extremismo”, pero insistió para que la comunidad internacional “reconozca los derechos” de Irán en materia nuclear.
La Casa Blanca criticó irregularidades en la votación, pero manifestó que: “Washington está dispuesto a negociar directamente con el gobierno iraní con el objetivo de alcanzar una solución diplomática que contemple plenamente las preocupaciones de la comunidad internacional sobre el programa nuclear iraní”.
Rusia, otra potencia que mantiene mejores relaciones con Teherán, también expresó su voluntad de incrementar la cooperación entre ambos países.
El presidente Vladimir Putin indicó por medio de un comunicado del Kremlin: “su confianza en que el nuevo presidente trabajará para la prosperidad de Irán, amigo de Rusia, y al fortalecimiento de las relaciones entre ambos países”.
Israel, la única, aunque no declarada, potencia nuclear de la región no descarta una intervención militar contra Teherán, ve pocas posibilidades de un cambio radical en la política nuclear iraní y llamó a mantener la presión para lograrlo.
Yuval Steinitz, ministro de Defensa, declaró a la radio militar: “La hipótesis de trabajo debe ser que [el Guía Supremo, el ayatolá Alí] Jamenei, que dirige este programa desde hace 24 años, continuará dirigiéndolo y por lo tanto, sin una presión sobre Irán no existe ninguna posibilidad de ver cambios significativos en la estrategia nuclear”.
Rohani había prometido antes de ser electo, “trabajar para restablecer relaciones diplomáticas con Washington, cortadas luego de la toma de la embajada estadounidense en 1979 por parte de estudiantes islámicos”.
El Secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, felicitó este sábado a Rohani, afirmando que: “continuará animando a Irán a jugar un papel constructivo en los asuntos regionales e internacionales”.
Varias monarquías árabes del Golfo, que mantienen relaciones tensas con Irán, felicitaron a Rohani.
Por su parte, la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, expresó su decisión de trabajar con el nuevo presidente sobre las actividades nucleares iraníes.
Londres llamó a Rohani a ‘encaminar a Irán en una nueva vía’, respondiendo sobre todo a “las preocupaciones de la comunidad internacional en relación al programa nuclear, avanzando hacia una relación constructiva con la comunidad internacional y mejorando la situación política y de los derechos humanos” en el plano interno.
Francia, aseguró estar dispuesta a trabajar junto al nuevo presidente iraní, fundamentalmente en relación al programa nuclear iraní, pero también sobre el ‘involucramiento de Irán en (el conflicto que azota) Siria’ desde marzo de 2011.
El canciller alemán Guido Westerwelle saludó la decisión de los electores iraníes de ‘respaldar las reformas y en favor de una política exterior constructivas’ y dijo esperar que el nuevo gobierno del país ‘contribuya a solucionar los problemas internacionales y regionales’ .
Italia afirmó que espera que sea ‘posible trabajar con el nuevo presidente en el desarrollo de las relaciones bilaterales e iniciar de inmediato un período de comprensión y un diálogo constructivo entre Irán y la comunidad internacional’.
La presidenta del Consejo Nacional de la Resistencia Iraní (CNRI, oposición en el exilio), Maryam Radjavi, denunció “una mascarada electoral del régimen de los molá por temor a protestas”, en un comunicado publicado en París.
La coalición opositora siria llamó a Rohani a ‘revisar la posición de su país en el conflicto’ y pidió que ‘deje de respaldar al gobierno de Bashar al Asad’.