Macri, cumplió su promesa de llevar a su hija Antonia. Cuando asumió Bergoglio como Sumo Pontífice le había preguntado por la niña que tuvo junto a su mujer Juliana Awada, y Macri le prometió que la próxima visita la llevaría. Y así lo hizo.
En una audiencia privada, se reunieron durante 30 minutos y al salir, dijo de Francisco “es un luchador y una esperanza de paz para el mundo”.
El Jefe de Gobierno porteño le entregó un cuadro con una foto de cuando era arzobispo de Buenos Aires en la que se lo ve plantando un olivo en la Plaza de Mayo.
El Papa se había reunido horas antes, con el vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Gabriel Mariotto, y hablaron de “temas de coyuntura argentina”.