miércoles, 1 de enero de 2014

Celia Sánchez.

UNA MUJER DE LA REVOLUCION

Saúl Landau

"Ya era hora",  comenté cuando supe que Nancy Stout había escrito una biografía de Celia  Sánchez, una heroína cubana con la que me reuní varias veces por la filmación  que hice con Fidel Castro en las décadas de 1960 y 1970 ([I]Fidel¸ [/I]en PBNSD  en 1969, [I]Castro, Cuba y EE.UU.,[/I] CBS, 1974, y [I]La revolución sin  compromiso,[/I] PBS, 1990.)

En 1969, Fidel  me invitó a cenar con él y compartir el dolor por la muerte de un amigo común,  el comandante René Vallejo, médico personal de Fidel, asesor y amigo íntimo. Yo  había conocido a Vallejo en mi primer viaje a Cuba, cuando él dirigía el  Instituto de Reforma Agraria de Cuba en la provincia de Oriente y me llevaron  en un viaje de actividad revolucionaria. Más tarde, Vallejo coordinó que yo  hiciera la filmación  de 1968 con Castro.

Yo estaba en  Cuba cuando Vallejo sufrió una hemorragia cerebral y falleció, y recibí un  mensaje de Celia Sánchez de que Fidel quería que yo fuera a su  apartamento  en La Habana a cenar con él.

Celia me  saludó y saludó a mi familia y nos mostró fotos y obras de arte con las que  había adornado las paredes. Ella también había preparado la mesa en este  modesto apartamento en La Habana, donde Fidel a veces pernoctaba.

Ella también  se había hecho cargo del menú y luego sirvió la cena, y preguntó varias veces  si todos nos sentíamos cómodos mientras discutíamos acerca de Vallejo y sus  muchas virtudes. Evidentemente la súbita muerte de Vallejo había sacudido  duramente a Fidel, así como a Celia y a mí. Ella era de Media Luna, en la  entonces provincia de Oriente, cerca de donde Vallejo tenía su consulta de  ginecología, y ambos se habían sumado activamente a la campaña insurreccional  del Movimiento 26 de Julio.

La exploración  hecha por Stout de la vida de Celia ayuda a los lectores a comprender la  naturaleza de la vida en un pequeño pueblo provinciano de la década de 1950, y  cómo los revolucionarios tenían que ocultarse de la policía de Batista y  simultáneamente lograr integrar su tiempo con la organización de la  insurrección, y con la vida familiar y amorosa.

Celia se había  ganando su reputación durante la insurrección organizando eventos, realizando  contactos clave, planeando y organizando, un camino que ella continuó, junto a  Fidel, después de que los revolucionarios tomaron el poder. Stout omite la  explicación de cómo y por qué Celia se involucró en la actividad revolucionaria  después de que el general Fulgencio Batista realizó el golpe de estado en 1952  y recibió apoyo inmediato de EE.UU. Celia arriesgó su vida por los ideales de  una Cuba independiente y socialmente justa y, en una carta a su padre ella  explicó lo que sentía cuando se estaba en busca de estos objetivos. Al igual  que muchos cubanos, Celia se sintió indignada por esta ilegal toma del poder  que distorsionaba lo que ella creía que era el camino apropiado de Cuba hacia  una genuina independencia y una sociedad basada en la justicia social. Julia  Sweig había descubierto previamente en archivos estatales una carta que Celia  escribió a su padre explicando sus sentimientos. En la carta, Celia Sánchez  escribió a su padre:

?Todos los  días veo cuánto necesita Cuba esta revolución. Concebimos la necesidad de una  conciencia revolucionaria y la hemos logrado. Tú sabes que este país siempre ha  estado enamorado de caudillos, y así es como Fidel se hizo. Siempre temí que lo  pudieran matar y que, además de perder un gran valor, el pueblo nos abandonara  en la revolución; esos temores ahora han pasado a la historia, y ahora el  pueblo tiene una verdadera conciencia de sus sentimientos y la revolución está  por encima de todas las cosas?.  (Carta fechada el 26 de septiembre de  1957, Julia Sweig, [I]Dentro de la revolución cubana,[/I] pág. 59, Harvard  University  2002.)

Su papel  crucial en la planificación de eventos, como el lugar de desembarco del Granma  a fines de 1956, y la subsiguiente ruta por la que debían ir los rebeldes  después del desembarco, mostraron lo importante que se había vuelto en el  movimiento insurreccional y el nivel de confianza depositado en ella.

Fidel continuó  usándola como su confidente, organizadora y a veces planificadora de proyectos  de nuevos parques (como el Parque Lenin), exposiciones de arte y museos.

Al igual que  Fidel, Celia  nació en un pequeño pueblo de Oriente y llevó en su persona  los ideales originales de independencia y justicia social que inspiraron a la  mayoría de los miembros del Movimiento del 26 de Julio a correr los riesgos  para derrocar al gobierno de Batista y luego enfrentarse a Washington.

Nancy Stout  nos provee los detalles principales de la vida de Celia, sus conspiraciones  durante la insurrección, y su papel vital como la ?hácelotodo? de Fidel, su  valentía y determinación que tanto admiraban Fidel y todos los que la conocían.  Repleto de fotos de esta mujer delicadamente delgada y superactiva, el libro de  Stout ofrece en palabras el sabor de la insurrección, la embriagadora locura de  los primeros días de poder revolucionario y algunos de los sucesos de las  décadas de 1960 y 1970, así como algo de análisis, aunque poco.

Stout usó  creativamente su acceso a los archivos oficiales de La Habana, donde descubrió  cartas de Celia y dirigidas a ella, memos enviados por Fidel y notas que llenan  en detalles de la vida de esta extraordinaria revolucionaria.

Enemiga de la  burocracia y amante de la creatividad, Celia vivió su vida sirviendo a la causa  revolucionaria por medio del servicio a su líder.

Cuando tuvo  problemas de respiración, finalmente fue a cuidados de emergencia, donde los  médicos descubrieron un tumor en un pulmón, de lo cual pronto murió.  Irónicamente, los médicos le mintieron y en vez de decirle que tenía cáncer  inventaron una historia de un hongo en sus pulmones. No obstante, viajó con  Fidel para asistir a una sesión de la ONU en 1979, lo que le trajo recuerdos  infantiles del tiempo que pasó en esa ciudad donde recibió clases de cocina en  Macy?s y aprendió algo de inglés.

Fidel, sin  Celia a su lado y extrañando aún a su amigo y médico René Vallejo, comprendió  el alcance de su pérdida personal. Convirtió a Celia en una heroína nacional,  lo cual ella merecía ampliamente. Gracias a su biografía, sin muchas  características críticas, los lectores podrán comprender algunos de los elementos  y personas en la clandestinidad y las montañas que conformó a la revolución, y  de cómo la palabra ?compromiso? resonó durante toda la vida de  Celia  Sánchez Manduley. El cuerpo y el cerebro de esta heroica mujer latieron con  energía vital que ella transmitió a su trabajo revolucionario y a sus  compañeros.
Homenaje a Haydee en sus noventa

30 diciembre 2013 


No hay sitio mejor para recordar a Haydee Santamaría que la Casa de las Américas. Por esa razón la institución que fundó y en la cual dejó una huella imborrable, celebrará un homenaje el lunes 30 de diciembre, en ocasión de cumplirse el aniversario 90 de su natalicio. Desde las tres de la tarde se iniciará la jornada bajo el título Haydee Santamaría: 90 años de una guerrillera.

La ensayista y crítica Haydee Arango abrirá las intervenciones de la tarde. A continuación, los poetas Fina García-Marruz, Nancy Morejón, Pablo Armando Fernández y Roberto Fernández Retamar, compartirán poemas dedicados a Haydee. Por su parte, el cantautor Silvio Rodríguez interpretará canciones de su repertorio, algunas de ellas inspiradas o dedicadas a quien ha sido considerada la ?madre? de la Nueva Trova.

En otro de los momentos de la velada se inaugurará, en la Galería Mariano, la exposición fotográfica y documental relacionada con instantes decisivos de la vida y obra de Haydee, cuya curaduría ha estado a cargo de Pepe Menéndez, director de diseño de la Casa, y de Silvia Llanes, Directora de Artes Plásticas de la institución.

El mismo día 30 a las seis y treinta de la tarde, la Mesa Redonda trasmitirá una emisión dedicada a Haydee Santamaría con la participación como panelistas de Carlos Amat, Martha Rojas y Roberto Fernández Retamar.

Haydee es la única mujer de la guerra revolucionaria que participó en todos los momentos clave de la lucha insurreccional: el asalto al cuartel Moncada, la clandestinidad, la lucha en la Sierra y el llano y el exilio. Al triunfo de la Revolución asumió varias responsabilidades de gran valor, pero fue la fundación de la Casa de las Américas la tarea más prestigiosa y en la que más amor depositó. En los pasillos de la Casa se viven y respiran aún sus aires. Por esa razón un homenaje desde la Casa adquiere una dimensión superior.

El Negro.

Un relato que retrata 55 años de Revolución socialista

por Nuria Barbosa León
Conrado Pérez Almaguer supo desde muy niño que la palabra "negro" significa desprecio, odio y humillación, y que el color de la piel mide diferencias con otras personas.
Nació en la década del 40 en el campo, en un batey azucarero cerca de la ciudad de Puerto Padre, municipio de la actual provincia oriental de Las Tunas, descendiente de un matrimonio con ocho hijos. Para ellos la comida era un lujo y el único alimento posible, extraer guarapo con las muelas.
Conrado y sus hermanos aprendieron los secretos del cañaveral antes de hablar. Sus pequeños brazos amontonaban la caña y la lanzaban a las carretas para contribuir a que la paga del padre rindiera para un plato de harina de maíz en las noches oscuras, acompañados de mosquitos y con la brisa del aire como música.

Foto de archivo: la orgullosa negritud cubana en tiempos de Revolución
Su casa, asentada en el camino se hizo como vivienda improvisada porque el dueño de la tierra preveía un futuro desalojo cuando la familia no sirviera para el trabajo. No permitió nunca la siembra de otro tipo de cultivo que no fuera la caña, ni la cría de animales. En tiempo muerto de zafra, el hambre rugía, los ojos enrojecían y en el cuerpo esquelético de los muchachos prendía la fiebre.
Y aunque en tiempo de molienda, aparecían esperanzas en la familia para una vida mejor, estaban condenados al pago del colono a través del bono de hasta tres pesos con el que podían adquirir los productos en la bodega, propiedad del propio dueño y conformarse con las escasas mercancías ofertadas.
Allí, los vecinos: Benjamín Mayo impedía que en su finca sin cultivos fueran tomadas las ramas secas para convertirlas en leña para el fogón, y Amado Manresa se creyera el dueño del agua prohibiendo el acceso al único pozo de la zona. Pero además, Conrado y su familia, sufrían el desprecio por ser negros. Los llamaban los ?negritos?.
La palabra ?cambio? se convirtió en la fuerza para acompañar a los barbudos de la Sierra Maestra a través de las noticias escuchadas por boca de alguien. Cuenta Conrado que se aferró al 1ro de enero de 1959 para nunca más triturar caña con los dientes.
Hoy vive en el poblado tunero de Vázquez, labora en una cooperativa agropecuaria, cosecha caña y produce sus propios alimentos. A nadie le importa el color de su piel y lo destacan como buen trabajador. Lo admiran por sus aportes productivos y su familia es valorada porque cuando empieza la zafra, todos se meten en el cañaveral.
Su casa de mampostería la construyó el Ministerio del Azúcar como a los demás trabajadores del lugar. Sus cinco hijos, junto a los otros chicos del pueblo,estudiaron lo que han querido y hasta donde han querido. Lamenta que sólo uno haya quedado en las tierras para cultivarlas.
Ya no siente pavor cuando lo llaman ?Negro?.

Cuba en el corazón.

LOS JOVENES Y LA REVOLUCION

¿Cómo ven el país los jóvenes a 55 años de Revolución? Con esa interrogante este diario conversó con una muestra de ellos. En los diálogos reconocieron las oportunidades existentes para realizar sus proyectos de vida e identificaron amenazas que, de no conjurarse, podrían poner en peligro el proyecto político del país


Raidel González Acosta se mueve entre cientos de vacas en gestación. En Samblá, en plena llanura de Camagüey, el sol no ha terminado de evaporar el rocío que baña los pastos, y el olor a tierra fresca y mojada inunda el lugar junto con el mugido de los animales. «Esto es lo mío, lo que siempre me ha gustado», afirma este joven de 31 años, padre de dos niños, Maikel y Romny, mientras revisa las novillas y las reses en gestación.

Natural de la zona, hijo de familia campesina, Raidel es celador del centro de novillas de la CPA Jesús Suárez Gayol. Es un trabajo duro, como el de todo vaquero: llueva con relámpagos o no, en medio de la sequía o del fango, en días de fiesta o descanso, siempre hay que levantarse por las madrugadas y atender a los animales. Es una labor muy  fuerte, y aun así él insiste.

«Nací aquí y de aquí no me voy ?reitera al preguntársele si ha pensado alguna vez irse para siempre de Samblá o de Cuba?. Me siento tan seguro y tranquilo que, incluso cuando llegue mi vejez, no renuncio ni por un segundo a mi Patria. Mis hijos, Maikel y Romny, tienen escuela, y mira que son aún unos vejigos... Aquí hay hospitales, medicinas,  estudios y hogar seguro, y tierras para cultivar».

No obstante, el joven reconoce que no todo es una panacea. Hay muchas dificultades en el campo, familias y jóvenes que se quieren ir de allí. También el trabajo cotidiano se dificulta. Comenta que en sus labores, él y sus compañeros pudieran lograr más, pero el burocratismo no los deja.

«En todo a la redonda hay mucho compromiso ?aclara?; sin embargo, también algunas cosas que se deben cambiar. Hay jóvenes desmotivados. Como yo, ellos no se explican la cantidad de trámites burocráticos que entorpecen el desarrollo de las CPA. Hay transformaciones muy oportunas; pero nadie sabe, por ejemplo, por qué siguen los intermediarios para todas nuestras funciones administrativas, si ellos obstaculizan el desarrollo. A ver, ¿alguien pudiera explicar por qué eso tiene que ser así? Díganme, ¿cuál es la razón?».

A ella le debo quien soy

No es el único con esa pregunta. A unos 450 kilómetros de donde vive Raidel, lejos del campo y de la idea del trabajo con las reses, el joven trovador matancero Reynaldo Montalvo Vasallo, de 24 años, se sumerge con su pelo largo y guitarra en mano en el bullicio de la ciudad de Matanzas. Rey ?como se le conoce? es sociólogo de formación y practica el pluriempleo en la Empresa de la Música Rafael Somavilla.

Cuando se le pregunta si como joven cree posible desarrollarse dentro de la Revolución Cubana, el trovador responde: «A ella le debo lo que soy: mi formación de sociólogo en la Universidad de La Habana, mi condición de trovador, mi guitarra y las canciones que escribo e interpreto». No obstante, acota: «Gracias a ella soy quien quiero ser, pero a determinados funcionarios les debo una amonestación bien grave por obligarme a pasar días de trámites o desgastarme semanas completas en busca de un cuño que me autorice a participar en un evento. Eso es una de las amenazas más grandes: las actitudes que hacen frustrar a los jóvenes».

El listado de anécdotas pudiera continuar y algunas historias repetirse. En busca de la percepción que hoy tiene la juventud sobre el proyecto político cubano, JR entrevistó a un grupo de jóvenes de todo el país, pertenecientes a los sectores más disímiles, para indagar cómo veían su desarrollo personal y profesional en la Cuba actual.

Las entrevistas aportaron los matices más variados en medio de un consenso general. Los encuestados dijeron que ellos sienten que pueden crecer espiritual y profesionalmente dentro del sistema sociopolítico cubano. Sin embargo, también reconocieron que no podemos quedarnos de brazos cruzados ante situaciones que pueden impedir un desarrollo espiritual pleno.

Durante las conversaciones, los primeros criterios casi siempre fueron los mismos: los muchachos reconocieron la posibilidad real de acceder a una formación completa, un sistema de salud y de seguridad social sin distinciones de razas y estatus social, pese a todas las dificultades que pueda tener el país por las carencias económicas; también se mencionó un nivel de seguridad ciudadana que aleja a su población de flagelos como el tráfico de estupefacientes y la violencia del crimen organizado.

Geovanys Valle Rojas, estudiante de cuarto año de la Licenciatura en Psicología pedagógica en la Universidad de Ciencias pedagógicas Capitán Silverio Blanco Núñez, de Sancti Spíritus, reconoce que sin el proyecto de la Revolución él no pudiera haber estudiado, por su origen humilde y campesino. Es oriundo de Guasimal, un poblado a 20 kilómetros de la capital espirituana, cuyas calles y casas dan la impresión de haber llegado a un asentamiento del viejo Oeste.

«Una de las grandes ventajas ?refiere? es el acceso a la educación, que es nuestro principal derecho gratuito. Yo, por ejemplo, vivo en una comunidad rural. En otro contexto sería casi imposible que hubiese alcanzado los conocimientos que hoy transmito a mis estudiantes en mi calidad de alumno ayudante».

En el reparto Vista Alegre, en la ciudad de Ciego de Ávila, Manuel Alfonso y su esposa Mayulis de la Caridad Yero se levantan todos los días a las 4:00 a.m. para tener abierto bien temprano su punto de venta de alimentos ligeros. Como trabajadores por cuenta propia, ellos reconocen que esa labor no es fácil y hay que estar dispuesto a esforzarse.

«Aquí trabaja duro la familia completa ?dice Manuel?. Pasamos las dificultades que la mayoría de los cubanos tiene que atravesar. Nuestros dos hijos nacieron en el período especial, pero gracias a la Revolución y a sus familiares ellos son hoy personas decentes. Nos han salido muy buenos. El varón, Alejandro Lázaro Alfonso Yero, estudia en la universidad y es subcampeón de la Olimpiada Internacional de Física, celebrada en España. La hembra, Maryulis, es miembro de la Asociación Hermanos Saíz. Ha filmado sus cortos y trabaja en el Icaic. Estamos muy orgullosos de ellos, y lo que son lo han obtenido por su esfuerzo».

Otro ejemplo de las oportunidades en la sociedad cubana, aun en medio de la difícil situación económica, es el caso de Yessiel Aguiar Pardo, de 26 años y abogada de bufete colectivo. Desde niña su sueño era ser jurista. Su mamá siempre se desempeñó como secretaria judicial del Tribunal Municipal de Artemisa y ese mundo le apasionaba. Sin embargo, tenía una dificultad: Yessiel es ciega. Con todo, en 2005 le prometió al Comandante en Jefe Fidel Castro que no se apartaría de su empeño. Su deseo es hoy realidad.

«No dejo de reconocer lo cierto en la alerta de Fidel de que la Revolución puede ser vulnerable ?expresa?. La corrupción y el burocratismo son de los males que empañan nuestro proceso, pero tampoco se pueden negar sus virtudes. En mi caso, la principal oportunidad fue nacer en Cuba y formarme hasta estudiar Derecho y ejercerlo en igualdad de condiciones que mis compañeros, además de formar mi familia y pensar en un futuro para mis hijos. Mi caso es una prueba irrebatible de lo que se puede lograr en la Revolución».



Las fotos del pre

Si en Cuba hay tantas oportunidades, ¿por qué existen jóvenes que optan por salir del país o manifiestan ese deseo junto a expresiones de apatía? Las respuestas a esa pregunta abarcaron los temas más diversos. Desde propaganda y distorsiones informativas, hasta el deterioro del concepto de familia, sin obviar las tensiones económicas que impactan sobre la juventud.

Elizabeth Serrano Veliz, joven escritora camagüeyana, refiere que tiene 27 años de edad y afirma: «No soy la única que espera mejorar económicamente para tener mi familia dentro de mi patria. Es innegable que en 1959 la Revolución nos dio equidad profesional, laboral y social; pero actualmente, y a pesar de mantenerse estas conquistas, de las que estoy muy orgullosa y las que defenderé siempre, la meta de vida de numerosas muchachas pasa por el problema económico».

Esa combinación de conflictos  con oportunidades crea una situación muy peculiar en el caso cubano. Y eso es lo que advierte de manera muy especial Ángel Ernesto Pérez Velázquez, estudiante de 22 años de la Licenciatura de Historia del Arte en la Universidad de Oriente.

«En Cuba ?señala? se origina un ciudadano con una formación que en ocasiones no se corresponde con la situación económica y tecnológica real del país. A veces las buenas intenciones no bastan. Porque un joven bien preparado se encuentra ante una coyuntura que no siempre le permite vivir en una sociedad con el bienestar material que quisiera. Y eso, pese a las oportunidades, hace que algunos jóvenes busquen otros modos de vida aparentemente más atractivos y cercanos a su edad».

Por su parte, Yuván Contino Esquijerosa, de 32 años de edad, doctor en Medicina Veterinaria y Zootecnia e investigador-profesor de la Estación Experimental Indio Hatuey, del municipio matancero de Perico, se muestra renuente a aceptar afirmaciones que clasifican a toda la juventud cubana como «perdida», desconectada de la Revolución y con deseos de emigrar.

Como muestra, relaciona la participación de los jóvenes en la recuperación después del paso de los ciclones, su presencia en los planes alimentarios y en la cobertura del déficit de maestros. No obstante, señala, se hace necesario pensar más sobre lo que entorpece la vida del joven cubano, pese a las oportunidades creadas. Entonces señala, entre otras, la necesidad de que cuenten con un salario que permita satisfacer sus necesidades personales y espirituales, y que esté acorde con su contribución a la sociedad desde su puesto laboral, tal como se proyecta en la actualización aprobada en el VI Congreso del Partido.

Roger Rodríguez, pintor camagüeyano de 34 años, quien entre sus reconocimientos posee el premio nacional en Pintura de Artistas Aficionados, considera que el joven cubano que emigra es muy diferente a los que lo hacen desde otras partes del mundo. «Las medidas implementadas en materia migratoria lo han demostrado, porque no todo el que sale se queda, ni todo el que se va renuncia a su patria ni a su sistema, al que defiende incluso desde afuera».

El tema económico y su vínculo con la migración emergió en varios de los entrevistados. El joven periodista tunero István Ojeda, autor del blog Cuba Izquierda, comentó que cuando mira la foto de su grupo del preuniversitario descubre que varios de sus compañeros hoy no están en Cuba. Hace poco se reencontró con uno en Facebook, y le dijo que se casó con una hondureña y vive en ese país. Pero a István le preocupa tanto o más la migración interna, porque siguen siendo los más jóvenes quienes salen del campo o de otros espacios del país, debido a las diferencias de desarrollo.

Un joven campesino señaló la diferencia de la calidad de vida entre el campo y la ciudad como una situación que estimula el éxodo del terruño hacia las urbes.

«En mi casa tengo lo necesario: televisor, radio, electricidad, equipos de cocción eléctricos; pero hay otras zonas donde faltan muchas de estas cosas ?acotó?. Si algo entristece y desalienta al campesinado es no contar con tecnología para investigar y cosechar más; sin agua no hay producción y eso requiere de técnica. No debería ocurrir  tampoco que en unos lugares los círculos sociales del campo funcionen como debe y en otros hayan desaparecido».

Oiga, soy joven: respéteme

Otra inquietud que emergió en el sondeo es que a veces se impacta la realización espiritual allí donde al joven se le impide sentirse tal y como es ?con sus gustos, sus modas y opiniones? y no como los mayores le dicen que debe comportarse.

En ocasiones, la ausencia de un lenguaje que se conecte con los jóvenes se aprecia en diversas convocatorias, o en los argumentos sobre la necesidad de defender la Revolución. Laura Santana Morera y Yinet del Soler son estudiantes de cuarto año de Derecho en la Universidad de La Habana, y coinciden en que muchas veces para acercarse a la juventud se utilizan argumentos repetidos, al punto de convertirse en frases huecas.

«Las convocatorias deben parecerse a nuestro tiempo y no se pueden seguir usando frases cliché ?señalan?. La repetición, y del mismo modo, hace que se le pierda un poco el valor a lo que ya consideramos un derecho, y eso es un peligro, porque una manera de mantener joven a la Revolución es valorar lo heredado y luchar por mantenerlo».

Otros, como los estudiantes de Derecho Abel Arango, Alejandro González y Diane Amaro, se refirieron a cómo muchas veces en las convocatorias se transita el camino más fácil: el de tomar la asistencia y no ser creativos. También expresaron la necesidad de defender los valores nacionales, cuando hoy muchas personas usan en sus ropas símbolos extranjeros.

El trovador matancero Rey Montalvo, junto con otros testimoniantes, asegura que muchas veces los jóvenes deben sufrir la incomprensión y el conservadurismo en ciertos sectores y centros laborales, donde las ideas nuevas no siempre son bienvenidas por personas que llevan muchos años en cargos de dirección.

«Ser joven no es sinónimo de integridad ?afirma Rey?, ninguno debe obtener responsabilidades solo por serlo; pero si demuestra capacidad y voluntad, hay que respetarlo como a un adulto más. A veces la burocracia nos aplasta y las novedades generan conflictos fuertes; te cierran y eso termina por generar apatía dentro de la juventud».

Luis Daniel Batista es un joven roquero, baterista y director del grupo Tragedy. Para muchos él era «El Pelú», el extraño, el marginal y no el especialista en Informática de la secretaría general de la Universidad de Oriente. Los gritos «llegaron al cielo» cuando ingresó al Partido. Ahora lo presentan como el «comecandela». Luis Daniel reconoce que a veces no le quedaba más remedio que echarse a reír y continuar adelante.

«Que me digan ?comecandela?, y que me vean siempre como una persona honrada y con un principio justo para defender. A veces somos rápidos en censurar al joven que piensa diferente, aunque lentos en ayudar y guiar. Es ahí donde el enemigo aprovecha y se acerca a esos jóvenes a los que no escuchamos a tiempo y dejamos vulnerables. Ese es un lujo que no nos podemos dar. Todo el mundo puede aportar dentro de la Revolución con lo mejor que sabe hacer, pero eso tiene que lograrse con respeto al otro y especialmente a los jóvenes».

Como cuentapropista, Manuel Alfonso opina que las ilegalidades, la falta de solidaridad y las indisciplinas son males que se deben eliminar, tanto como la incomprensión hacia los jóvenes. Cuenta que no pocos quebraderos de cabeza provoca ver llegar a varias personas con total falta de cortesía por las mañanas bien temprano, antes de que salga el sol, y pedir con total desparpajo un vaso de café.

«Yo los paro con un buenos días y se aguantan ?cuenta?. Pero la falta de cortesía es un problema serio».

En la unidad empresarial de base (UEB) extractiva de la Empresa Forestal Integral de La Palma, su director, Darién Sánchez Sosa, imparte las primeras orientaciones de la jornada. «Llevo solo cuatro años de graduado y ya mira el puesto en el que estoy», refiere orgulloso.

En medio de los ajetreos, el joven directivo responde a las interrogantes de JR. Expresa su convencimiento de que la juventud actual cumple cuando se le convoca, y no deja de reconocer que ella ha vivido momentos difíciles.

Una Cuba mejor

«Para el ingeniero Liván Milián  Ferrer, quien con 32 años es jefe  del Grupo Técnico del central Ciro Redondo, en Ciego de Ávila hay que terminar con la doble moral; esta solita le hace mucho daño a la Revolución. Existen personas que se dicen muy revolucionarios y realmente no lo son. En el fondo se comportan de una manera hipócrita, y eso no es ser revolucionario. Hay que acabar de convertir el trabajo en el centro de estímulo de una persona decente. Que ganen por lo que trabajaron y sientan que sus vidas mejoran gracias a su esfuerzo».

Al momento de valorar el conjunto de respuestas, resulta llamativo cómo los entrevistados asociaron el sentido de la Revolución con una serie de valores éticos, que preserva el concepto de todas las situaciones y conductas que limitan la vida del país en diversos sentidos. La burocracia, la ineficiencia económica, la doble moral, las imposiciones, entre otros males, serían ajenos al acto revolucionario, el cual sí lo encontraron identificado con gestos como solidaridad, humanismo, honestidad, valentía y patriotismo.

«La Revolución debe sentirse apoyada por sus jóvenes», asegura Carlos Manuel Rodríguez García, licenciado en Historia del Arte y especialista del Departamento de Edición de la Biblioteca Central de la Universidad de Oriente. «Hay que darles capacidad de decisión a los jóvenes para revolucionar esos espacios; muchas veces hay quienes no le dan cabida a la juventud en espacios de la cultura, por ejemplo, por temor a que puedan tergiversar el rumbo, porque se piensa que lo que está hecho está bien y no hay por qué cambiarlo; pero ese siempre ha sido el punto de partida para lograr estadios superiores».

Para los encuestados, cualquier cambio que se realice en el país en aras de preservar la Revolución ?incluida una economía que le otorgue bienestar material?, debe realizarse sobre la base de los principios éticos que el proyecto político cubano ha inculcado en la sociedad desde 1959 y que en buena medida sostienen la identidad de  muchos jóvenes.

En Pinar del Río, Darién Sosa no deja de observar el trasiego de sus trabajadores. «Hay que pensar en los jóvenes. La Revolución se tiene que preservar y son ellos los que lo deciden».

A 55 años del triunfo de la Revolución Cubana.

Primero de Enero del 2014: 


Primera fortaleza de la libertad

El 1ro. de enero de 1959, Santiago de Cuba se reencontró con su estirpe redentora y victoriosa, y esta vez, para siempre


Santiago de Cuba .? «(?) Santiago ha sido el baluarte más firme de la Revolución», afirmaba Fidel Castro en un emocionante discurso que llenaba los espacios de la urbe en la madrugada del 2 de enero de 1959, cuando el pueblo agolpado en balcones, árboles, cúpulas, celebraba junto a su líder el triunfo definitivo de la libertad.

Los días previos a la primera mañana del año de la victoria fueron muy convulsos. Mientras las columnas de Camilo y el Che combatían victoriosas durante su invasión al centro y el occidente, en el norte de oriente el IV Frente desarrollaba decisivas acciones. En Pinar del Río y Camagüey, sus respectivos frentes también cumplían sus misiones combativas. En La Habana-Matanzas iba surgiendo un nuevo frente de combate. El I, II y III Frentes, al mando de Fidel, Raúl y Almeida, respectivamente, luego de derrotar la ofensiva de la tiranía, expulsaban  al ejército opresor de la Sierra Maestra, lo acorralaban en sus guaridas y después lo rendían.

Ante este panorama, el ataque a la capital oriental era inminente y el M-26-7 en Santiago de Cuba, de acuerdo con orientaciones del mando  revolucionario, trazaba tareas considerando dos aspectos fundamentales: el papel de las milicias y el de la propaganda.

En la ciudad había más de 5 mil soldados, policías y marineros de la tiranía concentrados y el general Eulogio Cantillo, jefe del regimiento batistiano, desarrollaba una política de menos represión.

La jugada de Cantillo

En la mañana del domingo 28 de diciembre, Fidel, Celia Sánchez, Raúl Castro, Vilma Espín y Calixto García, jefe de la escolta del Comandante en Jefe, salían en una camioneta de la Comandancia General ubicada en el Central América rumbo al Central Oriente, un viejo ingenio que hacía muchos años había dejado de moler, situado a pocos kilómetros de Palma Soriano.

Poco después apareció un helicóptero H-10 del ejército de la dictadura, del cual descendieron el general Eulogio Cantillo Porras, jefe de Operaciones del Estado Mayor del Ejército batistiano en Oriente y algunos ayudantes suyos. Tras los saludos formales, el padre Francisco Guzmán ?que había servido de mediador entre Fidel y Cantillo? hizo la presentación de rigor.

El Jefe de la Revolución y el militar se dirigieron solos hasta la antigua casa de calderas del central y estuvieron hablando varias horas. Después de que Fidel le hiciera entender a Cantillo cuál era la situación real del país y de la inminente victoria revolucionaria, este se comprometió a organizar un levantamiento militar en Santiago de conjunto con el Ejército Rebelde.

Fidel también le planteó al militar batistiano las condiciones siguientes: rechazar cualquier contacto con la Embajada norteamericana, no aceptar un golpe de Estado en la capital, y no dejar escapar a Batista, términos que Cantillo aceptó.

Fidel lo narró así: «Se acordó el plan en todos sus detalles: el día 31, a las 3:00 de la tarde, se sublevaría la guarnición de Santiago de Cuba. Inmediatamente varias columnas rebeldes penetrarían en la ciudad y el pueblo, con los militares y con los rebeldes, confraternizaría inmediatamente, lanzándose al país una proclama revolucionaria e invitando a todos los militares honorables a unirse al movimiento».

Incumpliendo lo acordado con el Jefe del Ejército Rebelde y en un acto de traición, Cantillo comunicó a Batista el resultado de aquella reunión, lo cual motivó la huida del tirano con su camarilla en la madrugada del 31 de diciembre. Antes de partir, el dictador nombró al oficial como jefe del ejército y al magistrado de mayor edad del Tribunal Supremo, Carlos M. Piedra, como presidente provisional de la República, para que luego ambos conformaran un gabinete de ministros en un simulado golpe de Estado que debía ocurrir el 6 de enero de 1959.

¡Revolución , sí! ¡Golpe militar , no!

Cuando los rebeldes habían suspendido las operaciones sobre Santiago de Cuba ?conforme a lo convenido en la entrevista? y se habían orientado las tropas hacia otros objetivos, Fidel recibió una nota de Cantillo en la que este le pedía al Jefe de la Revolución el cese de todas las acciones hasta el 6 de enero, ante una supuesta variación de «las circunstancias, en sentido favorable a la solución nacional». Se trataba de una jugarreta para propiciar el zarpazo al Gobierno y la huida del país de los testaferros de la dictadura.

Fidel perdió totalmente la confianza en los acuerdos e indicó romper las hostilidades a partir de la misma fecha y hora acordadas para el movimiento.

Los días 30 y 31 de diciembre, el Comandante en Jefe pasó revista a las tropas que asediaban Santiago de Cuba y ultimó detalles para el asalto final a la plaza. Fuerzas combinadas de los tres frentes guerrilleros actuarían sobre los puntos y áreas que mantenían el control de la ciudad y serían apoyadas desde la propia urbe por fuerzas de los destacamentos de las milicias 26 de Julio, que se encontraban organizadas y preparadas para entrar en acción.

Al conocer de la huida de Batista y la componenda militar en La Habana, Fidel habló al pueblo por Radio Rebelde desde Palma Soriano el 1ro. de enero, se opuso a la maniobra injerencista y llamó a la huelga general revolucionaria. A la vez, ordenó a las columnas comprometidas con la liberación de Santiago de Cuba avanzar sobre la ciudad. En el resto de la nación, todos los comandantes rebeldes debían continuar las operaciones militares y las columnas de Camilo y el Che debían marchar hacia La Habana.

La comandancia en el Escandel

Listas las condiciones para el asalto final y concreción de la etapa última de la Operación Santiago, el líder de la Revolución se dirigió a El Escandel, al este del Caney ?una zona de dominio de las fuerzas rebeldes y muy cercanas a Santiago de Cuba?, y estableció allí la Comandancia General. En ese lugar recibió a dos emisarios del jefe de la plaza militar, quien ratificaba su disposición de parlamentar con el  mando rebelde.

A media tarde del propio día, Fidel estaba acompañado del Estado Mayor que intervendría en la acción: los comandantes Raúl Castro, Juan  Almeida, Hubert Matos*, René de los Santos, y las compañeras Celia Sánchez y Vilma Espín.

Poco después llegó al sitio el coronel José Rego Rubido, jefe del cuartel Moncada ?por sustitución reglamentaria? y de la plaza militar, motivado por el planteamiento del líder revolucionario, que sustentaba la entrada pacífica del Ejército Rebelde a la urbe o, por el contrario, llevar a cabo el ataque.

El acuerdo quedó concretado con parlamentar la entrega de la fortaleza militar previa conversación en El Escandel con la oficialidad del Regimiento, para lo cual se trasladó al cuartel Moncada el Comandante Raúl Castro acompañado de Rego Rubido.

Al llegar Raúl a la fortaleza, habló a la oficialidad sobre la importancia de la reunión que sostendrían con Fidel y lo inútil de ofrecer resistencia en tales circunstancias, a lo cual accedieron. En el polígono, el Jefe del Segundo Frente volvió a hablar ante la tropa y ellos respaldaron lo expuesto en la explicación sobre el desenvolvimiento de los acontecimientos y la actitud asumida por los oficiales.

En El Escandel, el Comandante en Jefe recabó el apoyo de casi la totalidad de los oficiales del ejército de Santiago de Cuba, habló sobre la traición del general Cantillo y los exhortó a no continuar derramando sangre inútilmente. Ellos aceptaron y se puntualizaron los detalles para la entrada del Ejército Rebelde a Santiago de Cuba.

Después de la entrevista los militares se retiraron, y en horas de la noche salieron las tropas rebeldes acantonadas en El Escandel y desde  las montañas de Santiago de Cuba, para entrar triunfantes a la ciudad.

En la cuna de los héroes

A través del anecdotario de los libros y los abuelos llega a los más jóvenes la alegría de pueblo que invadió a Santiago cuando entraron los  barbudos.

Señoras desconocidas arrebataron más de una medallita religiosa que alguna vez una madre puso en el cuello de su hijo antes de partir a la guerra, para así tener su propio recuerdo de aquel día. Otros confundieron los fuegos artificiales con disparos. La pintura se gastaba en los labios de las mujeres agradecidas, que al ver a un rebelde le prodigaban besos o abrazos precursores de una refundación nacional basada en la justicia y el amor.

Resultaba imposible apartar al pueblo que custodiaba a los rebeldes por las calles de la ciudad. Cerca o lejos se escuchaban las notas del Himno Nacional o el Himno Invasor para traer, desde el pasado, el espíritu bravío de los padres fundadores de la Patria.

Ya en la noche, en medio de la algarabía popular, lleno de besos y saludos, Fidel llegó con la comitiva que lo acompañaba a la sede de la emisora CMKC Radio Oriente, tomada por el locutor Noel Pérez y convertida en la Radio Rebelde. Desde allí siguió dirigiendo las acciones.

En las primeras horas del día 2, Fidel se retiró rumbo al parque Céspedes, después de convocar a través de los micrófonos de CMKC a un gran mitin revolucionario.

Desde el balcón del Ayuntamiento se dirigió al pueblo santiaguero que lo acompañó hasta que las primeras luces del alba cuajaron en la cálida mañana oriental la esencia victoriosa de un enero que cambió la historia de Cuba y del mundo.

* Luego, traidor a la Revolución.


FIDEL, EL GRAN TIMONEL

Fidel, durante el discurso - El discurso que pronunció el 16 de abril de 1961, en las honras fúnebres de las víctimas del traidor bombardeo del amanecer del día anterior,



Reflexiones de Fidel, por Fidel Castro Ruz
La Batalla de Girón (Primera parte) (+ Fotos y PDF)

15 abril 2011  
Más de un año antes del 16 de abril de 1961, después de rigurosos análisis e intercambios, el presidente Dwight  Eisenhower decidió destruir a la Revolución Cubana.

El instrumento fundamental del tenebroso plan era el bloqueo económico a Cuba, al que la literatura política del imperio califica con el término anodino y casi piadoso de ?embargo?.

En memorando secreto del entonces subsecretario asistente de Estado Lester Mallory, se enumeraron los objetivos concretos del tenebroso plan: ?La mayoría de los cubanos apoyan a Castro  -expresa el documento-  [...] No existe una oposición política efectiva [...] El único medio posible para hacerle perder el apoyo interno [al gobierno] es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria [...] Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica [...] negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno.?

El conjunto de medidas a tomar se denominaba ?Programa de Acción Encubierta contra el régimen de Castro?.

Cualquier observador, esté o no de acuerdo con tan repugnantes métodos porque carecen de elemental ética, admitiría que esto implica la idea de doblegar a un pueblo. En este caso, se trataba de una confrontación entre la potencia más poderosa y rica del planeta y un país pequeño de diferente origen, cultura e historia.

Eisenhower no era un criminal nato. Parecía, y tal vez lo fuera, una persona educada y de buena conducta de acuerdo a los parámetros de la sociedad en que vivía. Había nacido en el seno de una modesta familia agricultora en Denison, Texas, en el año 1890. De educación religiosa y vida disciplinada, ingresó en la Academia Militar de West Point en el año 1911, y se graduó en 1915. No participa en la Primera Guerra Mundial, y le asignan solo tareas administrativas.

Asume por primera vez el mando de tropas en 1941, cuando Estados Unidos no participaba todavía en la Segunda Guerra Mundial. Era ya general de cinco estrellas y carecía de experiencia combativa cuando George Marshall le asigna el mando de las tropas que desembarcan al Norte de África.

Roosevelt, como presidente del país con más riquezas y medios militares, asume el papel de nombrar al jefe militar de las fuerzas aliadas que desembarcarían en Europa en junio de 1944, catorce meses antes de finalizar la guerra; tarea que asignó al general Eisenhower, ya que Marshall, su jefe de mayor autoridad, desempeñaba el cargo de Jefe del Estado Mayor del Ejército.


El General Dwight Eisenhower habla a las tropas antes del desembarco de Normandía

No era un militar brillante, cometió errores de consideración en el Norte de África y en el propio Desembarco de Normandía, donde tuvo rivales serios entre sus aliados, como Montgomery, y adversarios como Rommel; pero era un profesional serio y metódico.

Concluida esta referencia obligada del General de cinco estrellas Dwight Eisenhower, presidente de Estados Unidos desde enero de 1953 hasta enero de 1961, paso a una pregunta: ¿cómo es posible que un hombre serio, que se atrevió a exponer el nefasto papel del Complejo Militar Industrial, sea conducido a una actitud tan criminal e hipócrita como la que llevó al gobierno de Estados Unidos al ataque contra la independencia y la justicia que durante casi un siglo buscó nuestro pueblo?

Fue el sistema capitalista, la preeminencia de los privilegios de los ricos, dentro y fuera del país, en detrimento de los derechos más elementales de los pueblos. Nunca le preocupó a la poderosa potencia el hambre, la ignorancia, la ausencia de empleo, tierra, educación, salud y los derechos más elementales para los pobres de nuestra nación.

En el intento brutal de someter a nuestro pueblo, el gobierno de Estados Unidos arrastraría a los soldados de su país a una lucha en la que no habría podido obtener la victoria.

En los asuntos de carácter histórico son muchos los imponderables y no poca la incidencia del azar. Yo parto de la información que poseo, y de la experiencia que viví aquellos días en que nació la frase de que Girón fue la ?primera derrota del imperialismo en América?. De aquella experiencia extraje muchas conclusiones. Quizás a otros también interesen.

Nosotros no disponíamos de un ejército nacional en nuestro país. Al finalizar lo que los historiadores en Cuba denominaban la Tercera Guerra de Independencia -en la que el ejército colonial español derrotado y exhausto solo podía conservar ya, a duras penas, el control de las grandes ciudades-, la metrópoli arruinada, a miles de millas de distancia, no podía mantener una fuerza casi igual a la de Estados Unidos en Vietnam, al final de la guerra genocida que llevó a cabo en esa antigua colonia francesa.

Es en aquel momento que Estados Unidos decide intervenir en nuestro país. Engaña a su propio pueblo, al de Cuba y al mundo, con una declaración conjunta en la cual se reconoce que Cuba, de hecho y de derecho, debía ser libre e independiente. Firma en París un acuerdo con el gobierno colonial y vengativo de la España derrotada, y desarma al Ejército Libertador mediante soborno y engaño. Con posterioridad, se le impone a nuestro país la Enmienda Platt, la entrega de puertos para uso de su armada, y se le otorga la supuesta independencia, condicionada por un precepto constitucional que le concedía al gobierno de Estados Unidos el derecho a intervenir en Cuba.

Nuestro valeroso pueblo luchó en solitario, tanto como el que más en este hemisferio, por su independencia frente a la nación que, como expresó Simón Bolívar, estaba llamada a plagar de miseria a los pueblos de América en nombre de la libertad.

En Cuba había un ejército entrenado, armado y asesorado por Estados Unidos. No diré que nuestra generación posea más mérito que alguna de las que nos precedieron, cuyos líderes y combatientes fueron insuperables en sus luchas heroicas. El privilegio de nuestra generación fue la oportunidad de probar, por azar más que por méritos, la idea martiana de que ?un principio justo desde el fondo de una cueva, puede más que un ejército?.

A partir de ideas justas y después de superar amargas pruebas, partiendo solo de siete fusiles, no vacilamos en proseguir la lucha en la Sierra Maestra después que nuestro destacamento de 82 hombres, por falta de experiencia y otros factores adversos, fue atacado por sorpresa antes de alcanzar las estribaciones de las montañas. En solo 25 meses nuestro pueblo heroico derrotó a aquel ejército, equipado con el armamento, la experiencia combativa, las comunicaciones, centros de instrucción y el asesoramiento con el que Estados Unidos mantuvo durante más de medio siglo el dominio total de nuestro país y de Nuestra América.

Al aplicar los métodos correctos de lucha, los principios de respeto a la población y la política de guerra con el adversario -curando a los heridos y respetando la vida de los prisioneros sin una sola excepción en toda la guerra-, asestamos una derrota aplastante al aparato militar creado por los yankis, y le ocupamos finalmente las cien mil armas y los equipos de guerra que poseían y emplearon contra nuestro pueblo.


Entrada de Fidel a La Habana el 8 de enero de 1959

Pero fue necesario también derrotar en el campo ideológico el inmenso arsenal de que disponían, y el monopolio casi total de los medios de información con que inundaban al país de edulcoradas mentiras.

Los trabajadores sin empleo, los campesinos sin tierra, los obreros explotados, los ciudadanos analfabetos, los enfermos sin hospitales, los niños sin libros o sin escuelas, la interminable lista de ciudadanos heridos en su dignidad y sus derechos, eran incomparablemente más que la minoría rica, privilegiada y aliada al imperio.

Educación, ciencia, cultura y arte, deporte, las profesiones que entrañan el desarrollo humano, carecían de apoyo en nuestro país, dedicado al monocultivo de la caña y a otras actividades económicas subordinadas a bancos y empresas trasnacionales yankis, con las que el poderoso vecino del norte impone su ?democracia?  y los ?derechos humanos?.

Debo señalar que un espectáculo como el de La Colmenita -que hace unos días se exhibió en el teatro Karl Marx-, creado por el hijo de una de las personas asesinadas por los terroristas del Gobierno de Estados Unidos en el avión que partió de Barbados el 6 de octubre de 1976, no tiene rival en el mundo. Tanto el impresionante acto cultural de los pioneros, como el Congreso que clausuraron ese día, jamás serían posibles sin la educación que la Revolución ha brindado a los niños, adolescentes y jóvenes de nuestra Patria.

El 16 de abril de 1961, cuando se proclamó el carácter socialista de la Revolución, habían transcurrido dos años y tres meses desde el triunfo del Primero de Enero de 1959. Nuestro pequeño y victorioso Ejército Rebelde en su lucha por la liberación, solo contaba con las armas ocupadas a la tiranía, que en su inmensa mayoría fueron suministradas por Estados Unidos. Era imprescindible armar al pueblo.

Para no brindar pretextos que sirvieran de base a las agresiones de Estados Unidos, como hicieron en Guatemala, intentamos comprar y pagar al contado fusiles y otras armas en países de Europa, que tradicionalmente las exportaban a muchas naciones.

Adquirimos varias decenas de miles de fusiles semiautomáticos FAL calibre 7,62 con peines de 20 balas y las municiones correspondientes, entre ellas, las granadas antipersonales y antitanques de esas armas que fueron trasladadas en buques mercantes habituales, igual que hace cualquier país.

Pero ¿qué ocurrió con aquellas ingenuas compras de armas ?no comunistas? y que por su calidad nos parecían excelentes?

El primer barco arribó a Cuba normalmente y con él, decenas de miles de fusiles FAL.

No había ilegalidad alguna, ni existían pretextos para las campañas contra Cuba.

Poco duró, sin embargo, aquella situación. El segundo barco arribó a un importante muelle de la capital, obreros portuarios y combatientes rebeldes descargaban los bultos, no existían entonces contenedores. Yo estaba en el cuarto o quinto piso del edificio del Instituto de Reforma Agraria, donde hoy se encuentra el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, en las inmediaciones de la Plaza de la Revolución; allí tenía la oficina de trabajo cuando no me movía por cualquier parte de la ciudad o el país. El viejo Palacio de Gobierno había sido convertido en museo y el nuevo no estaba terminado. Era el 4 de marzo de 1960. Una fuerte explosión hizo trepidar el edificio; miré por instinto hacia el puerto, donde sabía que estaba descargándose el mercante francés La Coubre; una densa columna de humo ascendía desde aquel punto, no distante en línea recta. Comprendí en el acto lo ocurrido.

Imaginé las víctimas, bajé rápido, y con la pequeña escolta abordamos los carros, nos movimos hacia el puerto transitando por estrechas calles y elevado tránsito. Estaba ya muy próximo, cuando escucho una segunda explosión en el mismo punto. Se puede comprender la ansiedad que nos provocó aquella nueva explosión. Imaginé el daño ocasionado a los obreros y soldados que estarían ayudando a las víctimas de la primera. A duras penas logré que el carro se aproximara al muelle, donde pude observar el dramático pero heroico comportamiento de aquellos hombres.

Alrededor de 100 personas murieron; los heridos eran muchos y requeridos de atención urgente.


Sabotaje contra el barco La Coubre

Al día siguiente, desde la Universidad, trasladamos los muertos por la ancha calle 23 hasta el mismo cementerio donde un año, un mes y 11 días después daríamos revolucionaria sepultura a las víctimas del bombardeo de los aviones yankis con insignias cubanas.

El 5 de marzo, por primera vez y de forma absolutamente espontánea, durante el sepelio de los obreros y combatientes vilmente asesinados, exclamé ¡Patria o Muerte! No se trataba de una frase: era una convicción profunda.

Muchas investigaciones estaban por hacerse, pero en ese instante no tenía ya dudas de la intencionalidad de la mencionada masacre. El mercante venía saboteado desde que zarpó de puerto europeo y el sabotaje era obra de expertos.

Dediqué la debida atención a las investigaciones requeridas. Necesitaba conocer si aquellas granadas, contenidas en las cajas donde se produjeron las explosiones, podían estallar por accidentes tales como la caída de una o algo similar. Para descartar esa posibilidad -que los especialistas previo estudio de los mecanismos de seguridad de las granadas habían desechado-, pedí que algunas cajas con granadas que venían en el barco fueran lanzadas desde mil metros de altura; observé las pruebas y ninguna granada estalló. Se indagaron todos los movimientos que aquel barco realizó y se hizo evidente que manos expertas realizaron aquel sabotaje, como parte del plan aprobado por la administración de Estados Unidos.

Habíamos recibido una lección de lo que podía esperarse del imperialismo. No vacilamos en dirigirnos a los soviéticos, con los cuales no teníamos contradicción de principios.

Se nos otorgaron los créditos pertinentes para adquirir aquellas armas. Desde que la URSS y otros países socialistas como la República Socialista de Checoslovaquia, la República Popular China y la República Popular Democrática de Corea comenzaron a suministrarnos armas, hasta hoy, más de mil barcos transportaron armas y municiones a Cuba sin que se produjera una explosión.

Nuestros propios buques han trasladado durante decenas de años gran parte del armamento empleado por las fuerzas internacionalistas cubanas sin que ninguno estallara.


lFidel junto a Osvaldo Dorticós, el Che y otros dirigentes de a Revolución durante el sepelio de las víctimas de La Coubre

El discurso que pronuncié el 16 de abril de 1961, en las honras fúnebres de las víctimas del traidor bombardeo del amanecer del día anterior, estaba dirigido a los compañeros del Ejército Rebelde, a las Milicias Nacionales Revolucionarias y al pueblo de Cuba. Reproduzco párrafos textuales e ideas, sin las cuales sería imposible conocer la importancia y el ardor de la batalla que se libró:

?Es la segunda vez que nos reunimos en esta misma esquina. La primera fue cuando la explosión de La Coubre, que le costó la vida a casi un centenar de obreros y soldados.?

?Desde el inicio del Gobierno Revolucionario el primer esfuerzo que realizaron los enemigos de la Revolución fue impedir que nuestro pueblo se armara.?

??ante el fracaso de los primeros pasos de tipo diplomático, acudieron al sabotaje [...] para impedir que esas armas llegaran a nuestras manos??

?Aquel brutal zarpazo costó la vida de numerosos obreros y soldados, [...] teníamos derecho a pensar que los culpables del sabotaje eran los que estaban interesados en que nosotros no recibiéramos esas armas??

??a todos nosotros, a nuestro pueblo, le quedó la profunda convicción de que la mano que había preparado aquel hecho bárbaro y criminal, era la mano de los agentes secretos del gobierno de Estados Unidos.?

??para muchas personas en este país, y aun fuera, resultaba difícil creer que el gobierno de Estados Unidos fuese capaz de llegar a tanto; resultaba difícil creer que los dirigentes de un país fuesen capaces de llevar a la práctica procedimiento semejante. [...] todavía nosotros no habíamos podido adquirir la dura experiencia que hemos ido adquiriendo durante estos dos años y medio; todavía no conocíamos bien a nuestros enemigos; [...] todavía no sabíamos lo que era la Agencia Central de Inteligencia del gobierno de Estados Unidos; todavía no habíamos tenido oportunidad de ir comprobando, día a día, sus actividades criminales contra nuestro pueblo y nuestra Revolución.?

??ya nuestro país venía sufriendo una serie de incursiones por parte de aviones piratas que un día lanzaban proclamas, otro día quemaban nuestras cañas, y otro día trataban de lanzar una bomba sobre uno de nuestros centrales azucareros.?

??por el estallido de la bomba que iban a lanzar explotó el avión pirata con sus tripulantes, [...] en aquella ocasión, no pudo el gobierno de Estados Unidos negar, como lo venía haciendo, que aquellos aviones salían de sus costas; [...] ante la documentación ocupada intacta [...] no pudo negar la realidad, [...] se decidieron por pedirnos una excusa y darnos una explicación.?

?Sin embargo, los vuelos no se paralizaron. [...] y en una ocasión una de aquellas incursiones costó a nuestro país un saldo elevado de víctimas.  Sin embargo, ninguno de aquellos hechos tenía el carácter de un ataque militar??

?Nunca se había llevado a cabo una operación que revistiera todas las características de una operación de carácter netamente militar.?

??semanas atrás, una embarcación pirata penetró en el puerto de Santiago de Cuba, cañoneó la refinería que está allí instalada, y al mismo tiempo causó víctimas con sus disparos entre soldados y marinos que estaban destacados a la entrada de la bahía.?

??una operación de ese tipo, con embarcaciones de aquella naturaleza, no podía llevarse a cabo si no era con barcos facilitados por los norteamericanos y abastecidos por los norteamericanos en algún lugar de la zona del Caribe.?

??este continente sí había sabido lo que eran desembarcos de tropas extranjeras. Y lo había sabido en México, [...] en Nicaragua, [...] en Haití, [...] en Santo Domingo [...] y todos estos pueblos habían tenido oportunidad de saber lo que eran las intervenciones de la infantería de marina de Estados Unidos.?

??lo que ningún pueblo de este continente había tenido oportunidad de conocer era esa acción sistemática por parte de los servicios secretos del gobierno de Estados Unidos [...] lo que nunca un pueblo de este continente había tenido que conocer era la lucha contra la Agencia Central de Inteligencia [...] empeñada a toda costa, cumpliendo instrucciones de su gobierno, [...] en destruir sistemáticamente el fruto del trabajo de un pueblo, en destruir sistemáticamente los recursos económicos, los establecimientos comerciales, las industrias, y lo que es peor: vidas valiosas de obreros, de campesinos y de ciudadanos laboriosos y honestos de este país.?

?Pero con todo eso, ninguno de los hechos anteriores había revestido, como en el caso de ayer, una agresión de carácter típicamente militar.  No se trató del vuelo de un avión pirata, no se trató de la incursión de un barco pirata: se trató nada menos que de un ataque simultáneo en tres ciudades distintas del país, a la misma hora, en un amanecer; se trató de una operación con todas las reglas de las operaciones militares.

?Tres ataques simultáneos al amanecer, a la misma hora, en la ciudad de La Habana, en San Antonio de los Baños y en Santiago de Cuba [...] llevados a cabo con aviones de bombardeo tipo B-26, con lanzamiento de bombas de alto poder destructivo, con lanzamiento de rockets y con ametrallamiento sobre tres puntos distintos del territorio nacional.  Se trató de una operación con todas las características y todas las reglas de una operación militar.

?Fue, además, un ataque por sorpresa; fue un ataque similar a esos tipos de ataques con que los gobiernos vandálicos del nazismo y del fascismo acostumbraban a agredir a las naciones. [...] Los ataques armados sobre los pueblos de Europa por las hordas hitlerianas fueron siempre ataques de este tipo: ataques sin previo aviso, ataques sin declaración de guerra, ataque artero, ataque traicionero, ataque por sorpresa. Y así fueron invadidos por sorpresa Polonia, Bélgica, Noruega, Francia, Holanda, Dinamarca, Yugoslavia y otros países de Europa.?