El sumo pontífice llegó a las 5 de la tarde al Forte de Copacabana, un área militar de Río de Janeiro y de allí se trasladó a un escenario montado en la playa donde lo esperaban los fieles.
Uno de los momentos más emotivos tuvo lugar cuando una joven le ofreció una planta a modo de obsequio, que según dijo expresaba “el cariño, la unión y las oraciones de los jóvenes brasileños”.
Francisco expresó: “Río de Janeiro se convierte esta semana en el centro de la Iglesia Católica, en el corazón joven”.
Además destacó la “fe de los cariocas” frente a la lluvia y el frío que se registraba en la ciudad. “Bienvenidos a la fiesta de la Fe. Los cariocas saben recibir bien. Saben dar una gran acogida”, manifestó el Papa.