jueves, 10 de julio de 2014

Nuevo derramamiento de sangre en Tierra Santa.

Obispos de Tierra Santa rechazan violencia y odio contra palestinosImagen referencial. Foto: AlJazeera English (CC-BY-SA-2.0)

Imagen referencial. Foto: AlJazeera English (CC-BY-SA-2.0)
ROMA, 10 Jul. 14 / 03:25 am (ACI/EWTN Noticias).- La responsabilidad del nuevo derramamiento de sangre en Tierra Santa pertenece en gran parte a los líderes políticos que “echan leña al fuego”, alimentando el conflicto con palabras y actos irresponsables. Además, utilizar el asesinato de tres israelíes “para infligir un castigo colectivo contra el pueblo palestino en su conjunto y en su legítimo deseo de ser libres, es una instrumentación trágica de esa tragedia y sólo aumenta la violencia y el odio”.
Así, en un comunicado difundido el 8 de julio, la Comisión Justicia y Paz de la Asamblea de los Ordinarios Católicos de Tierra Santa ha señalado sobre la nueva ola de violencia que se ha desatado en la región, que ha visto aumentar la cifra de las víctimas con la escalada de las incursiones israelíes en la Franja de Gaza, con más de 160 redadas que han provocado decenas de muertes.
“Israel y Palestina –se lee en el texto de la declaración enviada a la agencia vaticana Fides– hacen eco de los gritos de las madres y padres, hermanos y hermanas, de los seres queridos de los jóvenes caídos víctimas de la última ola de violencia que azota esta tierra”.
Algunas de las víctimas son bien conocidas, ya que “los medios de comunicación han informado de los detalles de sus vidas, mientras que otros - mucho más numerosos - son meras estadísticas, sin nombre y sin rostro”.
El análisis de la situación expresada por la comisión de Justicia y Paz llama a su responsabilidad a los dirigentes políticos y religiosos. Por un lado, el lenguaje violento de quienes en Israel piden venganza “es alimentado por las actitudes y expresiones de un liderazgo que continúa promoviendo un discurso discriminatorio, los derechos exclusivos de un grupo y la ocupación, con todas sus consecuencias desastrosas”.
“Se construyen nuevos asentamientos, las tierras son confiscadas, las familias son separadas, los seres queridos son detenidos e incluso asesinados”.
Por otro lado, el lenguaje violento de la calle palestina “es alimentado por las actitudes y expresiones de aquellos que han perdido toda esperanza de llegar a una solución justa al conflicto por medio de negociaciones”.
Una frustración que allana el camino para que “aquellos que buscan construir una sociedad monolítica totalitaria, donde no haya lugar para ninguna diferencia o diversidad, y ganar apoyo popular mediante la explotación de esta condición de desesperación”.
Según los responsables de Justicia y Paz en Tierra Santa, es necesario reconocer que “la resistencia contra la ocupación no se puede equiparar con el terrorismo. La resistencia a la ocupación es un derecho legítimo, el terrorismo es parte del problema”.
La única manera de salir del ciclo interminable de violencia que ha ensangrentado la tierra de Jesús es “liberarse de cualquier liderazgo que alimente el ciclo de la violencia” y apoyar a los líderes dispuestos a reconocer “que Dios ha plantado aquí tres religiones: el judaísmo, el cristianismo y el Islam, y dos pueblos, palestinos e israelíes”.
En esta perspectiva, el texto de Justicia y Paz recrea las perspectivas sugeridas por el Papa Francisco durante su reciente visita a Tierra Santa. Incluso los líderes religiosos son llamados a su obligación de hablar el “lenguaje profético”, que “se niega a conceder el estatus de enemigo a quien es hijo de Dios”.

Al menos 17 personas murieron entre los desplazados que buscaron refugio en el complejo de la Catedral Saint-Joseph de Bambari: fueron asesinadas el 8 de julio, en el asalto perpetrado por rebeldes Seleka.

Asesinan a 17 refugiados en el complejo de una catedral católica en Rep. Centroafricana


Imagen referencial. Foto: Dominio Público
Imagen referencial. Foto: Dominio Público
ROMA, 10 Jul. 14 / 05:17 am (ACI/EWTN Noticias).- 
Así lo informaron fuentes de Fides de la Iglesia en la República Centroafricana, que por razones de seguridad han pedido el anonimato.
Los rebeldes también han saqueado y despojado a los desplazados del complejo de la Catedral, que incluye la residencia del Obispo y una escuela, aunque no está claro si se ha profanado el lugar de culto.
En Bambari los ex rebeldes Seleka se enfrentan contra la milicia anti Balaka. A pesar de la presencia de tropas francesas en la ciudad, por lo menos 12.000 personas han buscado refugio en el complejo de la Catedral para escapar de la violencia.
“Lo que está ocurriendo en Bambari es indicativo de la tendencia del país, el cual podría romperse, y esta es la preocupación de todos” dicen las fuentes a Fides.
“Por otra parte, también en la capital, Bangui, donde la situación parece estar en calma por el momento, se vive con la ansiedad de que pueda explotar repentinamente la violencia”, concluyen.

La Asamblea Nacional de Québec, aprobó el proyecto de ley que permite a los ciudadanos asistir un suicidio en ciertas circunstancias, provocando críticas por parte de defensores pro-vida que afirman que la vida es sagrada.

Lamentan aprobación de “suicidio asistido” en provincia de Canadá


Imagen referencial. Foto: Nottingham Vet School (CC-BY-NC-SA-2.0)
Imagen referencial. Foto: Nottingham Vet School (CC-BY-NC-SA-2.0)
QUEBEC, 09 Jul. 14 / 07:56 pm (ACI/EWTN Noticias).-
“No tenemos derecho a quitarnos la vida, pues no nos pertenece. Nuestra vida es un regalo de Dios”, dijo la Organizadora Nacional de la Coalición Campaña por la Vida en Canadá, Mary Ellen Douglas, a ACI el 26 de junio.
“No tenemos derecho a quitarnos la vida o la de otro. Esto atenta contra el regalo del Creador”, aseguró Douglas, indicando que los oponentes al proyecto de ley “deben seguir destacando la condición sagrada de la vida humana”.
El proyecto de ley 52 fue aprobado por una votación de 94-22. Esto permite que los ciudadanos de Quebec que tengan enfermedades terminales acompañadas de un “sufrimiento insoportable” puedan solicitar asistencia médica para que los maten, informó CBC News.
La legisladora liberal, Christine St-Pierre, se opuso a la ley diciendo que “no creo que sea un derecho otorgar (a cualquiera) el poder de matar a otra persona”. Sin embargo, Véronique Hivon del partido Quebequés–quien ayudó en la elaboración del proyecto de ley – dijo que “para mí, morir con dignidad es morir con el menor sufrimiento posible”.
Douglas aseguró que su grupo y otros opositores al proyecto “trabajaron muy duro” para impedir su aprobación y advirtió que esto “abre la puerta a unaeutanasia activa” sobre aquellos que no son conscientes o capaces de tomar decisiones.
Asimismo, Douglas respondió a quienes creen que el sufrimiento justifica el suicidio asistido, señalando que los católicos y otros cristianos creen que el sufrimiento humano tiene mérito cuando se une a los sufrimientos de Cristo”.
Sin embargo, es difícil explicar esto en una cultura “pagana” donde “muchísimas personas no manejan el concepto de fe o el de una vida después de la muerte”.
Los Obispos de Quebec han manifestado su oposición a la ley. El presidente de la Asamblea de Obispos de Quebec, Mons. Pierre-André Fournier, aseguró que “matar no es cuidar” y que frases como “muerte en dignidad” y “asistencia médica para morir” son engañosas y significan deliberadamente causar la muerte.
“Entendemos, ciertamente, la angustia y el sufrimiento que todos experimentan cuando un ser querido muere en agonía” dijo el Arzobispo. “Nadie puede permanecer indiferente a esta aflicción”. Mons. Fournier destacó que el buen cuidado paliativo, y no el suicidio asistido, es lo que se requiere para quienes están pasando por esta situación.
Algunos opositores a la ley han señalado que el proyecto atenta contra la Carta Canadiense de los Derechos y contradice la ley federal que reconoce la eutanasia como homicidio.
Douglas advirtió que los defensores del suicidio asistido y de la eutanasia actualmente ocupan puestos importantes en la sociedad canadiense. “Va a ser muy difícil la lucha, pero como siempre debemos seguir anunciando la verdad”, reflexionó.