La verdad que, en este pedacito de tierra argentina, circundado por territorio de nuestra amada República de Brasil. En esta embajada emblemática, porque Argentina no tenía embajada… Acá se jugaba al fútbol. En nuestro principal socio comercial no teníamos embajada, teníamos en Washington, en París, en Roma, en España, pero aquí al lado no.
Néstor Kirchner tomó la decisión y se comenzó a construir la embajada. Y ha quedado preciosa, con la impronta del diseño de Brasil. Estamos contentos porque para nosotros es un símbolo definitivo de integración a la América del Sur, como lo es también este acuerdo.
Este acuerdo tiene como precedente la reunión entre los presidentes de PDVSA e YPF, y viene de una integración que nació hace mucho tiempo. Nació por las mismas convicciones, con formatos y estilos diferentes.
Este es un momento histórico, que pensaba que no iba a llegar nunca. La historia es la que decide los tiempos, y quiero agradecerle a mi compañero y amigo Hugo Chávez, la paciencia que tuvo para aguantar. Aguantar desplantes, cosas que tal vez otro no hubieran tolerado.
YPF fue emblemática en la Argentina, fue emblemática en el país. Su desnacionalización, en 1999, cuando pasó de ser una empresa del Estado a una privada. Pero las provincias petroleras tenían acciones, y Santa Cruz tenía el 4% de las acciones, para luego sentar a un miembro del directorio, pero el gobierno decide desnacionalizar.
Podríamos haber nacionalizado el 100%, pero elegimos el camino difícil. Un modelo del 51%, para que podamos seguir cotizando. A las mujeres nos gusta lo más difícil.
Tenemos que aprender a corregir cuando nos equivocamos, no somos Dios. Vos y yo, Hugo, por distintos motivos, lo hemos aprendido. Lo peor que puede hacer uno es equivocarse y resistir, pero eso nos haría estúpidos.
Somos un país democrático que va a elecciones cada dos años, vos [a Chávez] ya hiciste más todavía. Hiciste como 13, se te fue la mano. Ese no es el poder más importante, en ninguna parte del mundo. Los poderes más importantes no van a elecciones, son las corporaciones, los grandes conglomerados, los conglomerados financieros. Ese poder, al que nadie menciona, no lo elige nadie, no lo vota nadie, y, sin embargo, nos juzga a todos nosotros.
Es bueno reconocer que estamos ante un cambio de época. Yo no creo que vos seas Bolívar, yo no me creo Juana Azurduy, pero creo que tenemos desafíos parecidos. Vamos a ver más cambios en los años que nos quedan que en los 200 años de historia que pasaron. La globalización está poniendo al descubierto al poder.
Me encanta este mundo, me encanta esto que nos está pasando en América del Sur, y espero que estemos a la altura de la historia. No tenemos que parecernos a nadie, la historia siempre es diferente, porque la estamos construyendo nosotros.