“La decisión del Gobierno argentino de recuperar la empresa YPF fue recibida con indignación, amenazas, vaticinios de ira y ruina y ciertos groseros insultos por parte de la prensa internacional. Cosas como éstas, ya se han escuchado antes”, escribió Mark Weisbrot.
“Entre 2002 y 2011, la Argentina creció alrededor de un 90%, el crecimiento más veloz del hemisferio. El empleo está hoy día en niveles récord, y tanto la pobreza como la extrema pobreza se redujeron en dos tercios. Es probable que por todo esto, Cristina Fernández de Kirchner haya sido reelecta en octubre del año pasado con una arrolladora victoria”.
“Sin dudas esta exitosa historia no es la que trasciende en los medios internacionales ni en el mundo, sobre todo porque involucra revertir muchas de las políticas neoliberales que fallaron y llevaron al país a su ruina, con la peor recesión entre 1998 y 2001. Ahora el gobierno argentino está revirtiendo otra política neoliberal fallida que corresponde a los ´90: las privatizaciones de su petróleo y la industria del gas, las cuales nunca debieron haber tenido lugar desde un principio”.
“Entonces, ¿por qué la indignación contra la decisión argentina –de adquisición forzada, dicen- de tomar control de lo que en la historia de la empresa petrolera perteneció siempre al país? (…) las privatizaciones de petróleo y gas de los ´90 fueron una aberración, una manifestación del neoliberalismo salvaje (…) Así que se podría decir que la Argentina se está poniendo al día con sus vecinos y con el mundo.”
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