26 ABRIL 2012
Es como una obsesión, quieren el control a toda costa y no paran de inventar cómo lograrlo. Lo más reciente: como parte de un amplísimo plan para llevar las operaciones de espionaje «a cualquier oscuro rincón del mundo» -diría Bush, el hijo-, el Pentágono de Obama anunció hace un par de días la creación de otra unidad a la que ha nombrado Defense Clandestine Service (DCS), lo que traducido significa Servicio de Defensa Clandestina, ya no requiere de mucha más explicación llegar a la conclusión de que reforzará las operaciones sucias de la CIA y otros cuerpos similares.
Lo hasta cierto punto novedoso de la nueva unidad es que DCS se enfocará en naciones donde Estados Unidos no está ahora atacando u ocupando, según comentó Jason Ditz en su columna en Antiwar.com.
El tema amerita análisis, por supuesto, porque duplica el trabajo de larga data de la Agencia Central de Inteligencia, para la cual el resto del mundo somos «enemigos» o «potenciales enemigos» o cuando menos «adversarios» que merecen ser vigilados y neutralizados también?
Por supuesto, como se trata de una fuerza secreta, clandestina, no hay muchas especificidades o exactitudes de cuál será su modus operandi, pero ni siquiera pueden negar que la creación del «Servicio» es parte de una renovación mayor de todo el sistema de espionaje militar.
Otro por supuesto, el Pentágono tiene entre sus blancos de alta prioridad a Irán, aunque decía una información que oficiales del Departamento de Defensa habían declinado si China estaría también en esa lista de «locaciones correctas» en que se requiere de la presencia de la nueva misión.
En toda esta reorganización en que DCS y la CIA se darán la mano no podemos olvidar que el secretario de Defensa Leon Panetta fue antes director de la CIA, y aunque al parecer no tenía mucha experiencia ni para uno ni para el otro cargo y supuestamente lo eligió Obama porque es ducho en cortar gastos, hace su papel guerrero según los cánones del imperio.
Un tercer por supuesto, el asesoramiento siempre es vital, y es posible hacer coincidir estas decisiones renovadoras con el accionar práctico del subsecreta rio de Defensa para la Inteligencia, Michael G. Vickers, quien fue nombrado en marzo del pasado año por su larga trayectoria en esas lides: oficial de fuerzas especiales, operativo de la CIA, armó a los combatientes de la resistencia armada afgana contra las fuerzas soviéticas en la década de los 80 y luego trabajó para desplazar a los talibanes que crecieron a su sombra, presenta como éxito la cacería y ejecución de Osama Bin Laden en Paquistán, y en sus credenciales lleva el ser consejero en operaciones contraterroristas, guerra irregular y contra narcóticos.
Otra empresa de operaciones encubiertas no constituye novedad para el señor, iniciado en esas tareas desde 1973 con presencia en Medio Oriente, Centro y Sur América y el Caribe.
Ya irán saliendo los juegos sucios, todo es cuestión de tiempo.
Es como una obsesión, quieren el control a toda costa y no paran de inventar cómo lograrlo. Lo más reciente: como parte de un amplísimo plan para llevar las operaciones de espionaje «a cualquier oscuro rincón del mundo» -diría Bush, el hijo-, el Pentágono de Obama anunció hace un par de días la creación de otra unidad a la que ha nombrado Defense Clandestine Service (DCS), lo que traducido significa Servicio de Defensa Clandestina, ya no requiere de mucha más explicación llegar a la conclusión de que reforzará las operaciones sucias de la CIA y otros cuerpos similares.
Lo hasta cierto punto novedoso de la nueva unidad es que DCS se enfocará en naciones donde Estados Unidos no está ahora atacando u ocupando, según comentó Jason Ditz en su columna en Antiwar.com.
El tema amerita análisis, por supuesto, porque duplica el trabajo de larga data de la Agencia Central de Inteligencia, para la cual el resto del mundo somos «enemigos» o «potenciales enemigos» o cuando menos «adversarios» que merecen ser vigilados y neutralizados también?
Por supuesto, como se trata de una fuerza secreta, clandestina, no hay muchas especificidades o exactitudes de cuál será su modus operandi, pero ni siquiera pueden negar que la creación del «Servicio» es parte de una renovación mayor de todo el sistema de espionaje militar.
Otro por supuesto, el Pentágono tiene entre sus blancos de alta prioridad a Irán, aunque decía una información que oficiales del Departamento de Defensa habían declinado si China estaría también en esa lista de «locaciones correctas» en que se requiere de la presencia de la nueva misión.
En toda esta reorganización en que DCS y la CIA se darán la mano no podemos olvidar que el secretario de Defensa Leon Panetta fue antes director de la CIA, y aunque al parecer no tenía mucha experiencia ni para uno ni para el otro cargo y supuestamente lo eligió Obama porque es ducho en cortar gastos, hace su papel guerrero según los cánones del imperio.
Un tercer por supuesto, el asesoramiento siempre es vital, y es posible hacer coincidir estas decisiones renovadoras con el accionar práctico del subsecreta rio de Defensa para la Inteligencia, Michael G. Vickers, quien fue nombrado en marzo del pasado año por su larga trayectoria en esas lides: oficial de fuerzas especiales, operativo de la CIA, armó a los combatientes de la resistencia armada afgana contra las fuerzas soviéticas en la década de los 80 y luego trabajó para desplazar a los talibanes que crecieron a su sombra, presenta como éxito la cacería y ejecución de Osama Bin Laden en Paquistán, y en sus credenciales lleva el ser consejero en operaciones contraterroristas, guerra irregular y contra narcóticos.
Otra empresa de operaciones encubiertas no constituye novedad para el señor, iniciado en esas tareas desde 1973 con presencia en Medio Oriente, Centro y Sur América y el Caribe.
Ya irán saliendo los juegos sucios, todo es cuestión de tiempo.
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