VATICANO, 22 Feb. 12 (ACI/EWTN Noticias).-El Papa Benedicto XVI envió un mensaje al Presidente de la Conferencia Nacional de Obispos Católicos de Brasil (CNBB), Cardenal Raymundo Damasceno, en el que expresó su deseo de que la Campaña Fraternidad de este año inspire en los fieles una mayor solidaridad con los enfermos "que tantas veces sufren más por la soledad y el abandono".
La Campaña Fraternidad se realiza todos los años en Brasil durante la Cuaresma y en esta ocasión lleva por lema "Que la salud se difunda sobre la tierra".
En su mensaje, Benedicto XVI recuerda que la campaña tiene como objetivo "suscitar un mayor espíritu fraterno y comunitario en la atención a los enfermos, e invitar a la sociedad a que garantice a todas las personas el derecho a acceder a los medios necesarios para llevar una vida saludable".
Sobre el lema, indicó que recuerda que la salud va más allá del bienestar corporal, pues antes de sanar al paralítico, Cristo le perdona sus pecados. Enseña "que la cura perfecta es el perdón de los pecados, y la salud por excelencia es la del alma, ya que '¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?'".
"En efecto, las palabras 'salud' y 'salvación' tienen su origen en el mismo término latino, 'salus'; y en el Evangelio vemos la acción del salvador de la humanidad asociada a numerosas curaciones".
Asimismo, el Santo Padre expresa su deseo de que esta campaña "pueda inspirar en el corazón de los fieles y de las personas de buena voluntad una solidaridad cada vez más profunda para con los enfermos, que tantas veces sufren más por la soledad y el abandono que por su dolencia".
"Debemos recordar que el propio Jesús quiso identificarse con ellos: 'porque estuve enfermo y cuidasteis de Mí'. Al mismo tiempo, hemos de ayudarles a descubrir que, si por una parte la enfermedad es una prueba dolorosa, por otra puede ser, en unión con Cristo crucificado y resucitado, una participación en el misterio del sufrimiento de Jesús para la salvación del mundo. Pues 'ofreciendo nuestro sufrimiento a Dios por medio de Cristo, podemos colaborar en la victoria del bien sobre el mal, porque Dios hace fecunda nuestra oferta, nuestro acto de amor'".
Finalmente, el Papa invoca la intercesión de Nuestra Señora de Aparecida para que el Señor conceda a todos, especialmente los enfermos, "la confortación y la fortaleza en el cumplimiento de los deberes propios de su estado individual, familiar y social, para que sean fuente de salud y progreso del Brasil, haciéndolo fértil en la santidad, próspero en la economía, justo en la distribución de las riquezas, alegre en el servicio público, ecuánime en el poder y fraterno en el desarrollo".
La Campaña Fraternidad se realiza todos los años en Brasil durante la Cuaresma y en esta ocasión lleva por lema "Que la salud se difunda sobre la tierra".
En su mensaje, Benedicto XVI recuerda que la campaña tiene como objetivo "suscitar un mayor espíritu fraterno y comunitario en la atención a los enfermos, e invitar a la sociedad a que garantice a todas las personas el derecho a acceder a los medios necesarios para llevar una vida saludable".
Sobre el lema, indicó que recuerda que la salud va más allá del bienestar corporal, pues antes de sanar al paralítico, Cristo le perdona sus pecados. Enseña "que la cura perfecta es el perdón de los pecados, y la salud por excelencia es la del alma, ya que '¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?'".
"En efecto, las palabras 'salud' y 'salvación' tienen su origen en el mismo término latino, 'salus'; y en el Evangelio vemos la acción del salvador de la humanidad asociada a numerosas curaciones".
Asimismo, el Santo Padre expresa su deseo de que esta campaña "pueda inspirar en el corazón de los fieles y de las personas de buena voluntad una solidaridad cada vez más profunda para con los enfermos, que tantas veces sufren más por la soledad y el abandono que por su dolencia".
"Debemos recordar que el propio Jesús quiso identificarse con ellos: 'porque estuve enfermo y cuidasteis de Mí'. Al mismo tiempo, hemos de ayudarles a descubrir que, si por una parte la enfermedad es una prueba dolorosa, por otra puede ser, en unión con Cristo crucificado y resucitado, una participación en el misterio del sufrimiento de Jesús para la salvación del mundo. Pues 'ofreciendo nuestro sufrimiento a Dios por medio de Cristo, podemos colaborar en la victoria del bien sobre el mal, porque Dios hace fecunda nuestra oferta, nuestro acto de amor'".
Finalmente, el Papa invoca la intercesión de Nuestra Señora de Aparecida para que el Señor conceda a todos, especialmente los enfermos, "la confortación y la fortaleza en el cumplimiento de los deberes propios de su estado individual, familiar y social, para que sean fuente de salud y progreso del Brasil, haciéndolo fértil en la santidad, próspero en la economía, justo en la distribución de las riquezas, alegre en el servicio público, ecuánime en el poder y fraterno en el desarrollo".
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