*CATALUÑA
CATALUNYA SE JUEGA SU FUTURO
«O CiU declara la independencia o lo hará la izquierda»
Carles Castellanos
Vicepresidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC)
Carles Castellanos es uno de los supervivientes históricos de la
Esquerra Independentista de los Països Catalans. Fundador del Partit
Socialista d'Alliberament Nacional (PSAN) a finales de los 60, su
militancia le ha llevado en más de una ocasión a conocer el exilio y la
cárcel. Traductor de oficio, hoy en día compagina su actividad en el
Moviment de Defensa de la Terra (MDT) con la vicepresidencia de la
Assemblea Nacional Catalana (ANC), aunque en esta entrevista responde a
nivel estrictamente personal.
Beñat ZALDUA | BARCELONA
La resaca de la Diada del pasado 11 de setiembre sigue sacudiendo, tres
días después, la arena política catalana y española. Entre los temas a
debate, el camino que debe seguir la ANC -convocante de la marcha más
multitudinaria de la historia de Catalunya-, en su objetivo de avanzar
hacia la independencia, evitando, al mismo tiempo, convertirse en una
herramienta fácilmente manipulable por CiU.
¿Comparte la impresión formulada por Lluis Llach cuando dice que estamos
ante el inicio de una nueva época?
Sí, es verdad. Es un movimiento que viene de fondo, que interpreta los
intereses de la población y que consigue que la gente se identifique con
un objetivo político que es la independencia. Después de la Diada, este
objetivo ha adquirido todavía más relevancia y ahora se tendrá que
resolver políticamente, ponerlo encima de la mesa de las instituciones y
estar atentos a sus movimientos. Dicen que ya han empezado a ir hacia la
independencia. Nosotros no nos lo creeremos hasta que veamos que dan
pasos concretos.
La hoja de ruta de la ANC finaliza en 2014, con las elecciones de las
que debería salir una mayoría suficiente para proclamar la
independencia. ¿La Diada y el previsible adelante electoral cambian el
calendario?
La hoja de ruta se aprobó siendo conscientes todos de que era flexible y
que se tiene que ir adaptando. Lo que sí que creo es que el proceso se
debe llevar a cabo en el corto-medio plazo. Yo antes situaba el proceso
en 10, 12 o 15 años, pero ahora será mucho más rápido.
Al día siguiente de la Diada empezó la lucha por ver quién capitalizaba
la manifestación de Barcelona. ¿Qué les parecen estos movimientos y,
sobre todo, los de Mas?
Son una señal de que no quieren perder impulso, por eso hablan ya de ir
hacia la independencia. Lo que pasa es que la palabra no la dicen nunca.
Ahora, no es demasiado de fiar. Ellos estarían de acuerdo con una
independencia que pudiesen controlar. Ahora tienen una oportunidad,
porque todavía están arriba del todo y no quieren perder el centro del
control político, pero estaremos atentos para que no enreden a la gente.
¿Si no dan ese paso del que habla, se arriesgan a perder la centralidad
política del país?
Claro, es eso. Lo han captado y la quieren mantener. Pero ahí está
también nuestra lucha, en conseguir que los contenidos no dependan de
Convergéncia. A ellos lo que les interesa es el modelo que hay ahora,
pero eso no podrá ser, porque la gente no lo aceptará, por muy
desinformada o despolitizada que esté. Esta ilusión por la independencia
viene también porque todo el mundo intuye que la salida debe ser otra
cosa, no la que hay ahora en el Estado español.
La ANC ha dejado clara su intención de no convertirse en un partido
político. ¿Qué herramientas tiene para impedir ser manipulada por la
clase política?
No queda otra que definir su espacio. Elaborar un discurso propio, que
en principio ya se ha ido haciendo y no es el mismo que el de
Convergència, que todavía no ha construido un discurso independentista.
Aunque ya han avanzado algunas cosas, que son preocupantes, como la de
que hay que empezar a crear estructuras de Estado. Eso quiere decir que
nos tenemos que empezar a preparar porque las estructuras de Estado de
un partido como CiU ya sabemos cuáles serán. Hay que tener en cuenta que
la mayoría de la Assemblea no es de tendencia convergente, es más de
este soberanismo espontáneo, y en el momento de las decisiones nos
favorece a nosotros, que llevamos toda la vida en el independentismo.
Yo, sin hacer nada de propaganda, salí escogido vicepresidente. Pero
bueno, es muy difícil hacer política allí dentro, aunque hay que ir
haciéndolo.
Desde de la izquierda, sobre todo de sectores de la Esquerra
Independentista, acusan a la ANC de falta de discurso más allá de la
independencia. ¿Para cuándo un debate sobre el modelo de Estado que se
quiere lograr?
Bueno, eso está previsto desde el comienzo y el debate está en marcha,
con una comisión que trata el tema. Dentro de la hoja de ruta, se ha
previsto también elaborar unas bases constitucionales. A nivel práctico
hay unos debates muy intensos, porque hay todo un sector que cree que la
Assemblea se tiene que posicionar de manera regular junto a las
movilizaciones populares y otro que no quiere que se diga nada más
aparte de la independencia. Es una lucha constante.
¿Esta transversalidad hace perder discurso político?
Sí, está claro. Pero la gente también ve que hay que ir posicionándose y
creo que lo hará hacia posiciones de centroizquier- da. Pero es que la
Assemblea tampoco lo tiene que hacer todo, va abriendo camino pero llega
hasta donde llega, no es un frente político ni un partido político. Los
dos ejes claros son la independencia y la otra, que tiene mucha cuerda,
la radicalización democrática.
¿Hay una renuncia a la territorialidad de los Països Catalans?
No. La formulación que hay es que la nación catalana son los Països
Catalans. Pero se basa también en el hecho de que los procesos no son
los mismos en todos los sitios. Lo que hay que hacer es articularlo,
aunque haya quien no hará nada por hacerlo. Lo que sí hay que respetar
es el tiempo que necesitan, por ejemplo en el País Valencià y las Illes,
para hacer trabajo de masas.
Usted es militante histórico de la Esquerra Independentista, ¿Cuál cree
que debe ser el papel de la EI en este proceso y qué debe hacer para
cumplirlo?
Lo primero que tiene que hacer es organizarse en un organismo político
de masas. Yo soy también del MDT y defendemos que esta organización de
masas debe ser la CUP, pero tenemos muchas dificultades para hacerlo. La
gente se mueve más por simbolismos que por hechos políticos.
Para acabar, aunque el camino sea todavía muy largo, ayer se empezó
abrir una puerta hacia la independencia de Catalunya. ¿Cuáles son las
claves para mantener esa puerta abierta y conseguir cruzarla?
Yo creo que el problema, y es mi opinión personal, no es tanto si
conseguiremos la independencia o no, que sí que la conseguiremos, sino
si la independencia la declarará Convergència o la declarará la
izquierda. Tal cual están las cosas ahora, lo hará Convergència. Si la
Esquerra Independentista no se espabila, no tendremos un Estado como el
de ahora, porque la gente presionará para que cambie, pero costará mucho
tener un Estado para avanzar hacia el socialismo. En cambio, si fuesen
más protagonistas, podrían intervenir más.
CATALUNYA SE JUEGA SU FUTURO
«O CiU declara la independencia o lo hará la izquierda»
Carles Castellanos
Vicepresidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC)
Carles Castellanos es uno de los supervivientes históricos de la
Esquerra Independentista de los Països Catalans. Fundador del Partit
Socialista d'Alliberament Nacional (PSAN) a finales de los 60, su
militancia le ha llevado en más de una ocasión a conocer el exilio y la
cárcel. Traductor de oficio, hoy en día compagina su actividad en el
Moviment de Defensa de la Terra (MDT) con la vicepresidencia de la
Assemblea Nacional Catalana (ANC), aunque en esta entrevista responde a
nivel estrictamente personal.
Beñat ZALDUA | BARCELONA
La resaca de la Diada del pasado 11 de setiembre sigue sacudiendo, tres
días después, la arena política catalana y española. Entre los temas a
debate, el camino que debe seguir la ANC -convocante de la marcha más
multitudinaria de la historia de Catalunya-, en su objetivo de avanzar
hacia la independencia, evitando, al mismo tiempo, convertirse en una
herramienta fácilmente manipulable por CiU.
¿Comparte la impresión formulada por Lluis Llach cuando dice que estamos
ante el inicio de una nueva época?
Sí, es verdad. Es un movimiento que viene de fondo, que interpreta los
intereses de la población y que consigue que la gente se identifique con
un objetivo político que es la independencia. Después de la Diada, este
objetivo ha adquirido todavía más relevancia y ahora se tendrá que
resolver políticamente, ponerlo encima de la mesa de las instituciones y
estar atentos a sus movimientos. Dicen que ya han empezado a ir hacia la
independencia. Nosotros no nos lo creeremos hasta que veamos que dan
pasos concretos.
La hoja de ruta de la ANC finaliza en 2014, con las elecciones de las
que debería salir una mayoría suficiente para proclamar la
independencia. ¿La Diada y el previsible adelante electoral cambian el
calendario?
La hoja de ruta se aprobó siendo conscientes todos de que era flexible y
que se tiene que ir adaptando. Lo que sí que creo es que el proceso se
debe llevar a cabo en el corto-medio plazo. Yo antes situaba el proceso
en 10, 12 o 15 años, pero ahora será mucho más rápido.
Al día siguiente de la Diada empezó la lucha por ver quién capitalizaba
la manifestación de Barcelona. ¿Qué les parecen estos movimientos y,
sobre todo, los de Mas?
Son una señal de que no quieren perder impulso, por eso hablan ya de ir
hacia la independencia. Lo que pasa es que la palabra no la dicen nunca.
Ahora, no es demasiado de fiar. Ellos estarían de acuerdo con una
independencia que pudiesen controlar. Ahora tienen una oportunidad,
porque todavía están arriba del todo y no quieren perder el centro del
control político, pero estaremos atentos para que no enreden a la gente.
¿Si no dan ese paso del que habla, se arriesgan a perder la centralidad
política del país?
Claro, es eso. Lo han captado y la quieren mantener. Pero ahí está
también nuestra lucha, en conseguir que los contenidos no dependan de
Convergéncia. A ellos lo que les interesa es el modelo que hay ahora,
pero eso no podrá ser, porque la gente no lo aceptará, por muy
desinformada o despolitizada que esté. Esta ilusión por la independencia
viene también porque todo el mundo intuye que la salida debe ser otra
cosa, no la que hay ahora en el Estado español.
La ANC ha dejado clara su intención de no convertirse en un partido
político. ¿Qué herramientas tiene para impedir ser manipulada por la
clase política?
No queda otra que definir su espacio. Elaborar un discurso propio, que
en principio ya se ha ido haciendo y no es el mismo que el de
Convergència, que todavía no ha construido un discurso independentista.
Aunque ya han avanzado algunas cosas, que son preocupantes, como la de
que hay que empezar a crear estructuras de Estado. Eso quiere decir que
nos tenemos que empezar a preparar porque las estructuras de Estado de
un partido como CiU ya sabemos cuáles serán. Hay que tener en cuenta que
la mayoría de la Assemblea no es de tendencia convergente, es más de
este soberanismo espontáneo, y en el momento de las decisiones nos
favorece a nosotros, que llevamos toda la vida en el independentismo.
Yo, sin hacer nada de propaganda, salí escogido vicepresidente. Pero
bueno, es muy difícil hacer política allí dentro, aunque hay que ir
haciéndolo.
Desde de la izquierda, sobre todo de sectores de la Esquerra
Independentista, acusan a la ANC de falta de discurso más allá de la
independencia. ¿Para cuándo un debate sobre el modelo de Estado que se
quiere lograr?
Bueno, eso está previsto desde el comienzo y el debate está en marcha,
con una comisión que trata el tema. Dentro de la hoja de ruta, se ha
previsto también elaborar unas bases constitucionales. A nivel práctico
hay unos debates muy intensos, porque hay todo un sector que cree que la
Assemblea se tiene que posicionar de manera regular junto a las
movilizaciones populares y otro que no quiere que se diga nada más
aparte de la independencia. Es una lucha constante.
¿Esta transversalidad hace perder discurso político?
Sí, está claro. Pero la gente también ve que hay que ir posicionándose y
creo que lo hará hacia posiciones de centroizquier- da. Pero es que la
Assemblea tampoco lo tiene que hacer todo, va abriendo camino pero llega
hasta donde llega, no es un frente político ni un partido político. Los
dos ejes claros son la independencia y la otra, que tiene mucha cuerda,
la radicalización democrática.
¿Hay una renuncia a la territorialidad de los Països Catalans?
No. La formulación que hay es que la nación catalana son los Països
Catalans. Pero se basa también en el hecho de que los procesos no son
los mismos en todos los sitios. Lo que hay que hacer es articularlo,
aunque haya quien no hará nada por hacerlo. Lo que sí hay que respetar
es el tiempo que necesitan, por ejemplo en el País Valencià y las Illes,
para hacer trabajo de masas.
Usted es militante histórico de la Esquerra Independentista, ¿Cuál cree
que debe ser el papel de la EI en este proceso y qué debe hacer para
cumplirlo?
Lo primero que tiene que hacer es organizarse en un organismo político
de masas. Yo soy también del MDT y defendemos que esta organización de
masas debe ser la CUP, pero tenemos muchas dificultades para hacerlo. La
gente se mueve más por simbolismos que por hechos políticos.
Para acabar, aunque el camino sea todavía muy largo, ayer se empezó
abrir una puerta hacia la independencia de Catalunya. ¿Cuáles son las
claves para mantener esa puerta abierta y conseguir cruzarla?
Yo creo que el problema, y es mi opinión personal, no es tanto si
conseguiremos la independencia o no, que sí que la conseguiremos, sino
si la independencia la declarará Convergència o la declarará la
izquierda. Tal cual están las cosas ahora, lo hará Convergència. Si la
Esquerra Independentista no se espabila, no tendremos un Estado como el
de ahora, porque la gente presionará para que cambie, pero costará mucho
tener un Estado para avanzar hacia el socialismo. En cambio, si fuesen
más protagonistas, podrían intervenir más.
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