lunes, 12 de agosto de 2013

Entrevista a Khaled Hadade, Secretario General del Partido Comunista del Líbano.

LÍBANO

No importa quien apoye a los EEUU, lo importante es desunir a los árabes y que no apoyen la causa palestina.

7 agosto, 2013

Por Ernesto Gómez Abascal

Khaled Hadade, Secretario General del Partido Comunista del Líbano

-EGA. Las fuerzas populares que hace tres años participaron en el inicio de los levantamientos contra regímenes corruptos en varios países árabes, con aspiraciones de democracia, libertad y justicia social, no son las que han llegado al poder ni han logrado estos objetivos. ¿Tienen las fuerzas populares y de la izquierda posibilidad de reagruparse para lograr cambiar las estructuras de poder de estos regímenes?

-KH.-La cuestión no reside en si pueden reagruparse o no? Esta es una necesidad ineludible. No puede haber cambio sin que se unan estas fuerzas y sin que desempeñen su rol en el ámbito del movimiento popular para el cambio que se está desarrollando. Su desempeño será el que garantice el carácter progresista de ese movimiento. Lograr un cambio real en las estructuras reaccionarias y burguesas del poder depende en gran medida de la consolidación del rol de las fuerzas de la izquierda, de su unidad, de la ampliación del marco de sus alianzas, sobre la base de los intereses de clase y sociales de los sectores mas humildes del mundo árabe.

-EGA. ¿Cuál cree Ud. que debe ser el papel de los partidos de izquierda y otras fuerzas populares para frenar la contraofensiva imperialista- sionista-reacción árabe?

-KH.-Durante la Intifada popular egipcia, enero 2011, antes de la caída del presidente egipcio y poco después de la caída de Ben Alí, alertamos en torno a la ilusión de que la Revolución había triunfado y que sería fácil que cumplimentara sus misiones. Y como partido dijimos que la ausencia del rol dirigente de la izquierda en la elaboración del programa de las intifadas y en su liderazgo, es un factor que limitaría la posibilidad de completar la consecución de sus objetivos. Y sobre todo insistimos en que la ausencia de la izquierda debilitaría la proyección social de las intifadas. Y dijimos que Barak Obama en su discurso en la Universidad de El Cairo definió claramente las partes que participarían en su alianza para completar el plan diseñado por los EEUU: rediseño de la región, control de sus riquezas, lo que llamamos el Sikes Picot 2 o lo que llaman ellos el nuevo Medio Oriente. Las fuerzas de esta alianza están dirigidas por los EEUU e integradas por el enemigo israelí y con este las fuerzas de la reacción árabe y locales, desde el Golfo hasta Turquía. Las fuerzas islámicas también representan una base de esta contraofensiva, especialmente las llamadas moderadas. En efecto, esta alianza emprendió una contraofensiva contra el movimiento revolucionario árabe. Se multiplicaron sus escenarios, desde confiscación de las intifadas de Egipto y de Túnez hasta ayudar a las fuerzas islamistas en esos países para que tomaran el poder. En otros países recurrieron a las intervenciones armadas como en Libia y Yemen tratando de militarizar las intifadas y desatar guerras civiles, como hicieron en Yemen y en especial en Siria.

Fuimos claros y dijimos que las fuerzas islamitas no querían cumplimentar los objetivos de las intifadas y en especial no estaban en capacidad de traducir en la práctica sus postulados de libertad, justicia y dignidad nacional. Por eso dijimos que esta primera etapa no es el final. Dijimos que el pueblo árabe que se levantado por su felicidad, por el pan, por libertad, justicia y dignidad nacional, perdió el miedo al poder y seguirá luchando por completar los objetivos de sus intifadas y recuperar lo que se les confiscó. Esto sucede en Túnez y en especial sucedió en Egipto cuando no había pasado un año del poder de los islamistas. Lo que sucedió en Egipto, con los millones de gente en las calles, reafirmó lo que dijimos y fue clara respuesta a los que pensaron que los artífices de las intifadas eran los norteamericanos o eran acciones promovidas desde afuera.

La consolidación del papel de las fuerzas laicas, de izquierda, progresistas, nacionalistas, en el frente de Salvación, la alianza de izquierda o el movimiento Tamarrod fue factor decisivo para mantener el movimiento revolucionario y derrocar el régimen de la Hermandad Musulmana.

Esta importante victoria repercutirá en todo el mundo árabe, pero no hay que hacerse ilusiones, esto no significa la derrota definitiva de la contraofensiva, seguirán tratando de abortar los resultados de esta segunda etapa.

El PCL tiene conciencia de la necesidad de unir a todas las fuerzas de la izquierda en todo el mundo árabe y en cada país árabe, por lo que desde antes de la Intifada de Túnez propugnamos que se celebraran encuentros de la izquierda árabe, hasta ahora se han celebrado 4 encuentros, el último en junio de este año. Ya se han convertido en una sólida institución que trabaja por la formulación de un programa conjunto de la izquierda en cada país árabe y en el mundo árabe. Esta ha sido una herramienta para unir a la izquierda en más de un país árabe. Seguiremos trabajando por su fortalecimiento.

-EGA. ¿Cuál es la valoración del PCL de la situación en Siria?

-Las Intifadas se levantaron contra los regímenes oficiales árabes represivos y que trajeron a sus pueblos hambre y pobreza, y en que la dependencia económica del capitalismo y del imperialismo les llevó a la dependencia política del proyecto norteamericano israelí y a la traición desde Camp David, la normalización de relaciones con Israel, la afectación a la causa palestina que pasó a otro plano frente a los pueblos árabes. El régimen sirio, si bien era similar a los otros por la represión y limitación de las libertades o por la adopción de una política económica de apertura al mercado dando al traste con muchos de los logros sociales alcanzados anteriormente por el pueblo, por otro lado no se unió al proyecto norteamericano- sionista, ayudó a la resistencia palestina y libanesa y con sus alianzas a nivel regional con Irán y los países del BRIC. Esta contradicción del régimen facilitó a las fuerzas de la reacción árabe, Turquía, Occidente y los EEUU a movilizarse para cambiar el rumbo de las protestas que fueron inicialmente pacíficas contra la represión y exigiendo dignidad y libertad.

Se aprovechó la presencia activa de fuerzas del islam político, salafistas y Hermandad Musulmana, se armó a estas organizaciones y a otras de la oposición siria vinculadas con el exterior y por otro lado el régimen siguió reprimiendo los movimientos populares, de manera que se desató una guerra civil real que amenaza con mantenerse por largo tiempo, a pesar de las victorias ?cuantitativas? y no definitivas alcanzadas por el régimen en la ultima etapa.

Naturalmente, los beneficiarios principales son los EEUU e Israel, se desgasta el potencial de Siria y no puede así enfrentarse a los objetivos de ese plan.

La situación en Siria, la correlación favorable al régimen, a nivel popular, militar y otros, las alianzas del régimen con China, Rusia e Irán y con Líbano, obstaculiza la opción de intervención directa de las fuerzas del imperialismo en Siria, y hace que resulte imposible, pues no cuentan con apoyo del Consejo de Seguridad y pudiera desatarse una guerra de mayor envergadura cuyas consecuencias serían incalculables. Por ello EEUU y sus aliados se limitarán al apoyo logístico y militar a la oposición a través del Golfo y de Turquía para extender la guerra en Siria y lograr un cambio de correlación favorable a la oposición armada. El encuentro de Ginebra se pospondrá por largo tiempo.

-EGA- Los enfrentamientos cada vez más parecen adquirir un carácter de guerra confesional. ¿Se extenderá esto al Líbano?

KH.-Hay que precisar la naturaleza de la pregunta, no es guerra contra shiitas o sunitas. El plan norteamericano pretende reorganizar la región de manera que puedan ejercer el control sobre sus riquezas. Y garantizar la seguridad del enemigo sionista, y para esto acuden a todas las vías posibles.

Los elementos fundamentales del plan sionista norteamericano son:

-Cambiar el carácter de la confrontación árabo-israel por otro confesional sunita-shiita. Avivar conflictos étnicos entre árabes y kurdos y entre árabes y persas. Estimular las contradicciones tribales. No importa quien apoye a los EEUU, lo importante es desunir a los árabes y que no apoyen la causa palestina. Los EEUU se aliaron a los shiitas en la batalla de Iraq y en otros casos se han aliado a otros. En Libia y Yemen se estimularon las contradicciones tribales.

-Conspiración contra todas las fuerzas que se enfrentan a su proyecto, cualquiera que sea su carácter confesional. Están en contra de Hamas, de Hizbulá, de Siria.

-El enfrentamiento a las verdaderas aspiraciones de los pueblos árabes a libertad, justicia, dignidad nacional, es lo que justifica la contraofensiva que dirigen los EEUU.

Con relación al Líbano, el carácter multiconfesional, multisectario, la crisis del confesionalismo político hace que se multipliquen los enfrentamientos de carácter confesional.

La política del gobierno es insuficiente, es como el avestruz. Todos los sectores en Líbano están vinculados a la crisis siria, inicialmente introduciendo armas y combatientes, apoyando a la oposición, luego Hizbulá anunció que entraba en la guerra para apoyar al régimen sirio.

Esto dio lugar a que el Líbano se complicara con la crisis siria y se avivara el confesionalismo y se produjeran mayores enfrentamientos con carácter confesional, como los ataques al ejército desde Arsal a Saida, el carro bomba en el Sur, el disparo de cohetes contra la Bekaa y el Suburbio Sur.

Nosotros condenamos esa política y llamamos a que se adopte una postura de interferencia positiva basada en tres aspectos:

1- Dar total apoyo al ejército libanés para que controle la frontera e impida el envío de armas y combatientes a Siria desde Líbano.

2- Apoyar el dialogo para la edificación de una Siria cívica, democrática, resistente a los proyectos foráneos, sobre todo el proyecto israelo-norteamericano.

3- Brindar atención oficial gubernamental a la cuestión de los refugiados sirios e impedir se manipule y comercie políticamente con su causa.

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