Tres décadas de construcción de poder popular
El Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil llega a su VI Congreso cumpliendo 30 años de existencia, y constituido sin duda, como uno de los principales movimientos sociales a nivel mundial. Por el contexto político y económico del Brasil actual, las luchas que encabeza enfrentan importantes desafíos. Por estos motivos, el presente congreso será un espacio de debates, de intercambios, de reafirmación de consignas históricas pero también de celebración. Es lo que afirma en entrevista con Radio Mundo Real, Kelli Mafor, integrante de la coordinación nacional del movimiento y del sector de género del mismo.
?A lo largo de estos 30 años fuimos construyendo una organización que tuvo como banderas principales la reforma agraria, la tierra y la transformación de la sociedad?, comienza contando Kelli. Pero la realidad de las estructuras de poder del medio rural brasileño, prosigue la militante, ha tenido una gran transformación en función de ?una articulación, una alianza entre los grandes latifundistas, las grandes empresas y el capital transnacional, el capital financiero, los bancos y la prensa?.
Esto ha hecho que las consignas también se deban reactualizar. De ahí la importancia que el movimiento le está dando a la bandera de la reforma agraria popular, diferenciándola de la clásica, donde la cuestión agroalimentaria seguía priorizando los intereses mercantiles y del capital.
En esta evolución de las luchas del campesinado brasileño, el papel de las mujeres es insoslayable. Según Kelli, en la visión del movimiento la cuestión de género y la lucha feminista deben estar acompañadas de las temáticas vinculadas a los cambios estructurales. De este modo, explica que como parte de ese entendimiento, las acciones de las mujeres, no sólo del MST sino de La Vía Campesina Brasil, están muchas veces dirigidas a empresas transnacionales. En este sentido, recordó la importancia de la acción en 2006 de las mujeres contra la empresa Aracruz Celulose, para denunciar el avance del llamado modelo de los desiertos verdes, a través de la producción de monocultivos de árboles, pero también para ?marcar la diferencia fundamental entre el proyecto del movimiento sin tierra y la lucha por reforma agraria y por otro el proyecto del agronegocio y los monocultivos?.
Esto es parte de lo que se entiende son las luchas enmarcadas en un feminismo campesino y popular. Según explica la militante brasileña, ?la práctica de este feminismo está presente en las luchas contra el agronegocio, las empresas transnacionales, la minería, y también en la organización de las mujeres del punto de vista de los proyectos productivos, de la autonomía económica de las mujeres, y de su auto-organización?.
Con respecto al VI Congreso del MST, señaló su singularidad por diversos motivos, ya que además de realizarse en momentos de celebración de sus tres décadas de existencia, hay en la actualidad brasileña varios desafíos según explica: ?la reforma agraria está prácticamente saliendo de la agenda política en Brasil. Entonces estamos en plena lucha para resignificar la reforma agraria, y que tenga un sentido no sólo para nosotras que luchamos por la tierra, sino también para los pueblos que están siendo envenenados por los alimentos del agronegocio, afectados por los cultivos de semillas transgénicas y la depredación de los recursos naturales?.
El Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil llega a su VI Congreso cumpliendo 30 años de existencia, y constituido sin duda, como uno de los principales movimientos sociales a nivel mundial. Por el contexto político y económico del Brasil actual, las luchas que encabeza enfrentan importantes desafíos. Por estos motivos, el presente congreso será un espacio de debates, de intercambios, de reafirmación de consignas históricas pero también de celebración. Es lo que afirma en entrevista con Radio Mundo Real, Kelli Mafor, integrante de la coordinación nacional del movimiento y del sector de género del mismo.
?A lo largo de estos 30 años fuimos construyendo una organización que tuvo como banderas principales la reforma agraria, la tierra y la transformación de la sociedad?, comienza contando Kelli. Pero la realidad de las estructuras de poder del medio rural brasileño, prosigue la militante, ha tenido una gran transformación en función de ?una articulación, una alianza entre los grandes latifundistas, las grandes empresas y el capital transnacional, el capital financiero, los bancos y la prensa?.
Esto ha hecho que las consignas también se deban reactualizar. De ahí la importancia que el movimiento le está dando a la bandera de la reforma agraria popular, diferenciándola de la clásica, donde la cuestión agroalimentaria seguía priorizando los intereses mercantiles y del capital.
En esta evolución de las luchas del campesinado brasileño, el papel de las mujeres es insoslayable. Según Kelli, en la visión del movimiento la cuestión de género y la lucha feminista deben estar acompañadas de las temáticas vinculadas a los cambios estructurales. De este modo, explica que como parte de ese entendimiento, las acciones de las mujeres, no sólo del MST sino de La Vía Campesina Brasil, están muchas veces dirigidas a empresas transnacionales. En este sentido, recordó la importancia de la acción en 2006 de las mujeres contra la empresa Aracruz Celulose, para denunciar el avance del llamado modelo de los desiertos verdes, a través de la producción de monocultivos de árboles, pero también para ?marcar la diferencia fundamental entre el proyecto del movimiento sin tierra y la lucha por reforma agraria y por otro el proyecto del agronegocio y los monocultivos?.
Esto es parte de lo que se entiende son las luchas enmarcadas en un feminismo campesino y popular. Según explica la militante brasileña, ?la práctica de este feminismo está presente en las luchas contra el agronegocio, las empresas transnacionales, la minería, y también en la organización de las mujeres del punto de vista de los proyectos productivos, de la autonomía económica de las mujeres, y de su auto-organización?.
Con respecto al VI Congreso del MST, señaló su singularidad por diversos motivos, ya que además de realizarse en momentos de celebración de sus tres décadas de existencia, hay en la actualidad brasileña varios desafíos según explica: ?la reforma agraria está prácticamente saliendo de la agenda política en Brasil. Entonces estamos en plena lucha para resignificar la reforma agraria, y que tenga un sentido no sólo para nosotras que luchamos por la tierra, sino también para los pueblos que están siendo envenenados por los alimentos del agronegocio, afectados por los cultivos de semillas transgénicas y la depredación de los recursos naturales?.
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