En ella, le cuestionó los gastos que le lleva a Gran Bretaña mantener su soberbia imperial a miles de millas marítimas en el Atlántico Sur, mientras que la situación económica, el desempleo y la pobreza afecta a miles de sus compatriotas:
“¿Mr. Cameron, preguntó a su pueblo que piensa de los gastos en armas, tropas y viajes, en lugar de resolver sus problemas internos de pobreza y marginalidad?”.
En referencia al viaje del Príncipe William a las islas, Pérez Esquivel le expresó su preocupación porque no quiera encontrarse con la presidenta Cristina, tal como debería entrenarse un futuro Rey, y “aprender el ejercicio del diálogo para comprender en que valores se basan el derecho y la justicia, fundamentales para construir la Paz”.
Y remarcó que “quien envía tantas armas y hace alarde de su poderío militar, es simplemente porque tiene miedo a sí mismo, y miedo a la verdad”.
Por otro lado, aclaró que a la Presidenta no la guían ánimos belicistas sino que está reclamando el derecho jurídico internacional e histórico de soberanía sobre las Islas Malvinas en el Atlántico Sur. Y que el gobierno británico sabe que en algún momento tendrá que sentarse a dialogar y buscar soluciones.
Tal como pasó en la India y en Hong Kong, pasará con el Peñón de Gibraltar y las Islas Malvinas.
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CARTA COMPLETA:
16 de Febrero del 2012
Sr. Primer Ministro de Gran Bretaña
David Cameron
Reciba el fraterno saludo de Paz y Bien para nuestros pueblos y la humanidad, que necesita encontrar los caminos de convivencia y respeto mutuo.
En abril se cumplen 30 años de la Guerra entre la Argentina y Gran Bretaña por las Islas Malvinas, que generó graves consecuencias y pérdida de vidas humanas y materiales.
En mi país vivimos una época dolorosa y de resistencia frente a una cruel dictadura militar que provocó miles de muertes, desaparecidos y daños irreparables. Los militares buscaron generar un conflicto externo para consolidar su frente interno; al ser repudiados y resistidos por el pueblo por las graves violaciones de los derechos humanos y la perdida del Estado de Derecho.
Enviarle esta carta es aportar algunas reflexiones sobre la situación del conflicto sobre las Islas Malvinas, Georgia del Sur y Sándwich en el Atlántico Sur, que la Argentina viene reclamando desde hace 179 años a sus derechos soberanos indeclinables.
Las Naciones Unidas, el Comité de Descolonización y organismos regionales reclaman que la Argentina y Gran Bretaña encuentren los caminos de solución del conflicto a través del diálogo y vías diplomáticas.
El gobierno de Gran Bretaña que Ud. Preside, hasta el momento se ha manifestado en forma negativa a cualquier solución. Lo cual es lamentable.
He leído sus declaraciones y tengo que decirle que es sorprendente su sentido del humor en señalar que la Argentina tiene actitudes colonialistas por reclamar sus derechos.
Le sugiero Mr. Cameron, tener en cuenta a Chesterton quien decía que: “el sentido común es el menos común de los sentidos” y estoy seguro que Bernard Shaw, su amigo entrañable y contradictorio, diría que: “nada es lo que parece, sino todo lo contrario”.
Por sus declaraciones parece que ha perdido la brújula y el sentido de orientación, pero siguiendo su humor, le sugiero que le pida ayuda al Capital Sparrow, de Piratas del Caribe y poseedor de la brújula misteriosa, que le marcará el rumbo para saber lo lejos que quedan las islas en el Atlántico Sur.
También podría ayudarle James Cameron, director de Avatar, en su largometraje de la guerra de ciencia ficción entre el bien y el mal, de villanos colonialistas que buscan apropiarse de lo ajeno a cualquier precio, sin tener en cuenta las consecuencias y vida de los pueblos invadidos. En este ejemplo puede reflejarse la realidad que vive hoy la humanidad sometida a guerras basadas en mentiras, como en Afganistán, Irak y Libia, sumados a los enclaves colonialistas en diversas partes del mundo, que toman de la mano junto con sus aliados.
El Mahatma Gandhi decía que: “la madre de todas las violencias es la mentira”, pero no es el tema de ésta carta. No se trata de hacer una reseña del colonialismo en el mundo ya que ustedes pueden dar cátedra a través de su larga experiencia histórica.
Gran Bretaña reclama el derecho de autodeterminación de los actuales habitantes de las Islas Malvinas, ignorando que no son pobladores originarios, sino que fueron transplantados por decisión del coloniaje británico.
Por lo tanto la ONU desconoce el derecho de autodeterminación de los Kelper.
Estimado Mr. Cameron, ya tuvimos la dosis de humor que, por otra parte, nunca hay que perder, si lo perdemos, lo único que ganaremos es una ulcera.
Es necesaria una reflexión serena y objetiva para poner en práctica el “sentido común, como decía su compatriota, “el hombre que fue jueves”.
Me imagino que pensó y calculó cuánto cuesta a Gran Bretaña, mantener su soberbia imperial a miles de millas marítimas en el Atlántico Sur, cuando la situación económica, el desempleo y la pobreza afecta a miles de sus compatriotas.
¿Cuánto cuesta a su país enviar al príncipe William a las Islas Malvinas para su entrenamiento militar, sumando tropas y el “destructor HMS Dauntless” para protegerlo de fantasmagóricos ejércitos enemigos y sueños de pesadillas, propios de Avatar o piratas del Caribe, en lugar de enviar al príncipe heredero para dialogar y construir la paz? Ya que se encuentra tan cerca, tendría que cruzar y encontrarse con la presidenta Cristina y entrenarse para ser un buen rey y aprender el ejercicio del diálogo para comprender en que valores se basa el derecho y la justicia, fundamentales para construir la Paz.
Son más importantes los ejercicios para la Paz que preparar al príncipe para matar.
La provocación no es un buen camino para solucionar los conflictos. Quien envía tantas armas y hace alarde de su poderío militar, es simplemente porque tiene miedo a sí mismo, y miedo a la verdad. No olvide que para mantener un fuego se necesitan dos leños, en éste caso, hay sólo uno, el de ustedes.
¿Mr. Cameron, preguntó a su pueblo que piensa de los gastos en armas, tropas y viajes, en lugar de resolver sus problemas internos de pobreza y marginalidad?
La presidenta Cristina Kirchner no está guiada por ánimos belicistas y menos aún tiene intención de ponerse un parche en el ojo y embarcarse en aventuras inciertas. Sólo reclama el derecho jurídico internacional e histórico de soberanía sobre las Islas Malvinas en el Atlántico Sur y le tiende una mano fraterna, pero con firmeza en los reclamos inclaudicables del pueblo argentino.
El gobierno británico sabe que en algún momento tendrá que sentarse a dialogar y buscar soluciones, lo podrá demorar, pero no detener, pasó en la India y en Hong Kong y pasará con el Peñón de Gibraltar y las Islas Malvinas.
En Gran Bretaña, Europa y en los EEUU surgieron los “indignados” que sienten sus vidas amenazadas por la crisis económica del mal llamado “primer mundo”, por el desempleo y el aumento de la pobreza y la falta de esperanza de un futuro digno.
Trate, estimado Mr. Cameron de escuchar la voz de su pueblo, acosado por la crisis económica y de valores éticos, que aumenta la indignación de los “indignados” más necesitados, frente al derroche y concentración de los recursos en pocas manos que dejan a la mayoría con las manos vacías.
Si de “indignados” se trata, los pueblos latinoamericanos tenemos una larga experiencia y memoria histórica y luchamos contra las injusticias y por la libertad, sin perder la esperanza que otro mundo es posible.
No es un problema personal la responsabilidad que debe asumir, son decisiones políticas y de sentido común para resolver el largo conflicto entre los dos países y ayudar a los actuales habitantes de las Islas Malvinas a encontrar soluciones justas y no fuegos artificiales.
Para caminar se necesita dar el primer paso, muchas veces imprecisos y dolorosos para encontrar el camino correcto.
Estimado Mr. Cameron, no pierda el humor, ni el sentido común, frente a la angustia existencial y los problemas que debe afrontar su gobierno, espero que mantenga la lucidez y recupere el sentido del diálogo y sin que le provoque una ulcera.
Las diferencias y la diversidad, son la riqueza de los pueblos. La uniformidad lleva al monocultivo de las mentes y a la perdida de las identidades y valores.
Los desafíos son múltiples y el mundo en permanente cambio, tiene la necesidad de construir nuevos paradigmas de vida.
No olvide que una cosa es ver y otra mirar, una cosa es oír y otra escuchar.
Le reitero el fraterno saludo de Paz y Bien.
Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nóbel de la Paz
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