martes, 24 de julio de 2012

Oswaldo Payá asesinado por el régimen castrista.


Oswaldo Payá: Muerte de un demócrata

Infolatam
Madrid, 23 julio 2012
Por VICENTE BOTÍN
(Especial para Infolatam).- Recibía a la prensa extranjera en su casa habanera del barrio del Cerro, trufada de micrófonos, y hablaba sin tapujos, sin importarle que sus palabras llegaran, nítidas, a los escuchas de la Seguridad del Estado. Era el disidente con más peso, el más peligroso para el Gobierno cubano al que logró poner contra las cuerdas con el “Proyecto Varela”, una iniciativa para promover la democracia en Cuba partiendo, paradójicamente, de las leyes de la propia dictadura.
De fuertes convicciones católicas, Oswaldo Payá estudió en el colegio de los Hermanos Maristas de La Habana, hoy sede de la Seguridad del Estado, y participó desde muy joven en grupos de reflexión laicos vinculados a la Iglesia Católica, perseguida y silenciada desde el ascenso al poder de Fidel Castro. En 1988 fundó el Movimiento Cristiano de Liberación, de tendencia demócrata cristiana, que en pocos años se convirtió en una de las organizaciones más importantes de la sociedad civil cubana. Dos años más tarde dio a conocer el documento “Llamamiento al Diálogo Nacional” en el que proponía la celebración de un referéndum para elegir una Asamblea Constituyente que redactase una nueva Constitución, y una amnistía para los presos políticos.
En 1996, Oswaldo Payá alumbró el Proyecto Varela, su iniciativa más ambiciosa, para exigir la libertad de asociación, la convocatoria de elecciones libres, y la libertad de expresión. El 10 de marzo de 2002, Payá decidió ir más lejos y presentó el Proyecto Varela en la Asamblea Nacional del Poder Popular con el aval de 11.000 firmas. El Artículo 88 de la Constitución de 1976 permitía a los ciudadanos proponer reformas legales si diez mil electores registrados presentaban sus firmas a favor de la propuesta.
Fidel Castro quedó noqueado. Era la primera vez que resultaba atrapado en su propio entramado legal. Su entonces canciller, Felipe Pérez Roque, salió a la palestra para reiterar la eterna cantinela: “El Proyecto Varela –dijo Pérez Roque– forma parte de la estrategia de subversión contra Cuba, ha sido concebido, financiado y dirigido desde el exterior, con la participación activa de la Sección de Intereses norteamericana en La Habana; forma parte del mismo esquema de subversión, no tiene el menor asidero en las leyes cubanas, es una burda manipulación de la Constitución y las leyes de Cuba…”.
Las palabras del hoy defenestrado ministro de Exteriores no fueron suficientes y Fidel Castro se vio forzado a convocar un referéndum para modificar la Constitución suprimiendo el polémico Artículo 88 y declarar “irrevocable” el socialismo. Obtuvo un resultado “a la búlgara” del 98,97 por ciento de votos favorables a su propuesta. Oswaldo Payá contraatacó con otras 14.000 firmas, pero el gobierno hizo oídos sordos. Ese año el Parlamento Europeo otorgó a Payá el Premio Sajárov de Derechos Humanos.
La inquietud del gobierno ante las iniciativas de Payá y el auge que estaban tomando otros movimientos disidentes como Arco Progresista o Todos Unidos, se tradujo en la brutal represión de la llamada “primavera negra” de 2003. Setenta y cinco disidentes fueron detenidos, juzgados y condenados en un pogromo selectivo que incluyó a periodistas, sindicalistas, maestros, médicos, bibliotecarios independientes, militantes de grupos de oposición y defensores de los derechos humanos, toda una muestra del inconformismo y la resistencia pacífica contra un régimen fascista etiquetado de comunista.
Todos ellos fueron juzgados  de acuerdo con la Ley de Protección de la Independencia Nacional y la Economía de Cuba, más conocida como “ley mordaza” y condenados a penas que oscilaban entre los cinco y los veintiocho años de prisión. El grupo más castigado fue el de Oswaldo Payá: de los 75 encarcelados casi 40 militaban en el Movimiento Cristiano de Liberación. Paradójicamente Payá no fue detenido ni perdió su trabajo para una entidad estatal como especialista en equipos hospitalarios, pero a partir de ese momento sufrió un permanente acoso por parte del gobierno y de turbas a su servicio que organizaron  actos de repudio frente a su domicilio.
La muerte de Oswaldo Payá supone un duro golpe para el futuro democrático de Cuba. Payá era un peso pesado entre los grupos disidentes que desde hace años y pese a sus diferencias, tratan de establecer bases comunes de actuación para una transición pacífica a la democracia. En 2007, nueve meses después de la proclama de Fidel Castro en la que cedió provisionalmente el poder a su hermano Raúl, el Movimiento Cristiano de Liberación y los grupos más importantes de la disidencia, difundieron un documento titulado “Unidad por la Libertad” en el que expresaron su deseo de trabajar responsablemente en la formación de un bloque unitario “si las circunstancias aconsejan  que ese paso es necesario y el más conveniente para lograr los cambios hacia la democracia en Cuba, que es nuestro objetivo  y la razón de ser de la oposición cubana”. Además de Payáfirmaban el documento entre otros, Vladimiro Roca, de “Todos Unidos”; Martha Beatriz Roque y René Gómez Manzano, de la “Asamblea para Promover la Sociedad Civil”; y Elizardo Sánchez, de la “Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional”.
En 2009, Oswaldo Payá participó en un nuevo “Diálogo Nacional”, un proyecto para lograr un programa común entre todas las fuerzas políticas para restablecer la democracia en Cuba. A pesar de su ideología demócrata cristiana, Payá no gozó de las simpatías de la Iglesia Católica y él criticó abiertamente el acercamiento entre el gobierno de Raúl Castro y el cardenal Jaime Ortega. Como muchos, no entendió la complicidad del cardenalOrtega con la dictadura en la operación de “blanqueo” llevada a cabo con la excarcelación y destierro de disidentes cubanos.
El camino a la libertad en Cuba está jalonado de personas como Oswaldo Payá que desgraciadamente no verán el fin de la dictadura. Hay muchas muertes en ese tránsito, demasiados accidentes, sobradas sospechas, numerosos interrogantes.Y ninguna respuesta.

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