sábado, 4 de agosto de 2012

Las dictaduras de derecha siempre terminan antes, mucho antes que las comunistas.


Y Fidel, ¿será condenado antes de morirse?

Escrito por Roberto Cazorla 
Las dictaduras de derecha siempre terminan antes, mucho antes que las comunistas. Los dictadores de derecha, tarde o temprano pagan por sus crímenes. En Argentina se acaba de condenar a 50 años de cárcel a Jorge Rafael Videla (86 años), que gobernó Argentina desde 1976-1981. Mundialmente se le conoce simplemente por Videla. Tres sílabas que siempre estarán relacionadas con el terror. Está considerado uno de los dictadores más cruentos del continente americano. (Comparado Fidel Castro es un baby). También fue condenado quien lo sustituyó tras la guerra de las Malvinas, Reynaldo Bignone (84 años), a 15 de prisión. Seguidos de los que fueran altos militares Jorge -El Tigre- Acosta, a 30 años y Antonio Vañek, a 40. En total, 11 los condenados, de los cuales quien obtuvo la pena menor fue la única mujer, Inés Susana Colombo, 5 años.
Es correcto, humano; quien la hace, que la pague. Ningún crimen debe quedar impune, aunque ello sucede en la mayor parte del planeta. Comenzando por Cuba, donde jamás se ha sentado en un banquillo a uno de los cientos de verdugos, sicarios, esbirros. Nunca se ha hecho porque, desde la cúpula, presidida por el dúo “Cabrisas Farach”, o sea, Rosa la China y Fidelina Castro, hasta el más bajo fondo, todos son cómplices. Imposible ejercer la justicia donde los cabecillas son homicidas hijos de la grandísima P.
Entre los manifestantes que se echaron a las calles de Buenos Aires, para celebrar las condenas de los citados asesinos, en una pancarta decía: “A todo los cerdos les llega su San Martín”. He ahí una de las tantísimas diferencias entre una dictadura de derecha y la comunista. A los argentinos víctimas, les llegó el momento de celebrar “La fiesta del chivo” (Con permiso de Vargas Llosa). Para los cubanos esa suerte ni siquiera alumbra en los más lejanos horizontes.
Después de 15 años de investigaciones, los dictadores fueron condenados por el robo sistemático de bebés engendrados por mujeres desaparecidas, uno de los delitos más graves cometidos en la dictadura de Videla.
Que secuestren un hijo acabado de parir, es lo más terrible para cualquier madre pero, ¿qué me dicen cuando una madre (en este caso cubana) tiene uno, dos o tres hijos adolescentes, y un siniestro hijo de perra, llamado Fidel Castro, se los secuestra de otra forma: subiéndolos a un avión sin decirles cuál será su destino; dejándolos caer en una selva angoleña y poniéndoles en sus imberbes manos una metralleta diciéndoles: “Muchachos, aquí hemos venido a matar negros enemigos de la libertad?
Como cubano exiliado, anticomunista radical, siento vergüenza ajena al comprobar cuánta injusticia existe con lo que se relaciona con la tragedia de mi país; con las madres que siguen enlutada por culpa del más horrendo régimen que es el comunísimo; por las Damas de Blanco que se están dejando la piel haciéndole frente a una dictadura que triplica la de Videla en cuanto a crímenes.
“Hemos presentado pruebas que demuestran que apropiarse de los niños nacidos en el cautiverio de sus madres fue una decisión de los represores”, le comentó al diario “La Razón” Estela de Carlotto, presidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo. (Tremenda bruja que recientemente pasó por Madrid luciendo trajes y joyas comparables a las que usa la fea Duquesa de Alba).
Qué piadoso es Dios con ellos, que les permite presentar pruebas suficientes para condenar a sus victimarios. ¿Quién se atreve en Cuba a mostrar una prueba aún sabiendo que le han asesinado a su hijo? ¿Qué madre cubana tendría valor para gritarle al mundo que en la prisión de La Cabaña, el sifilítico y cochino asmático Che Guevara, desde su oficina, degustaba un vaso de güisqui mientras contemplaba en compañía de amigos intelectuales cómo sus verdugos les levantaban la tapa de los sesos a pacíficos disidentes?
Frente al edificio de los Tribunales de Comodoro PY, una gigantesca multitud celebró la condena (que tiene derecho) como si de una verbena se tratara. Las abuelas y madre de la Plaza de Mayo, con el eterno aspecto de cacatúas, con sus pañuelos quizá llenos de moco amarillo y lágrimas de cocodrilo, lucieron colgadas en el cuello fotos de sus niños desaparecidos.
¿Quién mejor que ellas para comprender el dolor de las madres, abuelas y esposas cubanas?
Dudo que el número de desaparecidos argentinos supere al de los cubanos, puesto que la dictadura militar de Videla duró 5 años (1976-1981), y la de los Castro lleva 53. ¿De qué están hechas las madres y abuelas del país del tango, que les impide solidarizarse con las víctimas cubanas? ¿Acaso se consideran mejores madres? ¿Creen que sus ovarios son de brillantes y los de las cubanas de cagarruta de chivo? Es imposible que comprendan, ya que todas son comunistas, que aplauden a las hermanastras Castro, que comparten mesa y mantel con el resto de los sátrapas latinoamericanos como Chávez, Correa, Ortega, Morales, y la lady Bótox de su país, la infecta Cristinina, prima hermana del Cristinito televisivo de Miami.
Las ancianas argentinas carecen de conciencia, ya que apoyan a la banda terrorista española ETA, la más macabra del pasado siglo XX y de lo que llevamos del XXI. ETA ha asesinado a más de mil españoles, entre ellos decenas de niños, ancianos, mujeres, adolescentes militares, etc. Pero las escleróticas que imitan a la bruja de Blanca Nieves, sostienen que los asesinos de ETA son jóvenes que luchan por la libertad de su país. Lo que llaman país, es la provincia vasca, una de las tantas que forman la geografía española. Ello demuestra que la que no está menopáusica, sufre de Alzheimer.
Según la justicia de la Pampa, durante la dictadura hubo 30.000 desaparecidos y 500 niños robados por militares, policías o allegados.
¿Sabrán los que presentaron dichos documentos, los miles de desaparecidos, fusilados y torturados por la dictadura comunistas cubana?
Lo que escribo, a los argentinos, como al 90% de los que llenan este asqueroso mundo que apesta más que un pozo de mierda, les resbala, se la soplan, se la bufan. Pero la desvergüenza y la indiferencia a la desgracia del pueblo cubano es tanta, que no tengo otro remedio que exponer aquí lo que siento y le deseo a esa gente cretina empecinada en defender la dictadura cubana, afirmando que las enemigas de la humanidad son las de derecha. ¡Manada de imbéciles!
Según “La Razón”, “El ciudadano Francisco Madariaga Quintela, uno de los querellantes, no parece mostrar ninguna piedad hacia quienes fueron sus padres adoptivos durante 35 años. De hecho, se muestra satisfecho tras la condena impuesta a sus apropiadores, un matrimonio formado por el militar Víctor Gallo y la maestra Susana Colombo. Francisco confía en que se hará justicia y sacó una foto en blanco y negro, pequeña y ajada, de su madre, Silvia Quintela, secuestrada embrazada a los 28 años y todavía desaparecida”.
Haberlo separado de la autora de sus días, y, hacerla desaparecer, es una de las peores injusticias, pero la actitud de este individuo (supongo que la de muchos) resulta chocante; si durante 35 años estuvo al lado de unos padres adoptivos que le dieron lo necesario para llegar hasta donde está, merecen un mínimo respeto. Pudieron haberlo tirado por el sumidero del baño. (No justifico la canallada de Videla). Videla les arrebataba los bebés a las madres que posteriormente asesinaban. Hay muchas formas de arrebatar un hijo. En Cuba, los tiranos Castro, los arrebataban enviándolos a que los mataran en Angola, el Congo, y otros países africanos; así como a las guerrillas latinoamericanas. En Cuba, fue común que se velara el cadáver de un hijo que habían matado en dichas guerras prohibiéndoles a la familia que abrieran el ataúd: contenía el pedazo del tronco de un árbol.
Todos los dictadores son infames (si tengo que elegir, prefiero a los de derecha), todos han tenido y tiene su estilo de eliminar a los que no piensen como ellos. Uno de los formatos de Fidel Castro (que mantiene su hermanastra desde que está al borde de la muerte), fue y sigue siendo, empujar a cientos de hijos de todas las edades hacia el vientre de los tiburones. Dicen que los sicarios de Videla lanzaba al mar a sus enemigos desde helicópteros, Fidel no ha gastado un dólar en gasolina para dicho aparato, sino que los obligaba a subirse en cualquier artefacto navegable para que fueran pasto de los tiburones: el Estrecho de la Florida, es el cementerio marino más inmenso del planeta gracias a tantos miles de víctimas del comunismo cubano. ¿Qué diferencia, pues, entre Videla y Castro? ¿Por qué Videla y sus sicarios son asesinos y no las Castro y sus esbirros?
Según el relato de supervivientes de la ESMA, las prisioneras daban a luz encapuchadas y engrilladas y a muchas no les permitían ver el rostro de sus hijos.
Sería interesante que los medios de comunicación argentinos se informaran cuánto han sufrido miles de mujeres cubanas en las mazmorras castristas. Les aconsejo que se informen sobre las miles de ex presas políticas cubanas que andan desperdigadas por el mundo, la mayoría entre Miami y Madrid, entre ellas, Cary Roque, Marta Freyre, Mª Elena Cruz Varela, Hortensia Cura, Griselda Noguera, etc. A éstas Fidel y sus esbirros no les arrebatan a los hijos, pero a muchas, las dejaba imposibilitadas para engendrar, debido a las palizas y las torturas que le propiciaban. (Aconsejo que lean el documental de Néstor Almendro “Nadie escuchaba”, para que oigan testimonios en la voz de Marta Freyre, sobre las torturas que padeció y presenció durante sus años de prisión).
Sé que el mundo está de fiesta por la condena a Videla y sus secuaces; ese mundo, que con tanta frivolidad mira hacia la isla cubana, aquella isla que se está hundiendo por el peso de tanto miedo, miseria moral y material; aquella isla que hasta 1959 fue la más fiel demostración del paraíso caribeño, desde hace 53 años, está lanzando un S.O.S. al resto de la humanidad, pero ésta tiene la conciencia tan corrompida que sus heces fecales les han tupido los oídos.
Cuando la jueza María del Carmen Roqueta, presidenta del tribunal, leyó que la condena de Videla era de 50 años, en la sala, repleta de familiares de desaparecidos, se escucharon gritos y aplausos.
¿Algún día el pueblo cubano podrá hacer lo mismo, cuando condenen a los mayores hijos de P. del mundo, que superan en crímenes a Videla y a todos los dictadores que han existido en el continente?
¡Dios, deja de dormir la siesta, y ocúpate de mi isla!

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