Sudáfrica se encuentra conmocionada por la sangrienta matanza de 34 mineros que se encontraban protestando en Lanmin, una zona ubicada a 100 kilómetros al noroeste de Johannesburgo.
El comisario nacional de la Policía, Riah Phiyega, dijo que los efectivos actuaron en legítima defensa porque los mineros comenzaron a disparar primero, pero la prensa ha calificado el incidente como una masacre.
Incluso, el hecho fue comparado con el baño de sangre que se produjo en 1960 en Sharpeville, cuando la policía del Apartheid disparó contra una multitud de manifestantes negros, matando a más de 50.
El gobierno está siendo fuertemente criticado por la opinión pública por no haber intervenido con mediadores, para que se solucionara el conflicto en las minas.
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