domingo, 25 de noviembre de 2012

La Vigilia Social Permanente por la Libertad de lxs 12 presxs de Curuguaty.

PARAGUAY
Como lo viví: un día largo

Publicado el 23 noviembre, 2012 por soawlatina

La Vigilia Social Permanente por la Libertad de lxs 12 presxs de Curuguaty se había ampliado ayer: brotaron carpas, de los 30 de la noche anterior esta vez era más del doble, tenía repercusión en prensa y lograba seguir colocando el tema que nos convoca en la agenda mediática: Libertad para lxs 12 presxs en Curuguaty.

A las dos de la noche, nos llaman nuestrxs compas en Coronel Oviedo diciéndonos que, sin previo aviso y ningún documento a la vista, se hacía el traslado de lxs 4 presxs en huelga de hambre al hospital de la ciudad de Itagua. 4 ambulancias y una decena de patrulleras en caravana llevaron a lxs compas detenidxs en ese viaje, por suerte se pudo conseguir que un familiar por ambulancia acompañara a lxs huelguistas. De ahí en adelante todo fue monitorear el traslado, sus razones y consecuencias y apoyar a nuestrxs compxs que debían trasladarse también.

Pensamos en ese momento en cuánto se complicaba ahora la comunicación y acompañamiento a lxs 12, estando como estarían, separados en una gran distancia. Fueron minutos intensos e intentamos mantener informada a todas las personas posibles, en especial a la gente que acampaba frente a la fiscalía. Cuando estaba claro que no obtendríamos más información hasta el momento en que llegara la caravana de ambulancias a Itagua, me propuse descansar un rato, porque la mañana se vendría pesada con el traslado de lxs presxs.

Y pesada y anticipada llegó la mañana, no había pasado una hora desde el traslado de lxs presxs cuando llamados desesperados, con gritos y ruidos preocupantes me despertaron. Imposible devolver las llamadas, los teléfonos no contestaban. Por fin, alguien contestó y  nos cuenta de la brutal represión de la policía para desalojar la acampada.

Llegamos al sitio de la acampada y esta estaba rodeada de policías en cada esquina, patrulleras daban vueltas por la zona y cascos azules estaban formados en ambas esquinas de la cuadra de la fiscalía. Rodeamos la zona buscando gente hasta que nos encontramos con alguien y ahí pudimos encontrar una casa a unas cuadras de la fiscalía donde la gente había podido encontrar refugio. La gente estaba herida, descompuesta, nerviosa, inquieta. Tenían heridas de balines y muchos tosían por el gas lacrimógeno que les habían lanzado.

Nos pusimos a organizar la denuncia, los datos de las personas heridas, las cosas que la policía había robado (eso incluía hasta tres motos!) y averiguar por las personas que faltaban, en especial un señor mayor que había formado parte de las ligas agrarias. Las agresiones de la policía incluyeron las de orden sexual en contra de las mujeres que se encontraban acampando o que fueron a indagar por si había o no personas detenidas.

El tiempo de la madrugada y mañana se nos fue en contactar abogadxs, prensa, en mantener informadxs a lxs compas que llamaban preocupadxs en cuanto se iban enterando de lo que pasó y en preparar lo necesario para preparar una querella por el ataque sufrido. Patrulleras y motoristas policiales pasaban seguido frente a la casa.

Al cabo de un rato, y con el desayuno solidario que la gente de Conamuri nos trajo, iniciamos una grande y tempranera asamblea para resolver lo que haríamos y también analizar el momento. Preferí ir al hospital de Itagua donde nuestrxs compas de comunicación se encontraban haciendo el acompañamiento, ya varios días seguidos sin descanso y viviendo situaciones muy intensas y desgastantes. Camino al hospital pudimos ver como la policía hacía una encerrona a la gente que iba a protestar a la fiscalía por la represión vivida.

En el hospital fue acompañar a los familiares y sostener el contacto con lxs huelguistas y comunicar el estado de las cosas allí, con la serie de restricciones, presiones y amenazas que lxs huelguistas y sus familias iban sufriendo por parte de la policía y administración del hospital e incluso de la ministra de justicia que llegó hasta el lugar. Me espantó saber que les habían puesto en una sala de dengue y que los mosquitos abundaban en esa sala.

Intentamos y logramos organizar el apoyo en esta nueva situación, a telefonazo limpio. Descubrí ahí y redescubrí también a personas muy solidarias y humanitarias, sin ánimo de figurar y con el único propósito de ayudar, críticamente, en esta compleja situación. Una de las tareas comunicacionales más complicadas es la de poner freno a los rumores. Uff que cantidad de rumores circularon esta mañana y tarde en el hospital.

Resuelto el tema del apoyo para los próximos días, pudimos irnos a descansar, descanso que empezó al quedarnos, alternativamente, dormidos en el auto que nos trajo de vuelta a Asunción. Tan cansado estaba que no pude siquiera bajarme a lo del Juicio Ético que se veía llenísimo de gente al pasar por la plaza de la Democracia.

Desperté de vuelta a la noche. La Vigilia se había reinstalado. Más tarde, me entero de nuevos impedimentos que la policía ponía a las familiares de lxs presxs en Itagua para verles y cuidarles de noche. Por otra parte los policías pretendían instalarse al lado de lxs presxs para pasar la noche, interrumpiéndoles el descanso.  Por suerte nuestrxs compas y médicxs que les visitaban estuvieron firmes para poner freno a esos abusos.

Pelao Carvallo, 23 de noviembre 2012

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En el hospital de Itagua están lxs 4 huelguistas y, por fin, llevaron tb al hospital a Adalberto Castro, quien desde el 15 de junio tiene alojada una bala en su mandíbula sin haber sido atendido hasta el día de hoy. Han vuelto a estar juntos y eso es bueno. Ahí, en el hospital, la represión toma otras formas: insistentes llamados a que abandonen la huelga por parte de funcionarios, policías, directivos, auxiliares; vigilancia excesiva todo el tiempo, restricciones a las visitas de la familia y en contraste ninguna restricción para el paseo de policías a cualquier hora interrumpiendo el descanso de lxs compas. Aire acondicionado extremadamente frío que les hace gastar las pocas energías que tienen en entibiar el cuerpo. Les llevamos frazadas por que las que tenían eran de juguete. Ponen dificultades a las visitas de dres, externos. Les sacan sangre seguido para exámenes, debilitándoles más. Y las familiares van ?acompañadas? de policía a almorzar. Y aún así ellxs resisten y tienen claro una cosa: que la libertad será victoria de ellxs, y su muerte (que no quiero) responsabilidad de la justicia



¿Qué pasó en Curuguaty?


Gobierno de facto del Paraguay es responsable del agravamiento de la huelga de hambre de la(o)s presa(o)s política(o)s de Curuguaty.

Han transcurrido 59 días y el Gobierno se niega a aceptar las peticiones de la(o)s huelguistas para dar una salida con vida a la crisis.

Este lunes 19 de noviembre, la entrega pública de un informe de salud realizado por la(o)s médicos Cynthia Elizabeth Jara y Fabricio De Giacomi Zaldívar, rompió el bloqueo mediático que elGobierno de facto había logrado consensuar con la prensa comercial, especialmente la escrita, durante casi dos meses. Los medios recogieron el dato de la gravedad del estado de la(o)s huelguistas y pusieron en jaque la estrategia del Gobierno de ?invisibilizar? la huelga y la demanda de libertad y justicia que hacen la(o)s presa(o)s.

Durante los días anteriores la presión social y el esfuerzo de familiares y gente que ha solidarizado con la causa de la libertad de los 12 campesinos y campesinas presos por la matanza de Marina Cue, Curuguaty, había logrado revertir algunas situaciones que afectaban a la(o)s cuatro huelguistas de hambre, como era la mantención en cárcel de Lucía Agüero, quien finalmente debido alshock en que había entrado por su extrema debilidad, había sido derivada al hospital de la ciudad de Coronel Oviedo junto a los otros tres presos en huelga de hambre: Juan Carlos Tillería, Alcides Ramírez y Luis Olmedo.

Las cuatro personas presas por la masacre de Curuguaty llevan una huelga de hambre que dura ya 59 días en el caso de dos de ellas y 57 en el caso de las otras dos, y han logrado poner, con su acción, en jaque al discurso oficial que acusa a los campesinos de ser quienes emboscaron a la policía el 15 de junio de 2012 en Curuguaty. Ese discurso, que en los ámbitos progresistas nunca encontró eco porque los hechos lo desmienten (una emboscada donde mueren más emboscadores que emboscados, la negativa de la investigación fiscal a considerar víctimas a los 11 campesinos muertos ese día y al mismo tiempo el celo con que la Fiscalía presenta mediáticamente a los policías como únicas víctimas), había sido impuesto entre buena parte de la ciudadanía. La masacre de Curuguaty es la manera en que intenta resolverse el problema de la accesibilidad a la tierra en Paraguay, donde el latifundismo monocultivador basado en cultivos transgénicos intenta imponerse frente a un campesinado pobre en lucha por la tierra, que fraudulenta y mafiosamente ha caído en manos de grandes empresarios agrícolas que expulsan a la(o)s campesina(o)s, en connivencia con el aparato policial, judicial y parlamentario.

La inclaudicabilidad con la cual la(o)s 12 presa(o)s han sostenido la premisa de su libertad e inocencia, los datos irrefutables que ha entregado la investigación realizada por la defensa y el apoyo que ha obtenido la huelga de hambre, ha colocado al gobierno golpista de facto en una situación compleja donde no puede rehuir la responsabilidad que le cabrá si la huelga culmina en un desenlace fatal.


En Asunción, Coronel Oviedo y Curuguaty marchas, manifestaciones y acampadas se suceden sin descanso con el objeto de presionar para obtener la libertad de la(o)s 12 campesina(o)s presa(o)s de Curuguaty. Estas manifestaciones, en especial la Vigilia Social Permanente que se había instalado en la ciudad de Asunción, con una acampada ocupando la calle frente al edificio del Ministerio Público, concitaron un apoyo ciudadano ante el cual el gobierno golpista reaccionó con una brutal represión la madrugada de este jueves. La represión tuvo por objeto destruir las acampadas que se hacían en Asunción y Curuguaty y reinstalar el miedo que había imperado en el mes de junio tras la matanza de Curuguaty y el golpe de Estado parlamentario.

La misma madrugada del jueves 22, intentando descomprimir la situación y controlar más estrictamente a la(o)s huelguistas, el gobierno mediante el Ministerio de Justicia y Trabajo, trasladó a la(o)s presa(o)s en huelga de hambre desde el hospital de Coronel Oviedo hasta un hospital de alta complejidad, dada la situación crítica que están pasando; este hospital es el de la ciudad deItagua, cercana a Asunción, la capital. En el hospital de Itagua están internada(o)s la(o)s cuatro huelguistas y también otro de los presos, Adalberto Castro, quien desde el 15 de junio tiene alojada una bala en su mandíbula, sin haber sido atendido hasta el día de hoy. Adalberto Castro fue llevado l hospital para poder extraerle la bala. Esta era una de las demandas humanitarias que se levantan desde Articulación x Curuguaty, el conglomerado de organizaciones, redes, plataformas e individualidades que acompañan la exigencia de libertad de la(o)s presa(o)s. Exigen además que se le atienda médicamente a Felipe Nery Urbina, quien abandonó la huelga de hambre en el día 51 y que no tuvo ni tiene hasta hoy atención especializada para el proceso de realimentación, lo que hace temer por su vida debido a las dificultades de funcionamiento corporal que implica estar sin alimentarse por tanto tiempo.

En el hospital de Itagua, la(o)s presa(o)s en huelga de hambre han vuelto a estar juntos y eso les anima un poco más, así como el acompañamiento que reciben por parte de médicos, abogada(o)s, sicóloga(o)s y gente solidaria con ella(o)s y sus familias, que se encuentran residiendo en el hospital para asistirles. En el hospital la situación no es ajena a la represión, la cual toma formas distintas a las que la policía usa en la calle: insistentes llamados a que abandonen la huelga por parte de funcionarios, policías, directivos, auxiliares; vigilancia excesiva todo el tiempo, restricciones a las visitas de la familia y en contraste ninguna restricción para el paseo de policías a cualquier hora interrumpiendo el descanso de la(o)s huelguistas; el aire acondicionado puesto extremadamente frío les hace gastar las pocas energías que tienen en entibiar el cuerpo; la policía pone dificultades a las visitas de médicos externos; les sacan sangre seguido para exámenes, debilitándoles más. Y a las familiares la policía les controla permanentemente.

El escenario es complejo, tanto por la situación de salud, cada vez más debilitada de la(o)s presa(o)s en huelga de hambre, situación que se agrava momento a momento, como por el escenario político donde el gobierno golpista volvió a usar la represión policial brutal para frenar el apoyo popular a la libertad de la(o)s presa(o)s y, sobre todo, a la investigación imparcial de los sucesos de Curuguaty, sucesos respecto a los cuales el convencimiento popular es que las cosas no son como las explica la Fiscalía; por ello se ha instalado en las redes sociales la pregunta ¿Qué pasó en Curuguaty?

El gobierno golpista está intentando deshacerse de la responsabilidad que les cabrá si muere alguna(o) de la(o)s huelguistas. Para ello intenta vincular a organismos internacionales como la Cruz Roja en el intento de alimentar forzosamente a la(o)s cuatro huelguistas. Intenta además acallar o descalificar las voces que exigen un gesto humanitario de su parte para resolver la crisis.

Ante la actitud del gobierno de facto, y de aparato del poder judicial, el optimismo respecto a una salida de la crisis con libertad y vida para la(o)s 12 presa(o)s de Curuguaty, se va perdiendo. La tozudez, mezquindad e inconmiseración del gobierno de facto parecen augurar la muerte como final, y ese final teñirá nuevamente de sangre las manos del golpismo paraguayo.

Por P. Carvallo

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