“El escuadrón ha estado ahí fuera. Todo el mundo ha disparado. Si hay gente intentando hacer algo malo a nuestros chicos, entonces nosotros les dejamos fuera de juego» dijo el príncipe en unas declaraciones a los medios británicos durante su estancia en Afganistán que se han hecho públicas hoy.
El nieto de la reina Isabel II, de 28 años de edad, y tercero en la línea de sucesión al trono, fue enviado el pasado septiembre a Camp Bastion, la principal, base británica en territorio afgano, situada en la provincia meridional de Helmand.
En las entrevistas, que los medios británicos acordaron guardar hasta que Enrique volviera al Reino Unido, el príncipe reconoció que disparó “cuando tenía que hacerlo”, y explicó que “quitas una vida para salvar otra vida, pero esencialmente somos más un elemento disuasorio”.
Enrique ha sido el primer miembro de la familia real británica en participar activamente en operaciones de combate desde que su tío, el príncipe Andrés, duque de York, luchó en la Guerra de las Malvinas, en 1982, también como piloto de helicópteros de la Royal Navy.
En 2008 el príncipe Enrique estuvo diez semanas como subteniente en Afganistán, pero tuvo que regresar con antelación tras filtrarse en el Reino Unido la noticia de su presencia en ese país.
Además de hablar de Afganistán, el príncipe Enrique abordó otros asuntos con los periodistas como el hecho de haber “decepcionado” a su familia por la publicación de sus fotografías desnudo en una fiesta en una hotel de Las Vegas el año pasado.
En este sentido, dijo que ese episodio es “un claro ejemplo en el que probablemente soy demasiado soldado y no lo suficientemente príncipe”, y destacó “pero al final yo estaba en una zona privada y allí debería haber tenido la privacidad que uno espera”.
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