lunes, 8 de abril de 2013

Genocidio de cristianos en Siria.


El papa Francisco y el genocidio de cristianos en Siria

El papa Francisco y el genocidio de cristianos en Siria 4 abril 2013 By Ruben Kaplan 
Cuando el pasado Viernes Santo, el flamante papa argentino Francisco, en su primer Vía Crucis celebrado en el Coliseo romano, rebosante de espiritualidad oró con encomiable buena voluntad, pero excesivo candor, por la paz en Medio Oriente y la amistad con los musulmanes afirmando que “los cristianos deben responder al mal con el bien”, casi simultáneamente, en contraposición, el 29 de marzo, el obispo Lucas de Seidnaya advertía, más terrenal y dramáticamente, que la ortodoxia cristiana está siendo destruida en Siria por los islamistas. En una entrevista con los medios, el citado alto jerarca de la Iglesia Ortodoxa de Antioquia, reveló la magnitud de las persecuciones sufridas por los cristianos ortodoxos de esa región desde el inicio de la sublevación contra el sangriento régimen de Bashar Al-Assad. En la actualidad, 138.000 cristianos han sido expulsados de sus hogares y al mismo tiempo las iglesias cristianas son destruidas sistemáticamente.”Están matando a la gente. Una vida humana no tiene ningún valor para ellos”, con esas sentidas palabras el obispo Lucas describe la situación en el país. Por lo tanto, en la ciudad de Homs, las fuerzas antigubernamentales han cometido un asesinato en masa de los cristianos. Cientos de personas han sido asesinadas. Decenas de casos de asalto sexual también se han registrado. “El daño causado a nuestras Iglesias es grande. Están quemadas, saqueadas, sus paredes están rotas. Si la vida humana no tiene ningún valor para estos criminales entonces ¿podrán tener piedad por nuestros santuarios? Nuestros feligreses son golpeados y atacados. Todo esto es obtener “estatus legal”, porque la revolución está ocurriendo y nadie está protestando en contra de ella “, señala el jerarca ortodoxo. “Nuestros antepasados se asentaron en esta tierra mucho antes que el Islam apareciera aquí. Un gran número de los santos, que predicaban amor, fueron martirizados en esta tierra”, señaló el Muy Reverendo Obispo Lucas, que a pesar de todos los horrores descritos anteriormente, sigue llamando a los musulmanes “hermanos”. ¿Y cómo puede ser de otra manera, ya que la ortodoxia rechaza el odio a otras convicciones religiosas? La despiadada persecución contra los cristianos en Siria, se viene produciendo en forma gradual y sistemática. Hace ya un año, la Agencia Católica de Información Internacional Zenit.org cuya intención declarada es dar a conocer el “mundo visto desde Roma”, denunciaba que casi la entera población cristiana de la ciudad siria de Homs había huido de la violencia y la persecución y la organización de caridad católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) estaba proporcionando socorro de emergencia para ayudarles. El éxodo masivo del 50.000 o más personas a aldeas y ciudades en torno a la ciudad se producía entre alarmantes informes diciendo que las casas de los cristianos en Homs estaban siendo atacadas y saqueadas por “fanáticos”. La fundación católica Ayuda a la Iglesia Necesitada, anunciaba en esa época un paquete de ayuda urgente de 80.000 dólares para proporcionar comida y refugio, y se notificaba que el 90% de los cristianos habían abandonado Homs. El éxodo que, en su mayoría tuvo lugar en febrero de 2012, fue calificado por fuentes de noticias fiables, como una “limpieza étnica de cristianos en curso” por parte de grupos islamistas militantes ligados a Al Qaeda. Hasta entonces, Homs había albergado una de las mayores poblaciones cristianas de Siria, y fuentes de la Iglesia aseguraban que los fieles habían sufrido lo peor de la violencia, escapando a las aldeas, muchas de ellas en las montañas 30 millas fuera de la ciudad. Se informó que los islamistas fueron de casa en casa en los barrios de Hamidiya y Bustan al-Diwan en Homs, forzando a los cristianos a dejarlas sin darles oportunidad de recoger sus pertenencias. Según otros informes, los cristianos temiendo por sus vidas, abandonaron sus casas voluntariamente, dejando a otros ocuparlas para refugiarse de la violencia. Desesperada por comida y refugio, la gente desplazada se ubicó en la región de Wadi Alnasara y Marmarita y otras aldeas, para recibir parte de la ayuda de 80.000 dólares del programa de ayuda de AIN. La asistencia proporcionó a cada familia 60 dólares al mes para alimentación básica y alojamiento, con la esperanza (frustrada) de que para el verano pudieran volver a sus casas. AIN ayudó también a familias golpeadas por la explosión de un coche bomba el domingo 18 de marzo de 2012, contra el barrio cristiano de Aleppo, cerca de la iglesia de San Buenaventura, dirigida por franciscanos. Inspeccionando el programa de ayuda, el obispo Antoine Audo SJ de Aleppo dijo a AIN: “La gente a la que estamos ayudando tiene mucho miedo”. Hablando desde Alepo, el obispo había vaticinado: “Los cristianos no saben lo que les traerá el futuro. Tienen miedo de no poder volver a sus casas. Es muy importante que hagamos lo posible por ayudarles”. En su solicitud de ayuda a AIN, el obispo imploraba: “Por favor aceleren la implementación del proyecto debido a las difíciles circunstancias que los cristianos afrontan en Siria”. El obispo, que preside la diócesis caldea de Aleppo, agradeció a los benefactores de AIN añadiendo: “Gracias por ayudarnos. Pidan por nosotros y trabajemos juntos para construir la paz en Siria”. Sus comentarios llegaban mientras aumentaba el temor de que Siria se convierta en un “segundo Irak”, siguiendo un patrón similar de ataques a iglesias, expulsión forzada y secuestros de cristianos. Por la persistencia y recrudecimiento de los ataques, Siria está en vías de sufrir el mismo destino de Irak donde el número de cristianos se ha desplomado desde 1,4 millones en los años 80 hasta quizá menos de 300.000 hoy. La crisis de Homs ha suscitado temores crecientes de que los islamistas estén ganando influencia en la región, llenando el vacío de poder tras la caída de regímenes que duraron décadas en todo Medio Oriente y el inicio de la llamada “Primavera Árabe”. En marzo de 2012, un Pastor de la Alianza en Siria denunció que grupos islámicos asesinaron a más de 200 cristianos en la ciudad de Homs, incluyendo a familias enteras con niños pequeños. Las bandas también secuestraban a cristianos y pedían elevados rescates por su liberación. En dos casos, añadió el pastor, los familiares de las víctimas, después de abonar lo exigido, encontraron los cadáveres de los raptados. También los forajidos se apoderan de las viviendas de los ultimados y las ocupan con sus familias. En julio del año pasado en una entrevista, el obispo Audo dijo premonitoriamente: “Lo que tememos es que en esta situación de anarquía, gente armada venga a las áreas cristianas como hicieron en Homs”. “Si ellos vienen en torno a nuestras iglesias y nuestro obispado, como hicieron en Homs, será un desastre para nosotros”. Asimismo informó de que en su misa dominical en Aleppo, la iglesia estaba medio vacía a causa de que la gente tenía miedo de ir. El ataque a los cristianos y otras minorías religiosas, una constante en el Islam, no respetó siquiera al Arzobispo Metropolitano de Aleppo, su excelencia Monseñor Jean-Clément Jeanbart. Su residencia fue asaltada en agosto de 2012 y saqueada durante los enfrentamientos entre jihadistas y tropas leales. El arzobispo, su vicario y algunos sacerdotes huyeron unas horas antes del episodio y se refugiaron en la casa de los franciscanos en Aleppo. También desde hace tiempo, grupos islámicos radicales, en las filas de los revolucionarios, están sembrando el terror entre la población civil en Damasco. Los más perjudicados son los considerados leales al régimen de Bashar al Assad. Entre las víctimas, también hay cristianos en el barrio de Bab Touma y los refugiados iraquíes que ocupaban los suburbios de Oujaira Zanaim y Sada. El grupo rebelde islamista “Liwa al-Islam” (“La Brigada del Islam”), que recientemente se ha adjudicado la responsabilidad por el asesinato de generales de alto rango del gobierno de Assad, en julio pasado ha asesinado a una familia cristiana entera en Bab Touma. Entre los fieles del lugar, hubo una gran aflicción e indignación por el asalto a civiles indefensos. Los jihadistas de “Liwa al-Islam” bloquearon el coche de un cristiano, Nabil Zoreb, un oficial civil, obligándolo a bajarse del coche con su esposa Violet y sus dos hijos, George y Jimmy, matándolos a todos a quemarropa. Los integrantes del grupo son muy activos, especialmente en la región de Duma y otras áreas al este de Damasco, donde están perpetrando más crímenes. Además, en el sureste de Damasco, los combatientes islamitas del grupo “Jehad al Nosra”, cercano a la Hermandad Musulmana, han atacado las casas de los refugiados iraquíes, saqueándolas, quemándolas y obligando a sus ocupantes a escapar. Según los refugiados iraquíes, “bandas de terroristas musulmanes nos han atacado y perseguido”. La mayor parte de las hordas criminales que operan en el sureste de Damasco, se consideran cercanas a la Hermandad Musulmana, mientras que los miembros del grupo “Liwa al-Islam” son de ideología wahabita. En 2012 La Iglesia Ortodoxa Rusa presentó una denuncia ante Naciones Unidas por la persecución contra los cristianos en Siria y los países árabes. El presidente del Departamento Internacional del Patriarcado de Moscú, el arzobispo de Volokolamsk Ilarión, quien intervino en una reunión de la Tercera Comisión de la Asamblea General de la ONU declaró: “Estamos profundamente alarmados por lo que está ocurriendo en Siria, donde unas fuerzas radicales tratan de hacerse con el poder con la ayuda de países occidentales, y allá donde llegan al poder, son precisamente las comunidades cristianas las que se convierten en su primera víctima”. De acuerdo a un informe elaborado por Open Doors, un grupo cristiano no confesional, unos 100 millones de cristianos son perseguidos en todo el mundo. Según la organización la comunista Corea del Norte, y los islámicos Arabia Saudí, Afganistán, Somalia, Irán, Maldivas Sudán, Nigeria, Uzbekistán, Yemen, Egipto e Iraq, fueron los peores países de una lista que incluye a 50, para los cristianos en 2011. Siria pasó del lugar 36 al 11 debido a que su minoría cristiana, que los rebeldes sospechaban tenían cercanos lazos con el gobierno del presidente Bashar al-Assad a quien intentan derrocar, se ha convertido cada vez más en blanco de combatientes islamistas radicales. El director de Open Doors France, Michel Varton, aseguró en la presentación del reporte que “nos suenan correctas” las afirmaciones escuchadas en los últimos años acerca de que el cristianismo es la religión más perseguida del mundo. El Dr. Carl Moeller, Presidente de Open Doors de Estados Unidos fue elocuente: “Ser un creyente de trasfondo musulmán o ‘creyente secreto’ en un país de dominación musulmana es un reto enorme. Los cristianos muchas veces enfrentan persecución de extremistas, el gobierno, su comunidad y aun sus propias familias”. “Como refleja la lista de 2012, la persecución cristiana en estos países musulmanes sigue aumentando. Mientras muchos pensaron que la Primavera Árabe traería consigo libertad, incluyendo libertad religiosa para las minorías, ciertamente no ha sido el caso hasta ahora.” Recientemente, en enero último, los rebeldes sirios, eufemismo de jihadistas, a quienes oprobiosa e hipócritamente apoyan muchos países occidentales pensando que los extremistas islámicos son mejores que el inicuo Bashar al-Hassad, decapitaron a un hombre cristiano y luego lanzaron su cuerpo como alimento para los perros. La infortunada víctima, el taxista Andrei Arbashe, de 38 años, según denunció la hermana Agnes-Mariam de la Croix, fue secuestrado y luego asesinado porque su hermano se había quejado que los combatientes contra el régimen se comportaban como bandidos. El diario británico Daily Mail, publicó que la Hermana Agnes-Mariam de la Croix, Madre Superiora del monasterio de San Jacobo el Mutilado, ha condenado a Gran Bretaña y Occidente por apoyar a los rebeldes a pesar de la creciente evidencia de abusos contra los derechos humanos. El asesinato, secuestro, violación y robo, son cada vez más comunes, dijo. “El mundo libre y democrático está apoyando a extremistas”, “nos quieren imponer la ley islámica (Sharia) y crear un estado islámico en Siria. La monja de 60 años de edad, afirma que Occidente ha hecho la vista gorda ante la creciente evidencia de una “quinta columna” de fanáticos menesterosos que conforman el Ejército Libre de Siria que busca derrocar al dictador Assad. La grave situación que atraviesan los cristianos en los países islámicos, lejos de ser novedosa, vergonzosamente no ha sido denunciada el 10 de octubre de 2010 en ocasión de reunirse el primer Sínodo de la historia de los Obispos de Medio Oriente, convocado en el Vaticano por el ex papa Benedicto XVI, ni se aprovechó para discutir los ataques a la Iglesia Católica y a sus feligreses en tierras musulmanas. Los cristianos ortodoxos de Siria están ahora abandonados a su suerte. Se están convirtiendo en víctimas vulnerables de fanáticos musulmanes. Al muy bien intencionado papa Francisco -primer jesuita que ocupa el sillón de Pedro- cuya designación despierta esperanzas y genera enormes expectativas de cambio, le cabe la difícil misión de revisar la utilidad de poner la otra mejilla, ante el implacable avance del Islam que, intolerante, aspira ser la única religión en el mundo. Rubén Kaplan 

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