Según la misma fuente: “El ataque habría sido aprobado en la noche del jueves en una reunión extraordinaria y secreta del Consejo de Ministros israelí”.
El bombardeo había sido descubierto ya de manera extraoficial por estadounidenses, que informaron de que ‘la aviación israelí había realizado el ataque sin siquiera entrar en espacio aéreo sirio, gracias a los denominados misiles de lanzamiento a distancia, con un alcance de varios kilómetros. Así, las bombas podrían haber sido lanzadas desde Líbano y desde el propio espacio aéreo israelí’.
Desde Líbano, fuentes del aparato de seguridad informaron que: “de una actividad inusualmente intensa de la aviación israelí en su espacio aéreo durante el jueves y el viernes, aunque en un principio se atribuyó a la vigilancia del posible tráfico de armas entre Siria y Líbano”.
El régimen del presidente sirio, Bashar al Assad, desmintió hasta el momento el ataque: “No estoy al tanto de ningún ataque hasta ahora”, dijo el embajador sirio ante la ONU, Bashar Jaafari, en declaraciones a Reuters.
Pero los insurgentes sí confirman el incidente: “Nuestra información apunta a un ataque israelí contra un convoy de misiles destinados a Hezbolá. Aún no hemos confirmado el lugar donde se produjo”, explicó un comandante y portavoz del Ejército Libre Sirio, Qassim Saadedine.
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