La decisión “es consecuencia de una sentencia judicial en EEUU que exige información más detallada a la Administración norteamericana, a raíz de una demanda legal de un conjunto de organizaciones conservacionistas e indígenas”.
“La apuesta de Shell por el Ártico ha sido un error de proporciones épicas. La compañía ha gastado enormes cantidades de tiempo y dinero en un proyecto que sólo le ha supuesto un daño a su reputación. Shell tiene que renunciar a toda intención futura de destruir lejano océano Ártico”, señala Charlie Kronick, responsable de la Campaña de petróleo Ártico de Greenpeace.
“El fracaso de Shell en el Ártico es seguido muy de cerca por otras compañías petrolíferas, que deben llegar a la conclusión de que operar en esta lejana región es una aventura muy hostil y que no merece la pena destruir un espacio tan icónico”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario