Mis respetos a un soldado de verdad.
Fallece un japonés para el que la Segunda Guerra Mundial duró 30 años
REUTERS / KYODO Kyodo
En Tokio murió a los 91 años el exteniente del Ejército imperial Hiroo Onoda, que siguió luchando en las Filipinas hasta 30 años después de la rendición de Japón en 1945.
En 1944 Hiroo Onoda sirvió en Lubanga, donde fue responsable de reconocimiento. Cuando conoció la noticia de la rendición de Japón, consideró que era propaganda enemiga y junto con otros dos combatientes continuó la batalla, esta vez contra las autoridades filipinas. Posteriormente, los dos soldados que lucharon con Onoda fueron asesinados.Hiroo Onoda causó sensación cuando fue posible persuadirlo para que saliera de su escondite en la selva filipina en 1974. En las Filipinas el japonés podría haberse enfrentado a la pena de muerte por los ataques que lanzó contra militares y policías y por la matanza de unas 30 personas, pero a petición de Tokio recibió el perdón y volvió a su país.
AFP
Más tarde se trasladó a Brasil y se dedicó a la ganadería en el país sudamericano. Sin embargo, en 1984 regresó a Japón y fundó una escuela donde ense
El teniente Hir? Onoda (??? ?? Onoda Hiroo; Prefectura de Wakayama, 19 de marzo de 1922 - Tokyo, 16 de enero de 2014)1 fue un ex oficial de inteligencia delEjército Imperial Japonés que luchó en la Segunda Guerra Mundial, y no se rindió hasta 1974, después de haber pasado casi treinta años sobreviviendo en las Filipinas. Esto lo convirtió en el penúltimo soldado japonés en rendirse tras la Segunda Guerra Mundial, al haberlo hecho siete meses antes que el soldado taiwanés Teruo Nakamura, y el último de nacionalidad japonesa.
Servicio militar:
Onoda fue entrenado como oficial de Inteligencia por el comando ”Futamata”(????|futamata-bunk?) de la Escuela Nakano y el 26 de diciembre de 1944 lo enviaron a laIsla Lubang en Filipinas. Las órdenes de Onoda eran realizar una guerra de guerrillascontra los estadounidenses, que estaban listos para invadir la isla, especialmente atacando las pistas de aterrizaje y los muelles del puerto para evitar que fueran usados por el enemigo. Sus órdenes también incluían el no rendirse bajo ninguna circunstancia ni suicidarse.
Cuando Onoda desembarcó en la isla, se le vinculó con un grupo de soldados japoneses que habían sido enviados allí con anterioridad. Los oficiales en el grupo sobrepasaron en rango a Onoda y le impidieron llevar a cabo su misión, lo que hizo más fácil para EE.UU. y las fuerzas de la Commonwealth de Filipinas tomar la isla cuando desembarcaron el 28 de febrero de 1945. Poco tiempo después del desembarco, todos menos Onoda y otros tres soldados habían muerto o se habían rendido y Onoda, que había sido ascendido ateniente, ordenó a los hombres a tomar las colinas.
Tiempo escondido:
Onoda continuó su campaña, inicialmente viviendo en las montañas con tres compañeros (el soldado Yuichi Akatsu, el cabo Shoichi Shimada y el soldado de primera clase Kinshichi Kozuka). La primera vez que vieron un folleto que afirmaba que la guerra había terminado fue en octubre de 1945 y decía lo siguiente:”La guerra terminó el 15 de agosto de 1945. ¡Bajen de las montañas!”2 Onoda, sin embargo, desconfió del folleto al pensar que se trataba de propaganda aliada, y razonando que no se hubiera lanzado si de verdad la guerra hubiera terminado. Hacia el final de 1945 se lanzaron panfletos por aire con una orden de entrega impreso en ellos del generalTomoyuki Yamashita. En este momento llevaban ya más de un año en la clandestinidad, y este prospecto había sido la única prueba que tenían de que la guerra había terminado. El grupo de Onoda lo examinó para determinar si era auténtico o no, y decidió que era un engaño.
Uno de los cuatro, Yuichi Akatsu, se alejó de los demás en septiembre de 1949 y se rindió a las fuerzas filipinas en 1950 después de seis meses por su cuenta. Esto les pareció al resto un problema de seguridad, por lo que se hicieron aun más cuidadosos.
En 1952 se lanzaron desde un avión cartas y fotos de familiares instándolos a rendirse, pero los tres soldados llegaron a la conclusión que se trataba de un engaño. Shimada recibió un disparo en la pierna durante un tiroteo con pescadores locales en junio de 1953, tras lo cual Onoda lo cuidó hasta que se curó. El 7 de mayo de 1954, Shimada murió por un disparo efectuado por un grupo de búsqueda en busca de los hombres.
Kozuka murió por dos disparos de la policía local el 19 de octubre de 1972, cuando él y Onoda, como parte de sus actividades de guerrilla, quemaban arroz recolectado por unos agricultores, dejando a Onoda solo. Aunque Onoda había sido oficialmente declarado muerto en diciembre de 1959, este suceso sugirió que era probable que aún estuviera vivo y se enviaron grupos en su busca, aunque ninguno tuvo éxito.
El 20 de febrero de 1974, Onoda conoció a un estudiante japonés que había abandonado la universidad, Norio Suzuki, que estaba viajando por el mundo en busca de “El teniente Onoda, un panda, y el Abominable Hombre de las Nieves, en ese orden”.3 Onoda y Suzuki se hicieron amigos, pero Onoda todavía se negaba a rendirse, diciendo que estaba esperando órdenes de un superior.
Suzuki volvió a Japón con las fotografías en las que aparecía con Onoda como prueba de su encuentro y el gobierno japonés localizó al superior de Onoda, el mayor Taniguchi, que se había convertido en un librero. Taniguchi voló a Lubang el 9 de marzo 1974 e informó a Onoda de la derrota de Japón y le ordenó deponer las armas.
El teniente Onoda surgió de la selva 29 años después del final de la Segunda Guerra Mundial y aceptó la orden de rendirse junto con la entrega de su uniforme y su espada, junto a su fusil tipo 99 Arisaka, todavía en condiciones de funcionamiento, 500 cartuchos y varias granadas de mano. Esto lo convierte en el penúltimo soldado japonés luchando en la guerra, solo superado siete meses después por Teruo Nakamura.
A pesar de que había matado a una treintena de habitantes de la isla filipina y participó en varios tiroteos con la policía, se tuvieron en cuenta las circunstancias, y Onoda recibió un indulto del presidente Ferdinand Marcos.
Vida posterior:
Onoda fue tan popular tras su regreso a Japón de que algunos japoneses lo impulsaron a presentarse como candidato a la dieta. También publicó una autobiografía, No Surrender: My Thirty-Year War (Sin rendirse: Mis treinta años de guerra), poco después de su entrega, que detallaba su vida como guerrillero en una guerra que hacía tiempo que había terminado. Sin embargo, Onoda no estaba contento con el hecho de ser objeto de tanta atención y estaba preocupado por lo que vio como el debilitamiento de los valores tradicionales japoneses.
En abril de 1975, siguió el ejemplo de su hermano mayor, Tadao y salió de Japón con rumbo a Brasil, donde se dedicó a la cría de ganado. Se casó en 1976 y asumió un papel de liderazgo en la comunidad japonesa local.
Después de leer acerca de un adolescente japonés que había asesinado a sus padres en 1980, Onoda regresó a Japón en 1984 y estableció el Onoda Shizen Juku (“Escuela de Naturaleza de Onoda”) campamento de educación para jóvenes, situado en distintos lugares en Japón.4
Onoda revisitó la Isla de Lubang en 1996, donando 10,000 dólares americanos para la escuela local en Lubang. Su esposa, Machie Onoda, se convirtió en jefa de la conservadora Asociación de Mujeres de Japón en 20065 En sus últimos años pasaba tres meses al año en Brasil. Le fue concedida la medalla al Mérito de Santos-Dumont por la Fuerza Aérea Brasileña el 6 de diciembre 2004.6
Enseñaba a los jóvenes japoneses a sobrevivir en la naturaleza y a proteger el medio ambiente.
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