La protesta tiene por objetivo pronunciarse en contra de la reducción de salarios, las pensiones y el gasto público que exige la troika a cambio de un préstamo del Banco Europeo y el FMI.
El sindicato GSEE, principal de trabajadores del sector privado, denunció que la troika es “un chantaje que condena a Grecia a la pobreza”.
Así, declararon que “las nuevas medidas de austeridad privarán de recursos a los servicios públicos” tales como salud y educación. Y agregaron “intensificarán el círculo vicioso de la recesión”.
Las cámaras de comercio de los pequeños y medianos comerciantes también se mostraron en huelga, argumentando que las medidas “reducirán los estándares de vida del pueblo griego” poniendo en peligro el consumo y por ende sus propios negocios.
El gobierno griego de coalición, formado por representantes socialdemócratas, conservadores y de ultraderecha, deberá dar hoy una respuesta la troika, ya que si no lo hace, perderá la posibilidad de acceder al crédito prometido por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional de 130.000 millones de euros.
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