COLOMBIA
Editorial Revista Insurrección 315, del ELN de Colombia
El presidente Santos hace dos años y medio, encontró abierta la llave de la Guerra y en su discurso de posesión a la presidencia, no mostró ninguna otra posibilidad diferente a seguirla abriendo.
Dos asuntos en su ejercicio presidencial demostraron que seguiría abriendo la llave de la guerra, uno está referido al llamado Situado fiscal que define que casi un 60% del Presupuesto Nacional se destina al pago de la deuda externa y al financiamiento de la guerra.
Estos asuntos de carácter estratégico, marcaron la pauta política del mandatario, para responderle así a su clase, como fiel representante de esa rancia oligarquía colombiana, hincada y servil a los intereses imperialistas.
El compromiso de amortizar la Deuda externa, fue la prenda de garantía para la banca internacional que recogerá ganancias con creces, no solo por los cumplidos pagos a los que se comprometió el presidente, sino por la vía de la locomotora minero energética que tanto ha publicitado el presidente como "benéfica para los colombianos", al tiempo que las transnacionales saqueadoras se sentirán protegidas, con el incremento de la guerra contra los que se oponen a la dicha locomotora, ya que para esa guerra hay un chorro de dinero equivalente al 4 o 5 % del Producto Interno Bruto, el gasto mas alto con destino a la guerra, por arriba del resto de países de América Latina.
Tampoco es suficiente para el presidente Santos, el pie de fuerza para continuar la guerra, a pesar de que esta máquina criminal, denunciada internacionalmente por su sistemática violación a los Derechos Humanos, posee el astronómico número de 447 mil 407 efectivos, asesorada en sus estrategias por oficiales calificados del Pentágono.
Este pie de fuerza equivale al 1 % de la población colombiana y es proporcionalmente al tamaño y población colombiana el más grande y fuerte del continente, similar al del Brasil, país que es cinco veces más grande que Colombia.
La paz es un asunto delicado que requiere más que promesas y retórica y el presidente Santos la utiliza solo para abrir la llave de la guerra; por eso se coloca a la defensiva, cuando organizaciones sociales y populares, así como varios gobiernos, urgen por la paz de Colombia.
Se le olvidó al presidente que el derecho a la Paz es de todas y todos los colombianos como lo reza la constitución nacional, y no puede estar en manos de un presidente que apenas representa la clase dominante.
El concepto de paz del presidente, es la paz de los sepulcros, la paz de los vencedores, es el concepto de paz que llevó a la oligarquía con la ayuda imperialista, a asesinar al dirigente popular Jorge Eliécer Gaitán el 9 de Abril de 1948, hace exactamente 64 años, porque creyeron que con su asesinato intimidarían a la clase popular que un poco mas de 10 años después, Camilo Torres volvería a arengar y llamar a la lucha contra esa oligarquía asesina y opresora que desde entonces no para en sus practicas de terrorismo de Estado.
El ELN reivindica el derecho a la paz de todas y todos los colombianos y reitera que solo un proceso de paz autentico, que asuma en su contenido las causas que originaron el conflicto y se proponga superarlas, logrará un futuro cierto para Colombia, porque la paz no es solo el silenciamiento de los fusiles. En ese sentido se compromete a fondo por la paz de Colombia y llama al intercambio a todos los colombianos y colombianas, así como a todos los gobierno, organizaciones y personalidades de la comunidad internacional, para encontrar el camino de la paz mas expedito y por una Colombia democrática, soberana, en justicia y equidad social, que abrase el futuro con autodeterminación, respeto y fraternidad con todos los países del mundo.
Editorial Revista Insurrección 315, del ELN de Colombia
El presidente Santos hace dos años y medio, encontró abierta la llave de la Guerra y en su discurso de posesión a la presidencia, no mostró ninguna otra posibilidad diferente a seguirla abriendo.
Dos asuntos en su ejercicio presidencial demostraron que seguiría abriendo la llave de la guerra, uno está referido al llamado Situado fiscal que define que casi un 60% del Presupuesto Nacional se destina al pago de la deuda externa y al financiamiento de la guerra.
Estos asuntos de carácter estratégico, marcaron la pauta política del mandatario, para responderle así a su clase, como fiel representante de esa rancia oligarquía colombiana, hincada y servil a los intereses imperialistas.
Tampoco es suficiente para el presidente Santos, el pie de fuerza para continuar la guerra, a pesar de que esta máquina criminal, denunciada internacionalmente por su sistemática violación a los Derechos Humanos, posee el astronómico número de 447 mil 407 efectivos, asesorada en sus estrategias por oficiales calificados del Pentágono.
Este pie de fuerza equivale al 1 % de la población colombiana y es proporcionalmente al tamaño y población colombiana el más grande y fuerte del continente, similar al del Brasil, país que es cinco veces más grande que Colombia.
La paz es un asunto delicado que requiere más que promesas y retórica y el presidente Santos la utiliza solo para abrir la llave de la guerra; por eso se coloca a la defensiva, cuando organizaciones sociales y populares, así como varios gobiernos, urgen por la paz de Colombia.
Se le olvidó al presidente que el derecho a la Paz es de todas y todos los colombianos como lo reza la constitución nacional, y no puede estar en manos de un presidente que apenas representa la clase dominante.
El concepto de paz del presidente, es la paz de los sepulcros, la paz de los vencedores, es el concepto de paz que llevó a la oligarquía con la ayuda imperialista, a asesinar al dirigente popular Jorge Eliécer Gaitán el 9 de Abril de 1948, hace exactamente 64 años, porque creyeron que con su asesinato intimidarían a la clase popular que un poco mas de 10 años después, Camilo Torres volvería a arengar y llamar a la lucha contra esa oligarquía asesina y opresora que desde entonces no para en sus practicas de terrorismo de Estado.
El ELN reivindica el derecho a la paz de todas y todos los colombianos y reitera que solo un proceso de paz autentico, que asuma en su contenido las causas que originaron el conflicto y se proponga superarlas, logrará un futuro cierto para Colombia, porque la paz no es solo el silenciamiento de los fusiles. En ese sentido se compromete a fondo por la paz de Colombia y llama al intercambio a todos los colombianos y colombianas, así como a todos los gobierno, organizaciones y personalidades de la comunidad internacional, para encontrar el camino de la paz mas expedito y por una Colombia democrática, soberana, en justicia y equidad social, que abrase el futuro con autodeterminación, respeto y fraternidad con todos los países del mundo.
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