Estrategia final de la OTAN para Afganistán
Estrategia final de la OTAN para Afganistán.
REALPOLITIK | 27 de mayo de 2012
Por DIEGO FOSSATI (*), especial para REALPOLITIK
Cerrando la cumbre de la OTAN en Chicago, los jefes de estado de los países participantes concordaron aspectos relacionados a fechas y etapas a seguir, en un procedimiento similar a una hoja de ruta, para el abandono paulatino del territorio. No obstante esto, el ideario de un país democrático sigue en pie a pesar de lo dificultoso que se está tornando.
Gran incertidumbre genera el futuro inmediato de un Afganistán convulsionado tanto política como socialmente. Lo escaso (o demasiado) que se ha logrado en estos años se debió básicamente al puño de hierro que impone la presencia extranjera en el país a través de la ISAF (International Security Assistance Force) de la OTAN. El primer interrogante que alimenta la incertidumbre está relacionado a la capacidad del gobierno local para generar alianzas, consensos y, en última instancia, imponerse a partir del momento que el ejercicio del poder sea absoluto de los afganos. De mas está decir que el medio de ejercicio del poder duro (Fuerza de Seguridad Nacional Afgana) no se encuentra apto para trabajar independientemente, por lo menos al día de hoy, lo cual permitió que Estados Unidos movilizara más personal militar al país en el año 2009 a los efectos de entrenar y adiestrar a esta fuerza (de 38 mil soldados se incrementó el número a 59 mil).
LA ESTRATEGIA QUE QUEDA ATRÁS
A partir del año 2009 se modificaron algunos aspectos relacionados al accionar de la ISAF en Afganistán. Esto se debió, en principio, a que el gobierno de Washington consideró que hasta ese momento los objetivos impuestos no habían sido alcanzados.
Uno de los cambios fue el reemplazo en los documentos oficiales del término “guerra contra el terrorismo” (war against terrorism) por el de “operaciones de contingencia de ultramar” (overseas contingency operations).
En lo político el cambio se dio en el intento de negociación con los talibanes moderados y el combate contra los talibanes extremistas. Para ello se recurrió a la figura del ex líder talibán Burhanudín Rabbaní recientemente asesinado. Es decir, adoptaron una actitud “selectiva” respecto a quiénes perseguir.
El tercer cambio, ya mencionado arriba, fue la cantidad de personal militar a los efectos de entrenar a la policía afgana.
Se buscó dar solución a problemas políticos, sociales, religiosos y económicos mediante el empleo de una herramienta militar, casi con certeza podemos considerar que el fracaso de esta estrategia se enmarcó en esto. Es impensable desde el punto de vista político/estratégico, la búsqueda de una solución militar a problemas tan complejos como los mencionados precedentemente. Sin embargo, la OTAN considera la viabilidad de esta opción.
LO QUE SE VIENE LUEGO DE LA CUMBRE DE CHICAGO
El documento firmado en Chicago se enfoca en tres aspectos básicos relacionados con el futuro de la OTAN en Afganistán:
A. El compromiso de la organización en llevar a cabo una transición.
B. Asegurar que el gobierno tenga la capacidad de defenderse y proteger a sus habitantes.
C. Colaborar con este gobierno para afrontar los desafíos del siglo XXI.
La OTAN de esta manera se compromete en proporcionar apoyo hasta el 2014 pero hasta esa fecha se presentará un proceso de transición hacia el gobierno completamente local especialmente en lo relacionado a la responsabilidad de seguridad, que en este momento es de la ISAF, a las fuerzas afganas. Se puede decir que, en este sentido, el objetivo general es crear conciencia para que el pueblo y las fuerzas afganas nunca más se involucren en actividades del terrorismo internacional.
En la cumbre de Chicago no se dejó de lado la crisis económica que Europa enfrenta. Por ello se trabajó esta nueva estrategia también bajo conceptos económicos-financieros, es decir, se buscó una ruta que provea un costo/beneficio aceptable y, principalmente, tratando de optimizar gastos y el empleo de recursos. Por ello en Chicago se comenzó a hablar de “defensa inteligente” (smart defence) en la cual se exigirá mayor especialización, priorización y fundamentalmente cooperación.
Esta “defensa inteligente” se compone de tres aspectos básicos a trabajar:
1. Un paquete concreto y factible de proyectos multinacionales en el marco OTAN.
2. El diseño, a más largo plazo, de un sistema de misiles defensivos y un sistema de vigilancia y control aéreo.
3. Un tercer paquete de objetivos hacia el 2020 relacionados a inteligencia conjunta, vigilancia y reconocimiento y sistemas de reabastecimiento en vuelo.
Quizás el anuncio más esperado era la confirmación del retiro de las tropas de la OTAN para el 2014, teniendo el 2013 como el año en que se trasferirá la responsabilidad de la conducción de las operaciones militares a las fuerzas afganas. No obstante esto, en la cumbre se presentó un punto en desacuerdo entre Obama y Hollande, ya que este último manifestó su intención de retirar el grueso de las tropas francesas este año dejando solo personal en carácter de instructores, a fin de cumplir con el acuerdo firmado por Sarkozy.
En materia de apoyo económico, a pesar de la evidente crisis europea, se consensuó un paquete de ayuda. Los 28 miembros de la OTAN -más sus aliados- manifestaron su intención de financiar al ejército y a la policía afganas hasta 2024. En total recibirán unos 4.100 millones de dólares.
Finalmente, la cumbre cuidó el expresar claramente que a partir del 2014 la presencia de la OTAN en el país será decididamente distinta, ya no se tratará de una misión de combate, sino una misión para entrenar, aconsejar y asistir a la Fuerza de Seguridad Nacional Afgana. (www.REALPOLITIK.com.ar)
(*) DIEGO FOSSATI es licenciado en Relaciones Internacionales, director del Observatorio de Medio Oriente del Centro Argentino de Estudios Internacionales y docente en la Escuela de Estudios Orientales en la Universidad del Salvador.
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