miércoles, 24 de octubre de 2012

Uruguay eligió el genocidio. El presidente José Mujica, junto al Consejo de Ministros en pleno, promulgó la ley que despenaliza el aborto.



El proyecto había sido votado por el Senado el miércoles pasado y ya contaba con la sanción de la Cámara de Representantes (diputados).
Esta vez, Mujica optó por promulgar lo aprobado por el Parlamento, a diferencia de lo que hizo su antecesor, Tabaré Vázquez, que vetó el texto y dejó trunca la reforma impulsada por sus legisladores.
En esta ocasión, la coalición oficialista Frente Amplio, también tuvo problemas para votar la despenalización y logró su propósito por un voto de otro partido, ya que uno de sus diputados no aceptó acompañar la despenalización e incluso votó en contra.
Fue el ex demócrata cristiano, Andrés Lima, que representante por el departamento de Salto y ahora tiene una propia agrupación dentro de la coalición de izquierda.
El texto convertido en ley surge de una solución alternativa propuesta por el diputado Iván Posada, del Partido Independiente.
Este partido tiene sólo dos bancas en el Parlamento: uno votó a favor y el otro en contra.
Ahora que ya es ley, comienza a correr el plazo para impugnarla por la vía del recurso de referéndum, que es lo que impulsa el diputado Pablo Abdala, del Partido Nacional.
Pero los que rechazan la ley se dividen entre los que están de acuerdo con la recolección de firmas, y los que sostienen que el derecho a la vida no se plebiscita y de esa forma, al negarse a la campaña, debilitan la intención derogatoria.

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