viernes, 2 de noviembre de 2012

Lamentablemente, el tema que más llama la atención en estas elecciones generales en EEUU del próximo 6 de noviembre es la economía.


¿QUÉ PUEDE HACER EL PRESIDENTE DE EEUU A FAVOR DE LA VIDA Y CONTRA EL ABORTO?

Adolfo J. Castañeda, MA, STL
Director de Educación e Investigación para el Mundo Hispano
Vida Humana Internacional

Y no estoy diciendo que la economía no sea importante. ¡Claro que lo es! Pero más claro todavía debía ser el hecho de que la vida humana inocente, sobre todo la que está por nacer, es más importante todavía. Considere la pavorosa cifra de 3,600 bebés por nacer aniquilados por el aborto cada día que transcurre, e igual número de mamás dañadas psicológica, espiritual y físicamente por este crimen.

Cuando uno les presenta estos datos a personas buenas pero desinformadas, te responden que sí que el problema del aborto es más grave que los problemas económicos por los que está atravesando el país en estos momentos. Pero luego añaden que un presidente de EEUU no puede hacer nada por revertir la situación actual del aborto legal durante los nueve meses del embarazo, y por cualquier motivo, en todo el país. Dicen que ello fue una decisión que tomó el Tribunal Supremo de la nación hace casi 40 años y que ya no se puede hacer nada. Después de todo, concluyen, el poder judicial y el poder ejecutivo son independientes.

Quiero responder a esta objeción de manera muy concreta. Me voy a limitar a sólo cuatro hechos contundentes que demuestran fehacientemente que es mucho lo que un presidente puede hacer a favor de la vida y en contra del aborto, no sólo dentro de EEUU, sino incluso fuera de este país.

En primer lugar el presidente es el que nombra a los magistrados para el Tribunal Supremo de EEUU. Cierto, el Congreso debe confirmar esos nombramientos. Pero en la historia de EEUU casi siempre el Congreso ha confirmado a los magistrados propuestos por el presidente. En la situación actual, se sabe que hay dos magistrados que están por retirarse (los cargos en el más alto tribunal son vitalicios). Ello significa que si el próximo presidente electo es provida, lo más probable es que nombrará candidatos a ese tribunal con su misma filosofía provida. En ese caso, el perfil del Tribunal Supremo cambiaría a una mayoría provida que a su vez podría revocar los fallos de 1973 que legalizaron el aborto. Pero si el mandatario electo es proaborto, lo más probable es que ocurra lo contrario y que el aborto siga siendo legal en todo el país.

En segundo lugar, el presidente puede mantener o revocar, dependiendo de si su postura es proaborto o provida, la actual y recientemente aprobada ley de “salud”. Esta ley contiene disposiciones a favor del financiamiento público del aborto quirúrgico, de anticonceptivos que son abortivos parte del tiempo y de fármacos que son completamente abortivos. Incluso, la ley también pretende ordenar a las instituciones católicas a incluir cobertura gratuita para los anticonceptivos y los fármacos apenas mencionados. Este mandato no sólo atenta contra la vida humana naciente, sino también contra el derecho a la libertad religiosa y a la objeción de conciencia, derechos que están consagrados en la misma Primera Enmienda a la Constitución de EEUU. Este ataque no tiene precedente alguno en toda la historia de esta nación. No en balde ya se han radicado decenas de demandas judiciales contra el gobierno federal por esta causa por parte de instituciones vinculadas a la Iglesia Católica en este país.

En tercer lugar, el presidente puede iniciar acciones ejecutivas destinadas a continuar financiando o impedir que se financie con dinero público a Planned Parenthood, la organización que más abortos comete en EEUU. Actualmente, los contribuyentes de esta nación, incluyendo los que se oponen al aborto (que son mayoría), están financiando obligatoriamente a este monstruo del aborto con más de 480 millones de dólares anuales.

Por último, el presidente que sea electo para dirigir la nación más poderosa del planeta, tiene la potestad de ordenar que el gobierno continúe financiando o deje de financiar a organizaciones que promueven o cometen abortos fuera de EEUU. Entre ellas se encuentran los gigantes internacionales abortistas de la ONU y la Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF, por sus siglas en inglés), de la cual precisamente Planned Parenthood es la asociación miembro en EEUU.

No cabe la menor duda, estas elecciones generales son las más cruciales de toda la historia de EEUU, no sólo para esta nación, sino también para el resto del mundo. Millones de vidas inocentes están en la balanza de la vida y la muerte.

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