“Las renuncias fueron presentadas en el mejor interés de la institución y de la Santa Sede”.
“Sus funciones serán asumidas interinamente por el presidente del IOR (Instituto para las Obras de Religión), Ernst von Freyberg”.
El Papa Benedicto XVI y su sucesor Francisco, decidieron poner orden en el IOR, nombrando sucesivamente nuevos responsables e instaurando controles más estrictos en esta institución tristemente célebre en Italia por su implicación en varios escándalos.
El Papa Francisco ordenó el pasado 26 de junio ‘crear una comisión especial para que lo informe directamente sobre las actividades del controvertido banco del Vaticano’ y algunos sectores católicos piden que sea convertido en un banco ético, sin ánimo de lucro y salga del sistema financiero.
El viernes pasado, un prelado del Vaticano, Nunzio Scarano, de 61 años, fue detenido por la policía italiana por estar presuntamente involucrado en operaciones de blanqueo de dinero.
Según la fiscalía de Roma, “Scarano, quien trabajaba para la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), el organismo que gestiona los bienes inmobiliarios de la Santa Sede, donde era responsable de la contabilidad, tenía un rol relevante en las operaciones de lavado de dinero”.
“El prelado, junto con un miembro de los servicios secretos italianos y un intermediario financiero, intentó introducir ilegalmente en Italia, sin lograrlo, unos 20 millones de euros depositados en un banco suizo procedentes de un fraude fiscal”.
El banco del Vaticano gestiona 19.000 cuentas pertenecientes en su mayoría al clero católico, es decir, unos 7.000 millones de euros, que incluyen tanto a personas de menor rango en la jerarquía vaticana como a obispos, cardenales y diplomáticos acreditados ante la Santa Sede y se ocupa también de las trasferencias de dinero de las congregaciones religiosas.
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