jueves, 31 de octubre de 2013

Washington insiste en su derecho a recabar información en cualquier país para proteger a sus ciudadanos.

EE.UU.EE. UU. promete espiar sólo lo que necesite, no todo lo que pueda

El presidente estadounidense Barack Obama toma un vuelo a
Nueva York. / SHAWN THEW (EFE)

El Gobierno de Estados Unidos insiste en su derecho a
recabar información en cualquier país del mundo con objeto de proteger a sus
ciudadanos, pero está dispuesto a revisar los programas actuales de espionaje
para asegurarse de que se recoge la información que realmente se necesita, no
toda la que su desarrollada tecnología es capaz de reunir.

En ese
contexto, la portavoz del Departamento de Estado, Jean Psaki, comentó que la
Administración estaba considerando la propuesta hecha por Alemania y
Francia de discutir con EE UU nuevas reglas para limitar el espionaje,
aunque añadió que no había todavía ninguna decisión al respecto.

La
portavoz dijo que funcionarios de distintos niveles de la Administración habían
mantenido contactos en los últimos días con Francia, con Alemania y con
Italia para tratar de responder a la preocupación que el asunto del
espionaje había provocado, y habían discutido fórmulas para poner fin a este
conflicto.

Con
ese propósito, el presidente Barack Obama ordenó hace ya varias semanas la
revisión de los sistemas actuales de espionaje, pero ninguna novedad se ha
producido desde entonces. Al contrario, las pruebas aportadas por Edward
Snowden sobre la extensión casi ilimitada de la vigilancia de EE UU han
continuado y las quejas de los países más afectados ?Alemania, Brasil,
Francia, México- han aumentado.

La
crisis ha escalado hasta el punto de que la relación bilateral ha
retrocedido, en términos prácticos, con alguno de sus aliados (Brasil), se
ha complicado con otros (México) y ha adquirido una aspereza con
Europa que no se recuerda desde los tiempos de la guerra de Irak, con la
diferencia de que entonces estaba en la Casa Blanca un neo con antieuropeo
y ahora está un progresista proeuropeo.

La
Casa Blanca confía en poder salir de esta situación a base de amabilidad y
contactos personales que devuelvan la calma a las agitadas capitales europeas.
Entre otros perjuicios, el espionaje ha herido la dignidad de los europeos
y los ha expuesto ante alguna de sus más profundas frustraciones: la
desigualdad de su relación con EE UU.

La
Administración está considerando la propuesta hecha por Alemania y Francia de
discutir con EE UU nuevas reglas para limitar el espionaje

Pese a
que Obama y los portavoces norteamericanos insistan en que la práctica del
espionaje es vieja y habitual entre todas las naciones del mundo, también entre
amigos y aliados, les falta añadir que ninguna de ellas dispone de los
medios con los que cuenta EE UU para entrometerse en los secretos ajenos y
proteger los propios. Aunque Alemania tuviera interés en el teléfono móvil
de Obama, es dudoso que consiguiera tener acceso a él.

El
problema de fondo, por tanto, es el del disparatado tamaño y poder alcanzado
por los servicios secretos de EE UU. La Agencia de Seguridad Nacional
(NSA), de la que más se habla ahora porque es de donde proceden los
papeles de Snowden, es solo una de las 16 agencias del Gobierno norteamericano
dedicadas a recopilar información, toda la que puedan.

Los
límites están, por supuesto, establecidos por la ley y por el control judicial
y parlamentario al que el espionaje está formalmente sometido. Pero las nuevas
tecnologías han hecho esos controles ineficaces y obsoletos. Ninguna
comisión parlamentaria, ningún juez del tribunal establecido para ese fin es
capaz de controlar las millones de comunicaciones que los servicios de
inteligencia de EE UU siguen a diario. Si, además, esa comisión y ese tribunal
actúan también en secreto, la falta de transparencia llega a ser alarmante.

La
crisis ha escalado hasta el punto de que la relación bilateral ha
retrocedido, en términos prácticos, con alguno de sus aliados (Brasil), se ha
complicado con otros (México) y ha adquirido una aspereza con Europa

Ese
control es aún más difícil desde las atribuciones que la Ley
Patriótica promulgada tras el 11 de septiembre de 2001 concedió al
presidente. Obama reconoció hace unos meses en un discurso que esos
poderes presidenciales eran excesivos y no estaban justificados por las
amenazas a las que el país se enfrenta en la actualidad. Pidió al Congreso
que se reformulara esa legislación, pero tampoco se ha avanzado al respecto
todavía.

No es
fácil la vuelta atrás. Una vez que se ha creado un monstruo de espionaje de
semejantes proporciones, no es sencillo que éste acepte voluntariamente
renunciar a sus capacidades. A los espías se les entrena para conseguir
información. No es fácil añadirles excepciones.

Ahora
Obama necesita, al menos, la apariencia de que se van a aumentar los controles.
No se negocian las leyes nacionales con los Gobiernos de otros países,
pero seguramente sería tranquilizador para Francia y Alemania la abolición
de la Ley Patriótica. De cara a los propios norteamericanos, mayor
transparencia parlamentaria y judicial parece lo más urgente.
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EE.UU.Diario The Guardian: prueban que el
espionaje de la NSA no está centrado en el terrorismo
Ningún teléfono en Estados Unidos hace una llamada
sin dejar un registro en la NSA
Por: The Washington Blog | Viernes, 25/10/2013  Credito: webTraducción
por Ivana Cardinale

25 de octubre de 2013.- La NSA no sólo espió a los líderes de Alemania, Brasil
y México, sino a al menos 35 líderes mundiales.

El diario británico The Guardian informó que un funcionario estadounidense no
identificado entregó 200 números de teléfono, incluyendo los de 35 líderes
mundiales, ninguno de los cuales lleva el nombre. Estos fueron inmediatamente
"asignados" para el monitoreo de la NSA.

La NSA también espía a la Unión Europea, el Parlamento Europeo, otros aliados y
la cumbre del G-20.

La NSA le pidió a agencias gubernamentales compartir sus tarjeteros, por lo que
la NSA tendría números de teléfono de los principales líderes políticos y
militares extranjeros.

Un memorando confidencial del gobierno admite que el espionaje no ayudó a
prevenir el terrorismo:

El memo reconoce que el espionaje en los números de teléfono había producido
"poca inteligencia reportable".

Debido a que los líderes de países aliados como Alemania, México, la Unión
Europea, Brasil y el G-20 no tienen vínculos con terroristas de Al Qaeda, el
espionaje fue obviamente hecho con otros fines.

La NSA conduce espionaje industrial generalizado sobre los aliados de Estados
Unidos. Eso no tiene nada que ver con el terrorismo.

De hecho, no hay evidencia de que el espionaje masivo ha evitado un solo ataque
terrorista. Al contrario, expertos antiterroristas dicen que el espionaje en
masa en realidad perjudica los esfuerzos antiterroristas de Estados Unidos.

Si el espionaje de la NSA estuviese realmente centrado en el terrorismo, los
países aliados y las empresas no estarían luchando tan duro contra ello.

Y hasta el argumento de que el 11 de septiembre cambió todo, no tiene sustento.
El espionaje comenzó antes de esa fecha (...) y varias excusas se han utilizado
para espiar a los estadounidenses en los últimos años. Incluso el espionaje
industrial de la NSA ha estado sucediendo desde hace muchas décadas. Y la NSA
ya estaba espiando a los senadores estadounidenses hace más de 40 años.

Los gobiernos que espían a su propia población siempre lo hacen para aplastar
la disidencia.

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