jueves, 5 de diciembre de 2013

Entre usureros te veas.

VENEZUELA

Por Luis Britto García

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Al fin probamos a qué sabe el capitalismo químicamente puro. Si se los deja, los usureros locales obtienen del Estado dólares a 6,30 bolívares, los fugan al exterior para importaciones ficticias, o importan algo y lo venden al supuesto precio de dólar libre, de 60 a 80 bolívares. Para lubricar esta maquinita de enriquecerse sin producir, fijan  márgenes de ganancia delirantes: 200%, 300% y hasta 1.500%, mientras que los dividendos normales en el mundo capitalista a duras penas pasan del 15%, salvo con el tráfico de droga o las estafas financieras.

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Nuestra empresa privada con sus exportaciones sólo generaba para 2010 unos 2.000 millones de dólares, apenas 2% del ingreso total de divisas, del cual el Estado genera el 98%. El presidente Maduro afirma que ese aporte del sector privado se ha reducido al 1,2%. Sin embargo, cada año ese sector privado importa bienes por unos 40.000 millones de dólares.

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¿De dónde sacan tantas divisas? Se las aporta el Estado, a tasas preferenciales de 4,30 y de 6,30 por bolívar. De ese monto, unos 20.000 millones de dólares se desvanecieron  en importaciones fantasmas de empresas de maletín. Con el resto, obtenidas a  tasas preferenciales de 4,30 y de 6,30, se importaron bienes que se nos quiere vender como si fueran adquiridos a 60 y 80 bolívares por dólar. Es como la maquinita mágica que instaló Carlos Andrés Pérez en Miraflores: valiéndose de sus poderes cambiaba bolívares por dólares preferenciales, vendía esos dólares a tasa de mercado negro y los bolívares así obtenidos los reconvertía en dólares preferenciales. Sólo que Carlos Andrés acabó preso, y no hay el primer condenado por esa colosal estafa cambiaria de nuestro sector privado importador.

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¿Cómo ese sector privado usurario que tan poco aporta se reserva porción tan importante del producto económico? Con la colaboración del Estado, al cual quiere destruir y de hecho destruye con su voracidad. Los usureros cargaron con una deuda externa de 30 millones de libras esterlinas a la Gran Colombia, y ésta se desplomó.  Páez, Guzmán Blanco, Betancourt, Caldera, Carlos Andrés Pérez y sus movimientos políticos  se entregaron a usureros, y éstos los entregaron a la ruina. La usura es sumidero sin fondo, que mientras más se le aporta, más traga su agujero negro.

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Cuando una minoría se considera por encima de las leyes y sistemáticamente comete fraude en la obtención y el uso de divisas, acapara bienes, impone sobreprecios, crea escasez artificial, fuga capitales y divulga informaciones sin veracidad a fin  de crear pánico y desorganizar la economía, una Ley Habilitante  debe permitir aprobar en forma expedita normas que  prohíban y sancionen tales conductas.

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Con los poderes habilitantes habría que crear, entre otras muchas, leyes para reconfigurar el defectuoso sistema de otorgamiento de divisas a importadores, de remesas a parientes, estudiantes y pensionados y de divisas para viajeros. Normas para prohibir o restringir la operación en el país de empresas que apliquen para él tarifas o precios injustificadamente superiores a los que obtienen en otros países. Leyes para ampliar las competencias y los medios de INDEPABIS para la fiscalización y el control del comercio y la distribución de bienes, con poderes extraordinarios para la fiscalización de  costos, gastos e ingresos reales de las empresas. Sistemas eficaces de regulación de precios. Normas que penalicen y prohíban  nuevos otorgamientos de divisas para empresas o personas que las hayan empleado para fines especulativos, o distintos de aquellos para las que fueron otorgadas. Leyes de emergencia contra el contrabando de extracción. Normas que habiliten a la República para asumir directamente la importación y comercialización de bienes esenciales. Y denunciar los Tratados contra la Doble Tributación, que eximen a las transnacionales de pagar impuestos sobre beneficios obtenidos en Venezuela.

A grandes males, remedios extraordinarios.

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