miércoles, 18 de abril de 2012

ENTREVISTA CAMILA VALLEJO.

CHILE: 
Educación y cambio

(AW)Miles de chilenos se movilizaron, el año pasado, por las calles de Santiago y otras ciudades, construyeron barricadas y ocuparon establecimientos educativos en reclamo de un acceso democrático a la educación. Luego, la profundización de esa lucha -que aún continúa- se convirtió en uno de los más importantes cuestionamientos al neoliberalismo desde el retorno al sistema constitucional que -según afirma Camila Vallejo, dirigente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile y de la Juventud Comunista- aún conducen los Chicago boys. La demanda de educación democrática, gratuita y de calidad es una bandera en todo el país, donde el Estado sólo financia el 25% del área. A pesar de que el movimiento social fue conocido en el mundo por su componente de jóvenes estudiantes, Vallejo se opone a caracterizarlo como «estudiantil», ya que del mismo participaron pobladores, trabajares, «doñas de casa», ambientalistas, mineros y el pueblo mapuche, entre muchos otros, afirmó Vallejo en su paso por nuestro país. 

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S
e trató de un espacio social enorme que demandó cambios sustanciales al modelo económico y político, por caso, la injusta distribución del ingreso establecida durante la dictadura militar que gobernó Chile entre 1973 y 1990 y que por más de 20 años se mantiene sin cambios esenciales. Esta movilización puso en jaque al gobierno de Sebastián Piñera, quien debió cambiar tres ministros de Educación y convocar a los carabineros para reprimir paros nacionales y reclamos generalizados. En ese contexto fue asesinado Manuel Eliseo Gutiérrez Reinoso, un estudiante de 16 años, en la comuna santiaguina de Macul. Gutiérrez fue impactado mientras caminaba sobre una pasarela peatonal junto a su hermano discapacitado y un amigo. 
Vallejo no cree en «los movimientos espontáneos» sino en las construcciones a largo plazo, que avanzan cuando las estructuras opresivas se profundizan al tiempo que se creen inmutables. De ese modo, «aunque no de manera lineal» se tomaron elementos, por ejemplo, de la Unidad Popular -gobierno encabezado por Salvador Allende, al que derrocó Pinochet-, para adecuarlos a los nuevos tiempos aunque los enemigos sean los mismos. «La educación en Chile durante la Unidad Popular estaba vinculada con los cambios de estructura, afirma Vallejo. Y los personeros de la dictadura, los Chicago boys, hoy se empeñan justamente en mantener estructuras que sostengan desde la educación castas sociales, educación para ricos y para pobres, para mujeres que sólo sean "doñas de casa" y una educación para la elite, para los intelectuales funcionales a la clase dominante».
-¿Cuál fue el contexto político que posibilitó estas grandes movilizaciones?
-En nuestro país hay un modelo neoliberal impuesto durante la dictadura de Pinochet que luego se fue profundizando con la Concertación. Este modelo tiene impacto a nivel social y fue ahondando la desigualdad, además de tener la absoluta concentración del poder político, económico, mediático y cultural. Existe un descontento muy extendido en la población porque las grandes riquezas no se ven reflejadas en las condiciones de vida del pueblo. Hay cuestiones materiales concretas, entre ellas, alta concentración de los mercados, el problema de la educación y la salud. Son problemas concretos que determinan un gran descontento y malestar en la ciudadanía chilena. Ahora, ¿por qué se manifestó con tanta fuerza? La verdad es que hace tiempo que se venía manifestando, pero encontramos en este nuevo momento donde se canaliza, a partir del movimiento por la educación, todo el malestar de los trabajadores públicos, del pueblo mapuche, del movimiento ambientalista contra las hidroeléctricas y las termoeléctricas, entre otros.
-¿Por qué se canalizó a través de los estudiantes principalmente?

-Bueno, porque la demanda de la educación abarca a toda lo sociedad, no sólo a los estudiantes y porque es uno de los principales problemas que tiene nuestro país. En Chile hay una educación diseñada para la segmentación, para la reproducción de castas sociales.
-¿Cuáles son las reivindicaciones básicas en los tres niveles educativos?
-Educación como derecho universal, gratuito para todos los niveles, democrático, tanto en su acceso como en su gestión y la construcción del sujeto educativo. Una educación pluralista, laica y pluricultural donde se reconozca al pueblo mapuche. Y particularmente, respecto de la básica y media, la desmunicipalización de la enseñanza, que el Estado se haga cargo de través del ministerio de Educación de la administración y financiamiento. Eso ha sido respondido por el gobierno con una forma de municipalización más concentrada. En la educación superior estamos señalando un acceso igualitario, que no esté determinado por la situación socioeconómica, la democratización del cogobierno y el financiamiento que permita tanto el desarrollo cuantitativo como cualitativo de los establecimientos. No hemos logrado las reivindicaciones, hay dos proyectos que están durmiendo en el Parlamento, en tanto el Ejecutivo lo único que ha propuesto es reafirmar un régimen de endeudamiento de la educación, una supuesta «desmunicipalización» que no es y un mecanismo de desregulación, pero si uno ve la letra chica no tiende a terminar con el mercado. Es decir que no abordan el problema estructural de la educación gratuita, democrática y de calidad. Cada iniciativa que toman nos señala el camino de la lucha.
-¿Qué métodos de lucha emplearon?
-Tuvimos muchas actividades de carácter cultural, creemos que hay que hacer una contracultura a los medios de comunicación. Es muy difícil difundir una demanda de nuestro movimiento a través de los grandes medios porque hay un duopolio. Necesitamos generar mecanismos en las redes sociales. Por otro lado las grandes movilizaciones y marchas apuntaron a ser pacíficas, transversales, a llamar la atención de la gente. Y otros mecanismos de apropiación del espacio público para devolver la política a las calles, a la escuela, a la universidad, que se dio a través de ocupaciones y tomas. Hubo momentos pico de represión donde toda la gente, no sólo estudiantes, pobladores y pobladoras de distintas comunas salieron a hacer barricadas en repudio a la represión y a favor de las demandas del movimiento. Eso fue absolutamente legítimo, en la medida que enfrentaba tanta represión que se nos venía.
-¿Qué sucedió con los responsables del asesinato del estudiante Manuel Gutiérrez?

-Era un compañero que ni siquiera estaba participando de la movilización. Un carabinero le disparó. Hay un juicio, pero está en la justicia militar. Eso no corresponde y estamos pidiendo el traspaso a la justicia civil por el debido proceso. Existen muchos casos de torturas y allanamientos que no van a la justicia civil.
-La intensidad de las movilizaciones produjo cambios en el gabinete...
-Sí, hubo un período de alta crisis de gobernabilidad y eso motivó cambios en el gabinete, en el Ministerio de Educación ya hemos tenido tres distintos ministros y ninguno ha sido capaz de responder a este conflicto de manera efectiva. La inestabilidad sigue. Y nuestra lucha no se detendrá, nos cansamos de escuchar que los jóvenes somos el futuro, pero resulta que si seguimos así el futuro está en manos del mercado. Entonces se trata de crear una nueva educación para una nueva democracia y saber que sólo desde la educación no se pueden hacer todos los cambios, necesitamos la unidad con otros sectores.
-¿Cuáles fueron los principales obstáculos que debieron enfrentar?
-Internamente tuvimos que superar las diferencias, que las teníamos, porque si no, no hubiésemos logrado nada. La represión del gobierno fue otro, aunque no estemos en dictadura hay mecanismos y subterfugios que permiten que nos sigan reprimiendo: coacción física y psicológica, detenciones ilegales. Y además de esa mordaza tuvimos que combatir a los medios de comunicación. Tuvimos que apropiarnos de los espacios públicos, centros territoriales, haciendo asambleas creativas para un contacto distinto, por ejemplo, las redes sociales. 
-¿De cuántos modos sigue vivo Pinochet en Chile?
-Sigue vivo el modelo, la dictadura no fue pensada sólo por Pinochet. Fue pergeñada por Estados Unidos, especialmente los Chicago boys. Y los tenemos presentes en el gobierno, en los ministerios, en cargos públicos. Son los principales ideólogos de la dictadura y del gobierno de la Concertación, hoy vienen a inspeccionar los mismos que lo idearon. Tenemos presente a la dictadura en la Constitución de la década del 80 que fue firmada entre cuatro paredes. Funcionamos con esa Constitución política, y ante eso no se ha hecho nada.
-¿Cómo armonizás tus tareas en la Federación estudiantil y en la Juventud Comunista?
-Con absoluta compatibilidad. En la Juventud Comunista tenemos trabajo en distintas áreas: universitaria, territorial, sindical, medioambientalista, cultural. El trabajar en un área temática o particular no implica abandonar nuestra militancia. Nosotros consideramos que la organización es una herramienta partidaria tiene que estar a total disposición de la lucha de la cual somos parte. La juventud comunista ha sido una escuela como también lo han sido las movilizaciones en el movimiento social.
-¿Cuáles son los principales contenidos de tu libro Podemos cambiar el mundo?
-Es una recopilación de columnas y textos que escribí durante 2010 y 2011. Son reflexiones y opiniones en torno a las discusiones que hemos dado sobre el movimiento y el diagnóstico sobre la crisis de la educación en Chile. Y también las propuestas o ciertas vías para superar esa crisis, en términos de la democratización de la educación. Y aborda problemas de nuestra crisis energética, de nuestros recursos naturales, el rol de los jóvenes. Y plantea ciertas proyecciones a partir de la experiencia vivida en 2011. Todos esos textos no son construcciones individuales, son colectivas a partir de los debates que se han dado desde hace mucho tiempo.
-Cuando decís «podemos cambiar el mundo», ¿qué mundo proponés?
-Nosotros hemos señalado varios caminos en función de un horizonte común, y creemos que ese horizonte, hoy día, a lo mejor no tiene nombre ni apellido: no es socialdemocracia, no es socialismo, no es comunismo. El movimiento lo que está proponiendo es la radicalización de la democracia, creemos que ese mundo tiene que garantizar la democratización de los poderes: del poder político, económico, cultural, intelectual. Ese mundo tiene que garantizar la emancipación material y moral de todos los seres humanos, en una sociedad justa, libertaria, democrática que nos garantice la felicidad y el respeto a la vida.
-Estás en el final de tu carrera universitaria, ¿pensás articular tu profesión con la militancia política?
-Estoy terminando la tesis y luego haré un magíster o un posgrado. Quiero trabajar en el área, me gusta geografía, creo que los geógrafos tenemos mucho que decir en este proceso en cuanto a la descentralización, a la desigualdad, a la generación de identidad territorial, a los mecanismos de participación. Y eso no implica abandonar la política, sino que la política también se hace desde la profesión. Yo voy a encontrar el espacio para contribuir a ese proceso de transformación que ya se inició en nuestro país.
-¿Cuáles fueron los logros de las visitas realizadas a diversos países?
-En estas visitas fortalecimos lazos de solidaridad con los pueblos, estuvimos en Europa, Canadá, Uruguay, Paraguay, Cuba. Es importante destacar que en Chile hay una crisis del modelo neoliberal, y en el mundo el capitalismo está en crisis. Pero los pueblos se están levantando y en ese escenario es necesario fortalecer los lazos. En cuanto a la Argentina, haber venido el 24 de marzo tiene un significado especial porque tenemos una historia común de las dictaduras. El pueblo argentino tiene una gran lucha, pero también le quedan todavía muchos desafíos pendientes a causa de la herencia que dejó la dictadura. Estamos para solidarizarnos con esta causa y fortalecer esos lazos en proyectos educativos para Latinoamérica.
Oscar Castelnovo
Fotos: Juan C. Quiles/3Estudio
(Agradecemos a la revista Acción, ya que esta entrevista fue publicada originalmente en ese medio)

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