CHILE
Nikolas Kozloff
Al-Jazeera
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Incluso mientras la campaña de Obama intensifica sus operaciones para la contienda presidencial de 2012 y trata de entusiasmar a su base ?liberal?, la Casa Blanca arremete cada vez más en la creación de una red global de bases militares. Por cierto, si la comunidad progresista prestara atención, podría sorprenderse por el hecho de que Obama ha sido aún más militarista en algunos sentidos que su predecesor George Bush, el antiguo flagelo de la izquierda de EE.UU. En particular, Obama ha estado construyendo silenciosamente bases estadounidenses en el remoto Cono Sur. Es una noticia desconcertante que ha recibido poca atención en los medios de EE.UU., mucho menos en los así llamados medios progresistas.
En un reciente artículo, discutí la incipiente historia de la nueva base militar de Obama ubicada en la región del Chaco en el norte de Argentina. Oficialmente, la base Resistencia forma parte de una iniciativa conjunta de EE.UU. y Argentina que proveerá servicios conjuntos de emergencia y eventualmente desplegará tropas para ?ayuda humanitaria?. Las autoridades locales han subrayado enfáticamente que la instalación es solo una base civil, y que estará sujeta a la supervisión de autoridades provinciales. No obstante, la izquierda argentina afirma que Resistencia representa una operación de inteligencia estadounidense encubierta, disfrazada apenas como ayuda humanitaria. Un legislador argentino incluso pidió una investigación de la ?Base yanqui en el Chaco? y hace poco activistas políticos y ecológicos realizaron una manifestación contra la instalación.
Por si la historia de Resistencia no fuera suficientemente estrambótica, ahora se informa que el gobierno de Obama ha ejercido presión por otra base, ubicada al otro lado de la frontera en Chile. La instalación, cuya construcción ha costado al contribuyente estadounidense casi medio millón de dólares, está situada en la localidad costera de Concón en la provincia central de Valparaíso en Chile. En Chile, el debate político sobre la base de Concón refleja la anterior oposición a la instalación de Resistencia: mientras autoridades locales y los militares de EE.UU. afirman que Concón será utilizada para el entrenamiento de fuerzas armadas desplegadas para operaciones de mantenimiento de la paz, la izquierda chilena cree que la base apunta al control y la represión de la población civil local.
El impacto social de las bases estadounidenses
La base en Concón causa extrañeza en la sociedad civil chilena, que tiene una prolongada experiencia con el intervencionismo de EE.UU. desde los tenebrosos días de la dictadura militar de Augusto Pinochet. Grupos de derechos humanos acusan que el diseño de la base ?que simula una zona urbana con ocho edificios así como aceras y calles? sugiere que los militares chilenos están interesados en la represión de protestas. Según United Press International , Concón ?se está convirtiendo en un importante destino para entrenadores militares regionales y contratistas de la industria de la defensa?.
La instalación es dirigida por el Comando Sur de EE.UU., con su cuartel general en Fort Sam Houston, Texas. EE.UU., que en los últimos años ha estado perdiendo parte de su hegemonía política y económica en la región, está interesado en conseguir otro punto de apoyo para sus operaciones militares. Por cierto, desde que el régimen nacionalista / populista de Rafael Correa expulsó a Washington de su base en Manta, Ecuador, EE.UU. ha estado buscando sitios alternativos en Suramérica.
Esperemos que las nuevas bases de EE.UU. en el Cono Sur no recreen la experiencia de Manta, que de muchas maneras fue socialmente indeseable para los residentes del lugar. Mientras investigaba mi segundo libro en Quito hace un par de años, pedí a Gualdemar Jiménez, un activista político contra la base Manta, que me contara algunos detalles. Explicó que la instalación, que estaba ubicada en la costa del Pacífico y era utilizada para vuelos contra la droga en el espacio aéreo colombiano, había creado mucha fricción. ?Manta solía ser una localidad dedicada enteramente a la pesca?, explicó. ?Ahora los pescadores no tienen acceso a ciertas partes del océano, que están prohibidas por motivos de seguridad?.
En el mar, marines de EE.UU. habían interceptado barcos ecuatorianos, llegan a hundir algunas embarcaciones. ?Los marines no son los guardacostas ecuatorianos?, declaró indignado Jiménez. Lo que es más, la base había sido expandida gradualmente con el pasar del tiempo y esa tendencia había desplazado a agricultores campesinos de sus tierras tradicionales. Además, había habido daños medioambientales: dentro del área local, las laderas de los cerros habían destruidas en un esfuerzo por adquirir las materias primas necesarias para mezclar el asfalto y volver a pavimentar la pista de aterrizaje.
La base aérea de Manta contribuyó unos 7 millones de dólares al año a la economía local, pero los activistas criticaron la falta de verdadero desarrollo económico en el área. Los marines no hacían sus compras en los mercados ecuatorianos, ni utilizaban el transporte local. ?A lo único que contribuyeron fue a las discotecas locales y a la prostitución?, explicó amargamente Jiménez. ?No se puede decir que lo que usted describe sea un caso único?, señalé, ?me recuerda la historia de otras bases militares de EE.UU.? ?Es una tendencia que se repite en todo el mundo?, dijo Jiménez, ?en Vietnam también aparecían prostíbulos?.
Panetta enviado a Santiago
Avancemos rápidamente un par de años, y Washington está ahora desesperado por obtener bases adicionales después de perder su punto de apoyo en Manta. Como señal de la importancia que Washington otorga ahora a Concón, el gobierno de Obama envió recientemente al secretario de Defensa Leon Panetta a Santiago para conversaciones con el gobierno conservador de Sebastián Pilera. En un intento por eliminar las preocupaciones de los que todavía recuerdan la horrible represión y los flagrantes abusos de los derechos humanos del gobierno de Pinochet respaldado por EE.UU., Panetta afirmó que Concón no sería una verdadera base militar sino simplemente un ?campo de entrenamiento operado enteramente por Chile? previsto para preparar fuerzas armadas para futuras operaciones de mantenimiento de la paz.
A pesar de su importancia, la visita de Panetta refuerza simplemente los crecientes lazos de defensa entre EE.UU. y Chile. Según cables clasificados del Departamento de Estado de EE.UU. recientemente publicados por WikiLeaks, el ministro chileno de Defensa, José Goñi, fue una de los personajes más importantes en la conducción de este esfuerzo. Ya en 2007, Goñi trabajaba entre bastidores con los estadounidenses para mejorar los lazos militares bilaterales.
En la esperanza de reconfortar al gobierno de Bush, en sus ataques contra Hugo Chávez, Goñi dijo que Chile monitoreaba de cerca el apoyo de Venezuela para los militares bolivianos. Existía un esfuerzo evidente de Chávez y sus ?compinches?, siguió diciendo Goñi, por influenciar a otros países y por lo tanto Santiago había estado llevando de cerca la cuenta sobre las relaciones militares de Venezuela con Brasil.
El ministro Goñi y la Escuela de las Américas
Un año después, Goñi viajó a Washington y señaló que EE.UU. ?era el socio más importante de Chile en la defensa y la seguridad?, y agregó que incluso estaba interesado en promover vínculos con las Fuerzas Especiales de EE.UU. Durante su viaje, el ministro también visitó el tristemente célebre Instituto del Hemisferio Occidental por la Cooperación en la Seguridad o WHINSEC, conocido anteriormente como Escuela de las Américas. Establecido originalmente en la Zona del Canal de Panamá en 1946, la escuela fue transferida posteriormente a Fort Benning, Georgia.
Desde su creación, la institución ha instruido a decenas de miles de soldados latinoamericanos en tácticas militares y de mantenimiento del orden. El propio Pentágono ha reconocido que en el pasado la Escuela de las Américas utilizó manuales de entrenamiento que propugnaban el uso de técnicas de interrogación coercitivas y ejecuciones extrajudiciales. Después de recibir su entrenamiento en la institución, oficiales procedieron a cometer innumerables atrocidades contra los derechos humanos en países en toda la región.
Durante años, activistas por los derechos humanos en Latinoamérica y EE.UU. han estado presionando por el cierre de WHINSEC. Para Goñi, sin embargo, tales activistas constituían aparentemente una molesta ya que podían desbaratar importante lazos militares con Washington. Además, los activistas podían causar embarazo a personal militar chileno que había tomado clases en el propio WHINSEC. Hablando con los estadounidenses, Goñi lamentó que siguiera habiendo ?una pequeña minoría de oponentes a WHINSEC en Chile (incluidos algunos miembros del Congreso)?.
Por ello, concluyó Goñi, sería necesario ?ayudar a educar a esa minoría? en un esfuerzo por lograr la aceptación de más vínculos con WHINSEC. ?Con este fin?, escribió la embajada de EE.UU. en Santiago, ?el ministro, por recomendación del secretario de Defensa [de EE.UU.] ha invitado a varios miembros del Congreso chileno y de ONGs (organizaciones no gubernamentales) a visitar WHINSEC en marzo de 2009 en un esfuerzo por hacer que oponentes comprendan mejor con exactitud de qué se trata en WHINSEC?.
WikiLeaks y los indígenas mapuche
La sociedad civil chilena, incluyendo a estudiantes inquietos y los mapuche, el mayor grupo indígena de Chile, no aprecian a los promotores de WHINSEC. Durante años, los mapuche han sido perseguidos por el Estado chileno mediante dracónicas leyes antiterroristas que datan de la era militar de Pinochet. Los indígenas afirman que las fuerzas de seguridad irrumpen en sus hogares, a veces sin disponer de un mandato judicial. Las autoridades luego destruyen bienes domésticos u objetos de valor cultural mientras vociferan epítetos raciales y maltratan a niños y ancianos. Se informa que la policía no duda en utilizar armas letales.
Básicamente, el conflicto mapuche se concentra en la codicia corporativa y la complicidad del Estado chileno que quiere explotar los recursos del país. Por desgracia para los indígenas, esos recursos naturales incluyen la minería, los bosques y la industria salmonera que se encuentran en tierra mapuche. En línea con su orientación pro corporativa, el gobierno chileno ha provisto incentivos a compañías madereras que quieren operar en tierras ancestrales mapuche. Aunque es posible que la ?instalación? o base militar Concón, sea como sea, sea solamente utilizada para entrenar a mantenedores de la paz, la sociedad civil chilena y los indígenas tienen muchos motivos para sospechar de las intenciones estadounidenses.
Recientemente, escribí un revelador artículo sobre cómo el FBI de EE.UU., colaboró con el ministerio del Interior chileno para vigilar a los mapuche. Las revelaciones están contenidas en un cable estadounidense de principios de 2008 y se relacionan con una reunión entre el embajador de EE.UU. en Santiago, nombrado por Bush, Paul Simons, y el ministro del Interior chileno Edmundo Pérez Yoma. Según el documento, el ministro del Interior estaba preocupado por ?la potencial radicalización de la población indígena de Chile?.
Hablando con funcionarios estadounidenses, Pérez dijo que los mapuche podrían estar recibiendo apoyo financiero de gente como Hugo Chávez de Venezuela, los rebeldes de las FARC de Colombia, o incluso los separatistas vascos de ETA. Los estadounidenses estuvieron dispuestos a ofrecer su experticia, señalando que ?el FBI coordina con carabineros [La policía militar de Chile] para ayudar en la identificación y el posible procesamiento de protagonistas dentro de Chile?. En otra parte del cable, se refiere a que funcionarios estadounidenses recolectan inteligencia no solo sobre las FARC y ETA sino sobre radicales mapuche ?que podrían tener vínculos potenciales? con grupos extranjeros.
¿Qué hay detrás de la base chilena?
Es indudable que en la próxima elección presidencial, Obama tratará de atraer a su base liberal destacando cómo sacó a EE.UU. de una guerra impopular en Medio Oriente. Sin embargo, si se mira bajo la superficie se verá que el actual gobierno en Washington ha estado expandiendo su base de operaciones en otras partes remotas del globo.
Además, los documentos de WikiLeaks revelan un modelo inquietante de colaboración entre las fuerzas de seguridad de EE.UU. y Santiago en tiempos de agudas tensiones sociales y políticas en Chile. Es comprensible que la sociedad civil local, que tiene inconfortables recuerdos de la dictadura militar respaldada por EE.UU., esté bastante perpleja ante los recientes eventos y quiera saber qué, exactamente, se propone Washington en el Cono Sur.
Nikolas Kozloff es autor de Revolution! South America and the Rise of the New Left .
Al-Jazeera
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
En un reciente artículo, discutí la incipiente historia de la nueva base militar de Obama ubicada en la región del Chaco en el norte de Argentina. Oficialmente, la base Resistencia forma parte de una iniciativa conjunta de EE.UU. y Argentina que proveerá servicios conjuntos de emergencia y eventualmente desplegará tropas para ?ayuda humanitaria?. Las autoridades locales han subrayado enfáticamente que la instalación es solo una base civil, y que estará sujeta a la supervisión de autoridades provinciales. No obstante, la izquierda argentina afirma que Resistencia representa una operación de inteligencia estadounidense encubierta, disfrazada apenas como ayuda humanitaria. Un legislador argentino incluso pidió una investigación de la ?Base yanqui en el Chaco? y hace poco activistas políticos y ecológicos realizaron una manifestación contra la instalación.
Por si la historia de Resistencia no fuera suficientemente estrambótica, ahora se informa que el gobierno de Obama ha ejercido presión por otra base, ubicada al otro lado de la frontera en Chile. La instalación, cuya construcción ha costado al contribuyente estadounidense casi medio millón de dólares, está situada en la localidad costera de Concón en la provincia central de Valparaíso en Chile. En Chile, el debate político sobre la base de Concón refleja la anterior oposición a la instalación de Resistencia: mientras autoridades locales y los militares de EE.UU. afirman que Concón será utilizada para el entrenamiento de fuerzas armadas desplegadas para operaciones de mantenimiento de la paz, la izquierda chilena cree que la base apunta al control y la represión de la población civil local.
El impacto social de las bases estadounidenses
La base en Concón causa extrañeza en la sociedad civil chilena, que tiene una prolongada experiencia con el intervencionismo de EE.UU. desde los tenebrosos días de la dictadura militar de Augusto Pinochet. Grupos de derechos humanos acusan que el diseño de la base ?que simula una zona urbana con ocho edificios así como aceras y calles? sugiere que los militares chilenos están interesados en la represión de protestas. Según United Press International , Concón ?se está convirtiendo en un importante destino para entrenadores militares regionales y contratistas de la industria de la defensa?.
La instalación es dirigida por el Comando Sur de EE.UU., con su cuartel general en Fort Sam Houston, Texas. EE.UU., que en los últimos años ha estado perdiendo parte de su hegemonía política y económica en la región, está interesado en conseguir otro punto de apoyo para sus operaciones militares. Por cierto, desde que el régimen nacionalista / populista de Rafael Correa expulsó a Washington de su base en Manta, Ecuador, EE.UU. ha estado buscando sitios alternativos en Suramérica.
Esperemos que las nuevas bases de EE.UU. en el Cono Sur no recreen la experiencia de Manta, que de muchas maneras fue socialmente indeseable para los residentes del lugar. Mientras investigaba mi segundo libro en Quito hace un par de años, pedí a Gualdemar Jiménez, un activista político contra la base Manta, que me contara algunos detalles. Explicó que la instalación, que estaba ubicada en la costa del Pacífico y era utilizada para vuelos contra la droga en el espacio aéreo colombiano, había creado mucha fricción. ?Manta solía ser una localidad dedicada enteramente a la pesca?, explicó. ?Ahora los pescadores no tienen acceso a ciertas partes del océano, que están prohibidas por motivos de seguridad?.
En el mar, marines de EE.UU. habían interceptado barcos ecuatorianos, llegan a hundir algunas embarcaciones. ?Los marines no son los guardacostas ecuatorianos?, declaró indignado Jiménez. Lo que es más, la base había sido expandida gradualmente con el pasar del tiempo y esa tendencia había desplazado a agricultores campesinos de sus tierras tradicionales. Además, había habido daños medioambientales: dentro del área local, las laderas de los cerros habían destruidas en un esfuerzo por adquirir las materias primas necesarias para mezclar el asfalto y volver a pavimentar la pista de aterrizaje.
La base aérea de Manta contribuyó unos 7 millones de dólares al año a la economía local, pero los activistas criticaron la falta de verdadero desarrollo económico en el área. Los marines no hacían sus compras en los mercados ecuatorianos, ni utilizaban el transporte local. ?A lo único que contribuyeron fue a las discotecas locales y a la prostitución?, explicó amargamente Jiménez. ?No se puede decir que lo que usted describe sea un caso único?, señalé, ?me recuerda la historia de otras bases militares de EE.UU.? ?Es una tendencia que se repite en todo el mundo?, dijo Jiménez, ?en Vietnam también aparecían prostíbulos?.
Panetta enviado a Santiago
Avancemos rápidamente un par de años, y Washington está ahora desesperado por obtener bases adicionales después de perder su punto de apoyo en Manta. Como señal de la importancia que Washington otorga ahora a Concón, el gobierno de Obama envió recientemente al secretario de Defensa Leon Panetta a Santiago para conversaciones con el gobierno conservador de Sebastián Pilera. En un intento por eliminar las preocupaciones de los que todavía recuerdan la horrible represión y los flagrantes abusos de los derechos humanos del gobierno de Pinochet respaldado por EE.UU., Panetta afirmó que Concón no sería una verdadera base militar sino simplemente un ?campo de entrenamiento operado enteramente por Chile? previsto para preparar fuerzas armadas para futuras operaciones de mantenimiento de la paz.
A pesar de su importancia, la visita de Panetta refuerza simplemente los crecientes lazos de defensa entre EE.UU. y Chile. Según cables clasificados del Departamento de Estado de EE.UU. recientemente publicados por WikiLeaks, el ministro chileno de Defensa, José Goñi, fue una de los personajes más importantes en la conducción de este esfuerzo. Ya en 2007, Goñi trabajaba entre bastidores con los estadounidenses para mejorar los lazos militares bilaterales.
En la esperanza de reconfortar al gobierno de Bush, en sus ataques contra Hugo Chávez, Goñi dijo que Chile monitoreaba de cerca el apoyo de Venezuela para los militares bolivianos. Existía un esfuerzo evidente de Chávez y sus ?compinches?, siguió diciendo Goñi, por influenciar a otros países y por lo tanto Santiago había estado llevando de cerca la cuenta sobre las relaciones militares de Venezuela con Brasil.
El ministro Goñi y la Escuela de las Américas
Un año después, Goñi viajó a Washington y señaló que EE.UU. ?era el socio más importante de Chile en la defensa y la seguridad?, y agregó que incluso estaba interesado en promover vínculos con las Fuerzas Especiales de EE.UU. Durante su viaje, el ministro también visitó el tristemente célebre Instituto del Hemisferio Occidental por la Cooperación en la Seguridad o WHINSEC, conocido anteriormente como Escuela de las Américas. Establecido originalmente en la Zona del Canal de Panamá en 1946, la escuela fue transferida posteriormente a Fort Benning, Georgia.
Desde su creación, la institución ha instruido a decenas de miles de soldados latinoamericanos en tácticas militares y de mantenimiento del orden. El propio Pentágono ha reconocido que en el pasado la Escuela de las Américas utilizó manuales de entrenamiento que propugnaban el uso de técnicas de interrogación coercitivas y ejecuciones extrajudiciales. Después de recibir su entrenamiento en la institución, oficiales procedieron a cometer innumerables atrocidades contra los derechos humanos en países en toda la región.
Durante años, activistas por los derechos humanos en Latinoamérica y EE.UU. han estado presionando por el cierre de WHINSEC. Para Goñi, sin embargo, tales activistas constituían aparentemente una molesta ya que podían desbaratar importante lazos militares con Washington. Además, los activistas podían causar embarazo a personal militar chileno que había tomado clases en el propio WHINSEC. Hablando con los estadounidenses, Goñi lamentó que siguiera habiendo ?una pequeña minoría de oponentes a WHINSEC en Chile (incluidos algunos miembros del Congreso)?.
Por ello, concluyó Goñi, sería necesario ?ayudar a educar a esa minoría? en un esfuerzo por lograr la aceptación de más vínculos con WHINSEC. ?Con este fin?, escribió la embajada de EE.UU. en Santiago, ?el ministro, por recomendación del secretario de Defensa [de EE.UU.] ha invitado a varios miembros del Congreso chileno y de ONGs (organizaciones no gubernamentales) a visitar WHINSEC en marzo de 2009 en un esfuerzo por hacer que oponentes comprendan mejor con exactitud de qué se trata en WHINSEC?.
WikiLeaks y los indígenas mapuche
La sociedad civil chilena, incluyendo a estudiantes inquietos y los mapuche, el mayor grupo indígena de Chile, no aprecian a los promotores de WHINSEC. Durante años, los mapuche han sido perseguidos por el Estado chileno mediante dracónicas leyes antiterroristas que datan de la era militar de Pinochet. Los indígenas afirman que las fuerzas de seguridad irrumpen en sus hogares, a veces sin disponer de un mandato judicial. Las autoridades luego destruyen bienes domésticos u objetos de valor cultural mientras vociferan epítetos raciales y maltratan a niños y ancianos. Se informa que la policía no duda en utilizar armas letales.
Básicamente, el conflicto mapuche se concentra en la codicia corporativa y la complicidad del Estado chileno que quiere explotar los recursos del país. Por desgracia para los indígenas, esos recursos naturales incluyen la minería, los bosques y la industria salmonera que se encuentran en tierra mapuche. En línea con su orientación pro corporativa, el gobierno chileno ha provisto incentivos a compañías madereras que quieren operar en tierras ancestrales mapuche. Aunque es posible que la ?instalación? o base militar Concón, sea como sea, sea solamente utilizada para entrenar a mantenedores de la paz, la sociedad civil chilena y los indígenas tienen muchos motivos para sospechar de las intenciones estadounidenses.
Recientemente, escribí un revelador artículo sobre cómo el FBI de EE.UU., colaboró con el ministerio del Interior chileno para vigilar a los mapuche. Las revelaciones están contenidas en un cable estadounidense de principios de 2008 y se relacionan con una reunión entre el embajador de EE.UU. en Santiago, nombrado por Bush, Paul Simons, y el ministro del Interior chileno Edmundo Pérez Yoma. Según el documento, el ministro del Interior estaba preocupado por ?la potencial radicalización de la población indígena de Chile?.
Hablando con funcionarios estadounidenses, Pérez dijo que los mapuche podrían estar recibiendo apoyo financiero de gente como Hugo Chávez de Venezuela, los rebeldes de las FARC de Colombia, o incluso los separatistas vascos de ETA. Los estadounidenses estuvieron dispuestos a ofrecer su experticia, señalando que ?el FBI coordina con carabineros [La policía militar de Chile] para ayudar en la identificación y el posible procesamiento de protagonistas dentro de Chile?. En otra parte del cable, se refiere a que funcionarios estadounidenses recolectan inteligencia no solo sobre las FARC y ETA sino sobre radicales mapuche ?que podrían tener vínculos potenciales? con grupos extranjeros.
¿Qué hay detrás de la base chilena?
Es indudable que en la próxima elección presidencial, Obama tratará de atraer a su base liberal destacando cómo sacó a EE.UU. de una guerra impopular en Medio Oriente. Sin embargo, si se mira bajo la superficie se verá que el actual gobierno en Washington ha estado expandiendo su base de operaciones en otras partes remotas del globo.
Además, los documentos de WikiLeaks revelan un modelo inquietante de colaboración entre las fuerzas de seguridad de EE.UU. y Santiago en tiempos de agudas tensiones sociales y políticas en Chile. Es comprensible que la sociedad civil local, que tiene inconfortables recuerdos de la dictadura militar respaldada por EE.UU., esté bastante perpleja ante los recientes eventos y quiera saber qué, exactamente, se propone Washington en el Cono Sur.
Nikolas Kozloff es autor de Revolution! South America and the Rise of the New Left .
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