miércoles, 20 de marzo de 2013

Durante los días del 11 al 16 de marzo del 2013 tuvo lugar en la ciudad de Washington D.C el 147° periodo de sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de Estados Americanos (OEA).


LA AUDIENCIA EN LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE “DERECHOS HUMANOS”.

Andrés Felipe López Latorre
Global Responsibility and Solidarity
Alianza Mundial de la Juventud

 Durante estos días se realizaron 3 audiencias de casos particulares y 53 audiencias temáticas en contra de algunos Estados Americanos. De estas 53 audiencias 7 fueron dedicadas a temas de “derechos sexuales y reproductivos” [1], y derechos de la comunidad LGBTI [2] en contra de Nicaragua, Canadá, Colombia y Argentina. Vale la pena anotar que no hubo ninguna audiencia acerca del derecho a la vida de los niños en América.

Después de haber presenciado la audiencia en contra de Colombia se puede afirmar que los peticionarios conocen y manejan el sistema interamericano con gran habilidad. Sus “argumentos” contra la procuraduría se dividieron en dos partes: la supuesta “discriminación” que el procurador como persona y la procuraduría como institución han hecho en contra de la comunidad LGBTI, y la oposición de la procuraduría contra los defensores de los “derechos sexuales y reproductivos” encabezada por la procuradora delegada para la familia la Dra. Ilva Myriam Hoyos.

Asusta estar en medio de la comisión cuando los autoproclamados “defensores” de los derechos humanos (“derechos sexuales y reproductivos”) empiezan a hablar con tono agresivo y beligerante en contra del procurador Ordoñez y la procuradora para la familia la Dra. Ilva Myriam Hoyos. Su tono es desafiante y su objetivo es generar una imagen negativa de la procuraduría como institución pues, según ellos, la procuraduría como máxima instancia defensora de los derechos humanos en Colombia actúa en contra de los defensores de los derechos humanos, los discrimina y obstaculiza su actividad. Lo que pretenden es una condena política, sus “argumentos” legales son pobres e infundados, y así lo deja ver las respuestas contundentes de la Dra. Ilva Myriam Hoyos en su interlocución en representación del Estado colombiano.

Es preocupante lo que sucede en la CIDH. Cuando los supuestos “defensores” de los derechos humanos hablan se entiende implícitamente que el aborto en este contexto es un “derecho” humano y que quienes lo promueven son “héroes” en medio de un país “retrógrado y conservador”. Tanto así que su vida peligra, y son víctimas de hostigamientos y persecuciones por motivo de su loable actividad (muestran un agujero de bala en una ventana).

La estrategia de los peticionarios es hablar de la situación de los “defensores” de los derechos humanos y no del reconocimiento de los “derechos sexuales y reproductivos” como “derechos” humanos, porque de este modo se saltan un paso, y se entiende implícitamente que el aborto y la contracepción ya han sido reconocidos como tales.

Por su parte, los gestos de los comisionados Felipe González y Tracy Robinson cuando escuchan las acusaciones en contra de la procuraduría y las respuestas del Estado, delatan su posición a favor del lobby gay y del supuesto “derecho” de las mujeres a interrumpir el embarazo a voluntad.

Sus preguntas implícitamente entienden que el aborto es un “derecho” y que el Estado no tiene otra opción que garantizarlo. Sin embargo, en la audiencia los comisionados no formularon ninguna acusación contra el Estado colombiano porque éste no es el lugar para hacerlo. En la audiencia ellos tratan de mostrarse “neutrales”, pero en donde en realidad debemos ver lo que sucede es en el reporte que emitirán sobre Colombia después de su visita al país y de la audiencia en mención.

¿Cuándo fue que uno de los órganos del sistema regional para la protección de derechos humanos más influyente del mundo (incluso más que el sistema europeo) se convirtiera en promotor del aborto y en instrumento de persecución política contra los pocos funcionarios públicos que aún defienden la vida y la familia? ¿En qué momento dejamos que pasara esto? La respuesta está en el momento en que los defensores de la vida dejamos de utilizar el sistema interamericano y dimos vía libre para que los enemigos de la vida se volvieran expertos en utilizarlo convirtiéndolo en su instrumento político. A lo anterior debemos sumarle que nos dejó de importar (o nunca nos ha interesado) quiénes eran propuestos por nuestros gobiernos para ser miembros de la Comisión y de la Corte interamericana de derechos humanos, y cuando callamos después de que la Comisión publicara varios informes especiales donde se reconoce que los “derechos sexuales y reproductivos” son “derechos” humanos de las mujeres.

¿Dónde están los defensores de los derechos humanos de los niños y niñas de América Latina? ¿Dónde está la sociedad civil que apoya a las instituciones del gobierno que defienden la vida y que acusando sin miedo a otros órganos del gobierno que promueven campañas destructoras contra el núcleo fundamental de la sociedad? Nos queda una gran tarea, formarnos en el manejo del sistema interamericano, organizar una sociedad civil dispuesta a defender la vida y empezar a utilizar el sistema interamericano para lo que fue creado: la defensa de la persona humana y su dignidad.

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