viernes, 8 de noviembre de 2013

Alianza del Pacifico: reeditar el ALCA.

AMERICA LATINALa 
5/11/2013
Por Carina López Monja. 
Al cumplirse ocho años de la derrota del proyecto norteamericano para América Latina y el Caribe, las derechas del continente, barnizadas, reaparecen con propuestas de integración neoliberales. Los movimientos populares, el ALBA y el futuro de Nuestra América.

Un día como hoy, en 2005, las luchas de las organizaciones populares de América Latina y los presidentes del continente enterraron la propuesta imperialista que proponía el gobierno norteamericano en la región, expresada con el ALCA. 8 años después, la aparición de la Alianza del Pacífico y el reacomodamiento de las derechas de la región, marcan los desafíos que deberá encarar el movimiento popular.

Fue en la ciudad de Mar del Plata, en la Cumbre de las Américas, donde el entonces presidente de Venezuela, el Comandante Hugo Chávez, pronunció las palabras que pasaron a la historia: "Cada uno de nosotros trajo una pala, una pala de enterrador, porque aquí en Mar del Plata está la tumba del ALCA. ALCA al carajo", afirmó.

El Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), comenzó a forjarse en 1994 y buscaba ampliar los Tratados de Libre Comercio de Estados Unidos con el resto de los países, profundizando el sistema neoliberal en la región. Tras años de resistencia y rechazo, en noviembre de 2005, la movilización en las calles demostró el repudio de grandes mayorías de la población argentina  a las políticas neoliberales que se habían expresado durante años en la región. El NO al ALCA, coronado en Mar del Plata frente al entonces presidente norteamericano George W. Bush abrió un nuevo ciclo en donde la soberanía de los países y los proyectos de integración como el ALBA, UNASUR y CELAC se volverían preponderantes.

El imperio en problemas

Poco antes del entierro del ALCA, nació la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América (ALBA) impulsada por Hugo Chávez Frías y Fidel Castro, que luego fue sumando numerosos países entre los que se destacan Bolivia, Ecuador y Nicaragua.

Con la solidaridad y la complementariedad como principios fundantes y rectores de esta alianza, el proyecto de integración desde los pueblos marco un proceso soberano y anti imperialista. El proyecto de la ALBA generó cambios estructurales, y puso sobre el tapete la relevancia del protagonismo popular, las nuevas formas de pensar la integración entre los pueblos y la construcción de un proyecto continental novedoso con el socialismo del siglo XXI como horizonte.

Las misiones y reciprocidad entre los países, la multiplicación de programas de educación y de salud, los programas alimentarios permitió poner en jaque, aún con contradicciones, las lógicas de mercado y competencia que fueron eje de los procesos de integración económica de América del Sur y de Centro América en los años 90.

Desde allí, el avance en procesos de integración como UNASUR y CELAC dieron cuenta del nuevo escenario regional que ponía en el centro de la escena la soberanía de los Estados por sobre la subordinación que caracterizó la década anterior.

El ALCA light

La Alianza del Pacífico nació hace sólo un año y hoy busca ocupar el espacio dejado por el ALCA. Si bien está conformada por Chile, Colombia, México y Perú, los gobiernos de Costa Rica y Panamá han manifestado su interés en integrar a este bloque de libre comercio antagónico a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América y también han coqueteado los gobiernos de Paraguay  y Guatemala. En las cumbres han participado de observadores, entre otros, España, Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Uruguay.

Los elogios a la apertura de mercados para no "quedarse estancados", planteado por el presidente Juan Manuel Santos, la defensa de una "economía social de mercado, libre, abierta, competitiva y transparente", hecha por el mandatario derechista de Chile, Sebastián Piñera, o la clara afirmación del presidente peruano Ollanta Humala, "la Alianza del Pacífico es una oportunidad para todos los capitales que están deambulando" evidencian la faceta neoliberal del proyecto de integración que hoy disputa en la región.

Si bien en la actualidad la Alianza del Pacífico ha mostrado sus limitaciones, las situaciones locales de cada uno de los países marcan el norte al que se dirigen. Por citar sólo algunos ejemplos, en Colombia, las políticas neoliberales y el avance represivo fueron rechazados masivamente por el paro nacional agrario y popular hace pocos meses atrás, en el caso de México y Chile se ve la cara visible de la represión a las movilizaciones populares, mientras que el extractivismo en Peru ha generado el alza y resistencia de las comunidades en los últimos años.

Por otro lado, la Alianza del Pacífico no sólo busca reinstalar la hegemonía imperialista, sino que ha generado una rúptura en los procesos de integración de la región, no sólo estando a las antípodas de la Alianza Bolivariana, sino frenando y en disputa con los procesos del Mercosur, la Unasur y la CELAC.

¿Y hacia adelante, qué?

El 2009 fue otro punto de inflexión en la región. La ofensiva del imperio se basó en nuevas estrategias: la aparición de nuevas derechas que buscan rearticularse en las disputas nacionales barnizando su discurso y sus programas, la estrategia comunicacional articulada a nivel continental por parte de los sectores dominantes, el golpe de estado en Honduras, el golpe de bando en Paraguay, la instalación de nuevas bases militares en la región y la reactivación de la IV Flota, por nombrar algunos de los hechos centrales de estos últimos años, expresan un cambio que se completa, a nivel económico, con la Alianza del Pacífico.

Frente a esta situación, los movimientos populares se encuentran ante el desafío de echar luz sobre los nuevos proyectos de integración que se encuentran en disputa en el continente y la defensa de aquellos que ponen el eje en la soberanía.

En el caso de la Articulación de Movimientos Sociales hacia el ALBA, coordinación conformada por movimientos de más de 20 países. Más que nunca, los movimientos sociales de América Latina y el Caribe tienen la tarea de afianzar su coordinación frente al neoliberalismo de guerra, para lograr acciones e iniciativas conjuntas que permitan visibilizar la reivindicación de procesos de integración que resalten la soberanía, la justicia social y el protagonismo del pueblo. Ese es el camino hacia la segunda y definitiva independencia.

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