Restauran emblemática iglesia católica en Cuba donde se guarda una "cruz de Colón"
LA HABANA, 17 Ago. 12 / 06:26 pm (ACI/EWTN Noticias).-
La celebración estuvo presidida por el Obispo de Guantánamo-Baracoa, Mons. Willy Pino; y concelebrada con el Nuncio Apostólico, Mons. Bruno Musaró; el Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, Mons. Dionisio García; y otros cinco obispos y más de 20 sacerdotes.
“Baracoa tiene a partir de hoy una iglesia parroquial más bella, más acogedora, como Dios y los baracoesos se merecen. Una iglesia que deberá recibir a todos, amparar a todos y abrazar a todos bajo su sombra bienhechora”, expresó Mons. Pino ante los fieles y autoridades locales que llenaron el templo.
El Prelado destacó la restauración que tomó dos años y 11 meses; sin embargo, recordó a las “más de 200 comunidades que, en nuestra Diócesis, esperan aún el permiso para construir su pequeña capilla de tablas de palma y techo de guano”.
Mientras ese día llega, Mons. Pino animó a los fieles a seguir adelante, pues “tienen lo más importante: la iglesia de las piedras vivas que son ustedes mismos” y los sacerdotes que los acompañan. “Reuniéndose lo mismo debajo de una mata de mangos que junto a un río, que en la sala o el patio de una casa. Dios les premiará a todos estos sacerdotes y a ustedes su paciente, pero activa esperanza”, afirmó.
Asimismo, pidió a Dios que así como se renovó “este edificio de piedra”, se renueve y crezca la fe en cada uno de los cubanos, se fortalezca su esperanza y multiplique su caridad.
A la Misa también asistieron delegaciones de Camagüey, Santiago de Cuba, Holguín, Guantánamo y de las comunidades misioneras de Baracoa. Además, Mons. Musaró leyó un mensaje del Papa Benedicto XVIdonde expresa su cercanía con la Iglesia en Baracoa.
Durante la ceremonia se inauguró también la Capilla del Santísimo Sacramento y se colocaron en el altar las reliquias de San Antonio María Claret, San Vicente de Paúl, Santa Catalina de Ricci, y los beatos José Olallo Valdés, Juan Pablo II y la Madre Teresa de Calcuta.
Baracoa es la primera villa fundada por los españoles en Cuba y fue el lugar donde Fray Bartolomé de las Casas celebró la primera Misa en la isla ante la Cruz de la Parra, considerada actualmente MonumentoNacional y Tesoro de la Nación Cubana.
Esta villa también fue visitada por San Antonio María Claret. Tal como indicó Mons. Pino, el santo “llegó a Baracoa en 1853, luego de 60 años sin recibir ésta la visita de un obispo, y confirmó a 4,620 personas, hizo 62 matrimonios y repartió más de 3,000 comuniones”.
Sobre el templo, la historia indica que la primera iglesia parroquial se remonta a la fundación de Baracoa en 1511. Por ese tiempo se levantó en el norte de la ciudad la primera iglesia que luego se traslada en Matachín, donde fue saqueada y destruida en 1652 por un grupo de piratas.
Ya entre los años 1805 y 1807 la iglesia es trasladada al lugar que ocupa hoy por haberse encontrado allí la Santa Cruz de La Parra. Luego de continuas reparaciones, la reconstrucción del templo se inició en 1886 y culminó en 1905 con la instalación de las dos torres.
La actual restauración se inició el 14 de septiembre de 2009. Se sustituyó el techo de madera y tejas por hormigón y tejas. Se restauraron las paredes, se sustituyeron las columnas interiores y adicionaron otras dentro de las paredes para sostener el nuevo techo. También se sustituyó el piso y se instaló un nuevo reloj en una de las torres también restauradas.
Con respecto a la Cruz de la Parra, al ser descubierta tenía un poco más de dos metros de longitud, pero actualmente mide 67cm de largo por 57 cm de ancho; esto debido a que durante años los fieles desearon conservar pequeñas porciones del madero.
La celebración estuvo presidida por el Obispo de Guantánamo-Baracoa, Mons. Willy Pino; y concelebrada con el Nuncio Apostólico, Mons. Bruno Musaró; el Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, Mons. Dionisio García; y otros cinco obispos y más de 20 sacerdotes.
“Baracoa tiene a partir de hoy una iglesia parroquial más bella, más acogedora, como Dios y los baracoesos se merecen. Una iglesia que deberá recibir a todos, amparar a todos y abrazar a todos bajo su sombra bienhechora”, expresó Mons. Pino ante los fieles y autoridades locales que llenaron el templo.
El Prelado destacó la restauración que tomó dos años y 11 meses; sin embargo, recordó a las “más de 200 comunidades que, en nuestra Diócesis, esperan aún el permiso para construir su pequeña capilla de tablas de palma y techo de guano”.
Mientras ese día llega, Mons. Pino animó a los fieles a seguir adelante, pues “tienen lo más importante: la iglesia de las piedras vivas que son ustedes mismos” y los sacerdotes que los acompañan. “Reuniéndose lo mismo debajo de una mata de mangos que junto a un río, que en la sala o el patio de una casa. Dios les premiará a todos estos sacerdotes y a ustedes su paciente, pero activa esperanza”, afirmó.
A la Misa también asistieron delegaciones de Camagüey, Santiago de Cuba, Holguín, Guantánamo y de las comunidades misioneras de Baracoa. Además, Mons. Musaró leyó un mensaje del Papa Benedicto XVIdonde expresa su cercanía con la Iglesia en Baracoa.
Durante la ceremonia se inauguró también la Capilla del Santísimo Sacramento y se colocaron en el altar las reliquias de San Antonio María Claret, San Vicente de Paúl, Santa Catalina de Ricci, y los beatos José Olallo Valdés, Juan Pablo II y la Madre Teresa de Calcuta.
Esta villa también fue visitada por San Antonio María Claret. Tal como indicó Mons. Pino, el santo “llegó a Baracoa en 1853, luego de 60 años sin recibir ésta la visita de un obispo, y confirmó a 4,620 personas, hizo 62 matrimonios y repartió más de 3,000 comuniones”.
Ya entre los años 1805 y 1807 la iglesia es trasladada al lugar que ocupa hoy por haberse encontrado allí la Santa Cruz de La Parra. Luego de continuas reparaciones, la reconstrucción del templo se inició en 1886 y culminó en 1905 con la instalación de las dos torres.
Con respecto a la Cruz de la Parra, al ser descubierta tenía un poco más de dos metros de longitud, pero actualmente mide 67cm de largo por 57 cm de ancho; esto debido a que durante años los fieles desearon conservar pequeñas porciones del madero.
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