domingo, 30 de septiembre de 2012

Más de 3.000 prisioneros sufren condiciones “infrahumanas” en celdas de confinamiento solitario en California, incluyendo 78 que llevan más de dos décadas aislados, y el Gobierno estatal debe hacer reformas urgentes al sistema carcelario, según denunció hoy Amnistía Internacional (AI).


Horror: Confirman condiciones “infrahumanas” en prisiones California

En un informe titulado “Al límite de la resistencia: unidades especiales de seguridad en California”, AI narra las condiciones en las celdas de máxima seguridad en California, en particular en Pelican Bay, la Prisión Estatal de
California y el Instituto Correccional de Mujeres.
“Queremos que la gente sepa que las condiciones en Pelican Bay son inhumanas y no hay razón alguna que justifique que a estos presos se les niegue acceso a aire fresco, luz natural o interacción social. Es (un castigo) innecesario y desproporcionadamente duro”, dijo a Efe Tessa Murphy, autora del informe.
“Lo más impactante fue ver la desesperación y soledad que sienten al estar encerrados allí sin ventanas, muchos de forma indefinida.
El no poder aliviar la monotonía, abrazar a su madre, o sentir el calor de otro ser humano tiene un efecto terrible”, aseguró.
“Esperamos abrir un diálogo con las autoridades para que incorporen nuestras recomendaciones en sus reformas. Esperamos que los funcionarios elegidos sientan la presión de ese movimiento que creció en California a raíz de la huelga de hambre”, explicó.
Murphy se refirió a la huelga de hambre que protagonizaron más de mil reos en Pelican Bay en julio de 2011 para denunciar las condiciones carcelarias.  AI fue la única institución que tuvo acceso a esa prisión cuatro meses
después de la huelga.
Según Murphy, los reos en aislamiento pasan encerrados 22 horas y media, no tienen contacto con otras personas ni acceso a programas educativos o de rehabilitación.
Sólo salen hora y media a un pequeño patio, tienen derecho a una llamada telefónica sólo en casos excepcionales y dos horas de visitas familiares durante el fin de semana.
La mayoría proviene del sur de California y, dado que sus familias viven a más de 1.000 kilómetros, pocos reciben visitas.
Por ejemplo, un reo mexicano no había recibido visita de sus padres -ya ancianos- desde 1999, y cuando solicitó ser transferido cerca de su hogar, las autoridades le dijeron que “lo pensarían” si éste delataba a pandilleros de la prisión, según el documento.
“Siempre habrá reos que requieran confinamiento solitario para resguardar la seguridad de los demás” pero, en el caso de Pelican Bay, la mayoría no tiene cómo rehabilitarse, señaló Murphy.
Se calcula que entre 2006 y 2010, el 42 % de los suicidios en las cárceles californianas ocurrieron en celdas de aislamiento.
Algunos son enviados a esas celdas por cometer infracciones graves, como posesión de armas, homicidio o intento de fuga, pero “el 98 % termina allí no por el crimen por el que fueron condenados sino por ser miembros o socios
de pandillas carcelarias”, afirmó Murphy.
Un estudio de 2007 indicó que el 55 % de los reos en aislamiento era de origen hispano -cifra desproporcionada con respecto al 42 % de la población carcelaria en general-, seguidos por el 25,8 % de origen blanco y 15,9 % de
origen afroamericano.
El informe señaló, que según cifras de 2011 del Departamento de Correcciones y Rehabilitación de California, más de 500 reos llevan al menos diez años en aislamiento, más de 200 pasaron más de  15 años en esas condiciones, y otros 78 un período superior a 20 años.
California ya afronta órdenes del Tribunal Supremo de reducir el hacinamiento carcelario, y al encarar presiones presupuestarias, estas reformas acarrean un incentivo financiero.
Tan sólo en Pelican Bay cuesta 70.641 dólares por año mantener a cada uno de los 1.111 reos en celdas de aislamiento, en comparación con 58.324 dólares anuales por cada uno de los 1.271 reos en la población general.
EFE

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